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Condenado y procesado general (r) Juan Emilio Cheyre se victimiza: "soy un perseguido" por la DINA y la CNI

El militar que se encuentra judicializado por complicidad en homicidios y autoría en tormentos a detenidos tras el golpe de 1973, asegura que, a pesar de todo, “Contribuí a que hubiera verdad, justicia y reparación… eso no me lo va a quitar ni un juez ni denuncias falsas”, señala.

Incluso asegura que tras sus acusaciones están los antiguos agentes de la DINA y la CNI: "Me he dado tres explicaciones. Una: hay un sector que siempre ha estado en mi contra, el de mis mismos compañeros de armas, no de mi generación, sino que fundamentalmente los más antiguos y los que estuvieron vinculados a los servicios de inteligencia como la DINA y la CNI, y aquellos militares que no han hecho un cambio cultural y que creen que todo lo que se hizo estuvo bien y que las definiciones que durante mi mando hicimos generaron un cambio que no les gusta. Ese es un sector identificado y que ha usado todos los medios para destruirme".

Según él, en segundo lugar lo persiguen "porque no solamente fue el 'Nunca más', sino todo lo que hicimos durante mi comandancia en jefe: la educación en derechos humanos, el reconocimiento en la responsabilidad institucional del Ejército, la colaboración. A ese grupo se suma otro que es un sector vinculado a un área extrema, no digo que de los sectores vinculados a la defensa de los derechos humanos. Me refiero a los relacionados con los dueños del diario El Siglo, de las radios de un partido político determinado, a los abogados que litigan en estudios jurídicos vinculados incluso con diputados del Partido Comunista, y no digo de todos, ni digo de todo el partido. Es un sector extremo del pensamiento político de izquierda que no quieren un Ejército que hizo su trabajo, que ya hizo su mea culpa, que se instaló como un Ejército en democracia y que se volvió a ganar el cariño y respeto de los chilenos. Ellos lo que quieren es mostrar que hay una tarea pendiente en ese tema".

Por último, la tercera causa de que sea un "perseguido", se debe a "Aquellos que quieren bajarle el mérito a todo el trabajo que hicimos en la transición. Yo le digo con orgullo y me siento muy honrado de ser un hombre de la transición. Fui actor de una transición legítima, verdadera, no tramposa, que buscó terminar con algo que nunca debería haber sucedido en Chile. Yo me siento un hombre de esa transición, y ésta por algunos no solamente no es querida, sino que quieren bajarle todo el mérito que tuvo para Chile. Yo cada día más creo en ese proceso y me siento más reconfortado, con mi conciencia tranquila de haber sido un obrero de esa causa", señala.

Dice que no le afecta que se le vincule a ejecuciones, torturas y estar preso por ello: "Mire, el dolor más grande no es estar privado de libertad. El dolor más grande es el dolor que les significa a las personas que usted quiere. Pero ese dolor no va a mellar mi fortaleza en el sentido del honor de haber trabajado por Chile, por la reconciliación, por la paz, de haber trabajado porque terminara la época negra que vivimos en un régimen y en un período que nunca debió haber existido en Chile. El honor de haber rescatado y puesto al Ejército como el Ejército de todos chilenos, por solo ese honor, si tengo que pagar el costo que he pagado ahora, lo tendré que pagar".

Desde luego, niega de plano las acusaciones de que ha sido objeto, tanto de las ejecuciones sumarias en la Caravana de la Muerte, cuanto en las torturas en que se le ha imputado autoría: "Yo tengo la fe de que no voy a ser condenado porque, en primer lugar, no soy un encubridor. Esa es una interpretación que ha hecho el juez Carroza. De ser considerado cómplice, ahora dice que soy encubridor y lo dice porque entregué un documento a un diario que solo buscaba informar a las familias de lo sucedido. Yo creo que eso se va a corregir. Y respecto al procesamiento del juez Hormazábal, lo digo fuerte, claro y de frente: jamás he cometido apremio alguno, violencia física alguna, no contra detenidos por casos de derechos humanos: no le he pegado en mi vida a nadie. No he aplicado la violencia, no creo en la violencia", asegura el militar que estudio para la guerra.

Asegura Cheyre en su entrevista a La tercera, que se enteró por la prensa de las torturas: "(...) Mire, se lo grafico así: el juez Hormazábal dijo alguna vez que yo ‘no me acordaba de ciertas cosas’. Eso no es así: yo me acuerdo de todo lo que hacía, pero no puedo acordarme de lo que no hacía y de lo que jamás hice. Y nunca, nunca, nunca he torturado ni he apremiado a nadie. Tampoco las presencié. Yo estuve en el regimiento, también sé que había personas detenidas, pero nunca presencié una tortura".

Agregó además que "Mi oficina era la ayudantía de regimiento y en la Intendencia. Mis funciones están descritas en documentos que le hemos entregado al señor ministro Hormazábal. El señor abogado Cristián Cruz dice que yo era el segundo comandante del regimiento y lo ha repetido en todas partes: Yo jamás fui segundo comandante de regimiento, el encargado de los detenidos era el señor Tomás Harris, y él, que era mayor dos grados arriba que el mío, porque yo tenía 25 años. No fui nunca jefe de inteligencia, no estuve nunca a cargo de funciones operativas", afirma a quien se ha sindicado como el jefe del DINE en la zona.

Afirma Cheyre que sólo se enteró años más tarde de lo que había pasado en el regimiento en que era el segundo de a bordo: "no las supe hasta muchos años después. Tenía 26 años y llega el general (Sergio) Arellano Stark, quien gozaba del más alto prestigio en esa época. Yo era un teniente y él llegó con una orden firmada por Pinochet y por la Junta Militar como tribunal a ver el consejo de guerra. ¿Usted cree que un joven de 26 años va a cuestionar eso? Sabía que había detenidos, eso lo declaré, pero se me está pidiendo que un teniente a los 26 años se diera cuenta que Arellano era un malhechor y no un tribunal como decía el mandato con el que llegó, entonces me parece injusto cuando me dicen que encubrí a malhechores cuando no tenía cómo saber lo que estaban haciendo", dice el general del "Nunca Más", como le gusta ser llamado.

El general Cheyre asegura que es un perseguido: "Sí, me siento perseguido. Ya le dije, por fuerzas opuestas que crean situaciones falsas".

Según el retirado militar, ha sido un aporte en nuestra historia reciente: "Mire, yo contribuí a que hubiera verdad, justicia, reparación y no repetición. Este último elemento es uno de los más importantes que se busca después de una dictadura, de un gobierno autoritario. No repetición y ese logro es mi mayor orgullo. En Chile no va a haber repetición, no porque haya dicho 'Nunca más', sino porque dijimos que el Ejército tenía la responsabilidad institucional de todos los hechos punibles del pasado, pero porque además educamos en el 'Nunca más', condujimos un proceso cultural de cambio, porque inculcamos las nuevas generaciones que eso no se hacía y porque además nos convencimos que lo habíamos hecho mal y eso… eso no me lo va a quitar ni un juez que me acuse como encubridor de algo que yo no he encubierto, ni me lo van a a quitar unas denuncias falsas que digan que apremié cuando jamás he torturado. Este proceso lo lideré yo, con nombre y apellido. ¿Sabe por quién no me siento perseguido?, por las víctimas de los derechos humanos, porque yo creo que todos sufrieron dolor, y yo en el sentido que le he encontrado a la vida, cada día me comprometo más con el dolor ajeno y mi dolor por supuesto, que me cansa, me cansa mucho, pero cada día entiendo más el dolor y cada día soy más sensible al dolor", asevera.

Acerca de que sea el Gobierno de Sebastián Piñera quien apeló a su condena en el caso Caravana de la Muerte, pidiendo una más alta y que se le sindique como cómplice, responde lacónico: "Es increíble".

De paso "repasó" a la Corte Suprema: "Nadie ha hecho un cambio de cultura tan profundo como el que impulsamos nosotros. Dígame… ¡Cuántos recursos de amparo pudieron salvarle la vida a la gente en esa época! La misma Corte Suprema. (...) cuánto dolor y horror pudieron evitar. Piense en mi caso. Se me acusa de ir a dejar un documento al diario, ¿por qué esos jueces no leyeron el diario y teniendo más poder que un teniente podrían haber denunciado, apresado, enjuiciado al señor Arellano y su comitiva? Pero nadie supo nada, ni los jerarcas de la Iglesia, pero yo resulto ser encubridor, de que es injusto, es injusto", reclama.

Acerca de su estado de ánimo tras ser condenado y ahora nuevamente procesado, reconoce que "Los hombres también lloran, dicen por ahí. La palabra que a veces me ha definido es sentirme desesperanzado cuando un sector quiere destruir al personaje para destruir lo que representa. Podría decir que estas personas me complicaron la vida, pero no me la destruyeron. Aún tengo fuerza", concluye.