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Estremecedores relatos acusan nuevos abusos sexuales por parte de hermanos maristas en el Instituto Alonso de Ercilla

A fines de agosto del año pasado, la congregación católica de los hermanos maristas denunció ante el Ministerio Público a Abel Pérez Ruiz, luego de que un reportaje de T13 revelara abusos sexuales cometidos en el Instituto Alonso de Ercilla.
 
Mientras veía el reportaje en su televisión, Gonzalo Dezerega, también ex alumno del establecimiento, dice que empezó a recordar. "Veo a alumnos de generaciones mayores a la mía relatando abusos de Abel Pérez y me termina de juntar las piezas. Recupero la memoria y soy capaz de juntar el relato", explicó en una nueva entrega del canal católico emitida la noche del domingo.
 
Con la ayuda de la Fundación para la Confianza, creada por José Andrés Murillo, uno de los denunciantes de Karadima, Dezerega y otros ex alumnos del instituto presentaron una denuncia por asociación ilícita, debido a que los abusos que acusan habrían ocurrido en el mismo periodo de tiempo y por un grupo de diez religiosos, por lo cual sospechan coordinación.
 
"Es inimaginable que haya sido por casualidad", afirmó el abogado de la organización, Juan Pablo Hermosilla.
 
Los testimonios
 
"Cuando supe que iba a tener un hijo varón, empezaron a salir los recuerdos y las historias que me había silenciado a mí mismo", dijo desde Buenos Aires el ex alumno Eneas Espinoza, quien relató situaciones vividas con el hermano Adolfo Fuentes, de origen español.
 
El religioso fue el encargado de tomar su examen de admisión, ocasión de la cual Espinoza mantiene el recuerdo de "su nariz". "Me olfateaba mucho, me tocaba el pelo", contó.
 
Espinoza denuncia haber sido abusado sexualmente por primera vez a los seis años, en el sótano donde se reunían los lobatos del movimiento scout, que no contaba con ventanas ni con cercanía de personas.
 
“Primero había una situación de afecto entre comillas. Me obligaba a hacerle sexo oral, después a lavarme los dientes, asearme muy bien y después volver al grupo”, relató.
 
Además señaló que los abusos se repitieron en su primer campamento de scout, donde los religiosos solían dar a los alumnos leche mezclada con pisco. Tras la experiencia, Espinoza se salió del grupo.
 
Al tiempo, notó que el religioso había “desaparecido” del colegio, hecho que entendió con posterioridad, cuando supo que había sido trasladado. En su lugar llegó el hermano José Monasterio.
 
“Empiezas a pertenerce a ellos”
 
“Yo noto que cambia su respiración, me toma la mano y me lleva con las dos manos de él, me atrapa y me lleva hacia su cuerpo. Empieza a sobajearse, a frotarse con mi cuerpo de niño”, relató el médico Jaime Concha, quien denuncia haber sufrido abusos del religioso que llegó en reemplazo de Fuentes durante la década de 1970.
 
Monasterio era el encargado de enseñarle caligrafía, dado que Concha quería aprender a hacer letras góticas. Era durante esa clase donde, según el médico, ocurrían los abusos.
 
Concha también relató haber sido abusado por el hermano Abel Pérez, profesor de matemáticas, al llevarlo a su oficina para realizar tareas. “El hermano coloca seguro en la puerta, se da vuelta y se transforma. Era como un depredador, como un oso que busca atacar. Me busca besar, sujetar”, contó.
 
Según Concha, existía una especie de chantaje por parte del religioso al que él accedía para evitar que abusara de sus dos hermanos menores. “Yo me ofrecía. Te empiezas a dar cuenta como niño de que empiezas progresivamente a dejar de pertenercerle a tus padres y empiezas a pertenecerle a ellos”, dijo.
 
El médico además relató otro episodio, ocurrido durante un campamento scout. “De repente despierto y es como una pesadilla. A medida que voy despertando, voy dándome cuenta de que ya no estoy en el suelo, en mi saco de dormir, sino en un catre de campaña, por lo tanto estoy en otro lugar”, contó.
 
“Estoy desnudo, sudado entero, y a medida que voy despertando el cuerpo me empieza a doler y aparece un dolor que lo tengo hasta el día de hoy, que es en mi trasero, en mi colita, en el coxis, que por ejemplo ahora que te estoy contando aparece el dolor, que está ahí, que me incomoda, que es como un recuerdo terrible de lo que paso esa noche”, agregó.
 
También denunció otro abuso por parte de un sacerdote en medio de una confesión y otro perpetrado por tres alumnos mayores que él, también pertenecientes a scout, contra un grupo de alumnos menores.
 
“Dos nos sujetaban y el otro, que ya tenía el cinturón desatado, empezaba a desabrocharse los pantalones. Nos empiezan a violar… a cada uno de nosotros… Y eso es terrible, porque era como que yo sentí que Abel los mandó a ellos”, contó.
 
“Eso me fracturó definitivamente la vida, la infancia, mi adolescencia, mi sexualidad, mi masculinidad. El hombre sano que podría haber sido quedó ahí truncado”, confesó Concha.
 
Los casos que se investigan
 
El ex profesor y ex alumno del establecimiento, Patricio Quiroz, está al tanto de lo denunciado por los integrantes del instituto, y habla de la existencia de entre 14 y 18 víctimas con diferentes grados de abusos.
 
“Hay algunos abusos que son realmente espantosos, de dos o hasta tres religiosos en un niño, o la mayoría de uno solo con un hermano”, contó.
 
Desde la congregación, confirmaron que existen denuncias contra diez hermanos, cuatro de ellos muertos. Entre esos está José Monasterio. Existen, además, otros cuatro sometidos a investigación canónica, como Adolfo Fuentes.
 
En el caso de Abel Pérez, fue expulsado de la congregación, misma situación que se repetirá en Luis Cornejo, quien se encuentra en estado vegetal.
 
El delegado de la misión marista en Chile y máxima autoridad de la congregación en el país, Ernesto Reyes, afirmó durante el reportaje que “la política actual es clara”.
 
“El ocultamiento es un elemento que fue un error institucional, que lo estamos enmendando fuertemente”, señaló.
 
Dentro de la congregación se estableció una Comisión para la Verdad y, asegura, de comprobarse delitos, incluso en los casos prescritos, serán sancionados con la expulsión.