Oh I'm just counting

Desarrollo integral, inclusivo y sustentable. Por Roberto Mayorga Lorca Prof. Titular Derecho U. de Chile - USACH

En el último tiempo se ha estado utilizando en forma ligera y sin definición un concepto que, por su actual y futura relevancia, merece mayor consideración. Nos referimos al complejo concepto de Desarrollo Integral, Inclusivo y Sustentable, (DIIS), resultado y probablemente culminación de un largo proceso de búsqueda por construir una sociedad mejor y más armónica. Sabemos que ello ha sido una quimera que se extiende desde la antigüedad, con innumerables hitos a través de la historia, diversificadas teorías sobre el desarrollo, como los pedagógicos aportes de Raymond Barre y otros tantos autores, una abundante literatura focalizada en el crecimiento económico y, últimamente, el acuerdo de la ONU del año 2015 sobre Desarrollo Sustentable, -noción económico-ecológica-, con 17 objetivos que las naciones del mundo se comprometen intentar alcanzar al año 2030, compatibilizando el crecimiento con la preservación del medio ambiente.

Del DIIS es un nuevo paso adelante en este proceso de búsqueda, tratándose probablemente de una de las nociones más integradoras de la actualidad. En efecto, requiere para su cristalización no sólo de la economía sino de la contribución en plenitud de las ciencias sociales, como derecho, antropología, sociología, psicología, ciencia política y, ciertamente, de la filosofía y de las ciencias naturales, como ingeniería y medicina, -todas en torno a un objetivo común, aunque desde distintas perspectivas-, esto es, dotar a la persona de calidad de vida digna y a la sociedad de bienestar y armonía.

Triple es la dimensión del DIIS: Integralidad, esto es, considerar a las personas en sus necesidades no sólo materiales, sino que inmateriales, emocionales, espirituales y culturales. Inclusividad, esto es, beneficiar equitativamente a todos, a fin de superar las agudas desigualdades de la hora presente; pero también inclusividad desde el punto de vista territorial, esto es, en pro de todas las regiones del país. Y sustentabilidad, esto es, en beneficio de las generaciones de hoy y de las generaciones del mañana, con especial preocupación por el medio ambiente y nuestra madre tierra.

En relación al antes mencionado concepto de Desarrollo Sustentable de la ONU, recordemos, resumidamente, los 17 objetivos que se esperan concretar al año 2030: terminar con la pobreza; eliminar el hambre; protección de la salud; educación de calidad; igualdad de género; agua limpia para todos; acceso a energía no contaminable; trabajo digno y crecimiento económico; infraestructura adecuada y reducción de las desigualdades; ciudades más humanas; producción y consumo responsables; preocupación por el cambio climático; preservación de los océanos y de los eco sistemas; sociedades inclusivas y pacíficas y alianzas para la consecución de estos objetivos.

No obstante, como se expresó, el DIIS es un concepto más amplio y profundo que el de desarrollo sustentable de la ONU. En efecto, las variables que lo componen y sobre las cuales es posible edificarlo serían principalmente las siguientes: persona, familia, comunidad y sociedad. Derechos Humanos de la primera, segunda y tercera generación. Democracia, estado de derecho, constitución política. Modelos económicos, Estado, mercado, precios y valores. Crecimiento económico y protección ambiental. Ciencia, tecnología e innovación. Regionalización y descentralización. Diversidades culturales. Seguridad, nacionalidad y globalización. Virtudes republicanas y armonía social. Humanismo y espiritualismo. Gobernabilidad.

En otras palabras, el Desarrollo Integral, Inclusivo y Sustentable ha de considerar variables no sólo económicas y ecológicas, ciertamente vitales, sino de la más heterogénea naturaleza, ofreciendo una clara oportunidad de un consenso o acuerdo nacional e internacional en el logro de sus objetivos: calidad de vida digna y armonía social, en el entendido que éstas han de alcanzarse en virtud de la conjunción de todos los elementos que lo integran. Dicho consenso o acuerdo nacional permitiría a la vez rescatar uno de los elementos esenciales de la convivencia social, actualmente en descomposición. Nos referimos a la amistad cívica, es decir, al entendimiento entre diferentes, en que primen objetivos superiores del país por encima de intereses particulares. El tema no es fácil, ya que implica una actitud, una disposición de ánimo y una conducta positiva y constructiva en la sociedad, una especie de profundo cambio cultural, que puede identificarse bajo el concepto de calidad humana o virtud republicana.

En resumen, por su relevancia y complejidad, el DIIS supone una tremenda tarea de análisis, investigación y acción para los gobiernos, pero también para universidades, institutos y centros de estudio y, al mismo tiempo, un deber de las autoridades dirigido a incorporar programas de capacitación en el sistema educacional, a fin de que las actuales y futuras generaciones, entendiéndolo, asuman su desafío con un profundo sentimiento de causa nacional.
Santiago, Mayo 2018.