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11 de septiembre de 1973: El día que cambió para siempre la historia de Chile

Foto de una traición: Allende nombra a Pinochet como comandante en jefe del Ejército a tres semanas antes del Golpe.

Por Equipo de Cambio21

El golpe de Estado liderado por el general Augusto Pinochet acabó con la ‘vía chilena al socialismo’. El bombardeo del palacio de La Moneda, donde se hallaba el presidente Salvador Allende, y su decisión de morir antes que entregar el mando a los golpistas, se convirtió en un símbolo de la reciente historia de Chile.

Sólo tres semanas antes del golpe, el general Augusto Pinochet había sido designado por Allende comandante en jefe del Ejército. Sustituyó al dimitido general Carlos Prats, que falto de apoyos en la cúpula y los mandos del ejército, no pudo resistir la presión social de la derecha y de la ultra derecha y del gobierno norteamericano, según antecedentes desclasificados del propio Estados Unidos. Posteriormente, en 1974, fue asesinado por la DINA, la policía política de la dictadura.

Augusto Pinochet era un hombre astuto, hermético y ambicioso, al que se consideraba un militar constitucionalista –Allende confió en su lealtad hasta  última hora-. No había jugado un papel relevante en la preparación del golpe, pero cuando los organizadores se lo propusieron, no dudó en aprovechar la oportunidad histórica de encabezarlo.

En la madrugada del martes 11 de septiembre –el ataque a las Torres Gemelas también fue un martes 11 de septiembre- los barcos de la Armada, que habían zarpado el día anterior para participar junto a buques estadounidenses en unas maniobras militares, regresaron a Valparaíso. Unos pocos cañonazos bastaron para ocupar las calles del puerto, la Intendencia y los centros de comunicación. Eran las 6 de la mañana.

El bombardeo del palacio de La Moneda

El presidente Allende, advertido de los primeros movimientos golpistas de la Armada en Valparaíso, había llegado a La Moneda, acompañado de su guardia personal, a las 7,30h. En los alrededores del palacio ya se apostaban tropas rebeldes. En su primera alocución por radio, Allende informó al país del levantamiento, que él suponía restringido a la Armada en Valparaíso. Quince minutos después las radios de oposición transmitieron la primera proclama de las Fuerzas Armadas.

Después de tratar inútilmente de comunicarse con los jefes de las ramas de las Fuerzas Armadas, Allende tuvo claro que los tres cuerpos estaban conjurados en el golpe. Entonces empezaron a sentirse los primeros disparos entre golpistas y francotiradores instalados en los edificios públicos próximos. A las 09:20 horas, Allende habló por última vez a través de Radio Magallanes. Con emotivas palabras, en el que sabe será su último discurso, se despidió del pueblo chileno. (leer en nota aparte)

Poco más tarde, los tanques comenzaron disparar intensamente contra La Moneda, desde donde los defensores respondieron el fuego. Allende rechazó el ofrecimiento de un avión para partir al exilio. Alrededor de las 11h, a instancias del presidente, un grupo de mujeres -entre las que se encontraban sus hijas- y funcionarios del gobierno abandonaron el palacio.

A las 12h cuatro aviones arrojaron durante quince minutos más de veinte bombas explosivas sobre el viejo edificio, que empezó a arder. El ataque a La Moneda constituyó la acción militar más emblemática del golpe, la más determinante para su éxito y porque las bombas destruyeron el interior del inmueble pero no la fachada del palacio, la cual sólo quedó impactada por disparos de rifle y metralla.

La muerte de Allende

Los detenidos en La Moneda casi ninguno sobrevivió

El presidente resistió los ataques aéreos y terrestres dentro de La Moneda, junto con un grupo de fieles colaboradores, hasta que efectivos militares lograron entrar en el edificio por la puerta de Morande 80. La guardia de Carabineros, encargada de custodiarlo, ya se había pasado a los golpistas. Cuando los militares ocuparon la planta baja, Allende instó a sus colaboradores a rendirse. Eran las 13,30h.

Oscar Soto, médico personal del mandatario, que ya se había entregado, escuchó una ráfaga de metralleta y ya no volvió a ver a Allende. Cuando el comandante Roberto Sánchez - otro fiel colaborador del presidente- entró al salón donde estaba el cuerpo de Allende, lo encontró con un fusil automático AK-47 dirigido a la mandíbula, pero puesto en tiro a tiro –es una de las incógnitas que queda por aclarar: la metralleta estaba puesta tiro a tiro y lo que se escuchó fue una ráfaga-.

En los primeros momentos, persistieron varias versiones sobre su muerte: que murió combatiendo en la defensa del palacio, que fue asesinado cuando se encontraba herido y  que acabó suicidándose antes que rendirse, con la AK-47 que le había regalado Fidel Castro. Esta última hipótesis es la más aceptada después de que el mismo presidente, en su discurso radiofónico de despedida a través de Radio Magallanes, expresara: "pagaré con mi vida la lealtad del pueblo". Esta versión está avalada por el testigo presencial Patricio Guijón, un médico colaborador de Allende, y aceptada  por la familia. Fue enterrado en el cementerio de Viña del Mar y con la llegada de la democracia en 1990 fue trasladado al de Santiago.

El 23 de mayo de 2011, a petición de la fiscalía, su cadáver fue exhumado para revisar las causas del fallecimiento. El equipo internacional que examinó el cuerpo confirmó que Allende se suicidó.

Una sociedad dividida

Salvador Allende se había convertido en el líder natural de la izquierda chilena desde mediados de los años cincuenta. Impulsor de la fórmula conocida por la vía chilena al socialismo, una vía pacífica, que postulaba un socialismo democrático y pluripartidista. Fue candidato en cuatro ocasiones a la presidencia. A excepción de la primera vez (1952), donde obtuvo un testimonial 5,4% de los votos; en 1958 consiguió el 28,8% y en 1964, el 38,9 frente al 56,1 del democristiano Eduardo Frei Montalva.

Finalmente, en las elecciones del 4 de septiembre de 1970, encabezando la candidatura de la UP -coalición que integró a socialistas, comunistas, radicales y otros pequeños partidos -, recibió el 36,6 de los votos, casi dos puntos más que el derechista Jorge Alessandri y nueve más que el democristiano Radomiro Tomic, pero dos puntos menos que su propia candidatura de 1964.

A falta de una victoria por mayoría absoluta, el pleno del Congreso y el Senado debía elegir al nuevo presidente. Aunque el centro-derecha tenía mayoría, los democrá cristianos no aceptaron las propuestas de Alessandri y, el 24 de octubre, las cámaras proclamaron presidente de la República a Salvador Allende, por 153 votos contra 35 para Alessandri. Tomó posesión el 3 de noviembre.

En las legislativas de marzo de 1973, la UP aumentó el respaldo hasta el 45 por ciento de los votos, pero fue insuficiente para conseguir la mayoría de las dos Cámaras. Allende dirigió el país durante tres años con la oposición del Congreso y una parte de la sociedad, antagónica a  sus ideas. Su voluntad de disminuir la pobreza y las desigualdades no tuvieron el suficiente apoyo social. La sociedad chilena se fue polarizando cada vez más. Además, la misma UP, en demasiadas ocasiones, le proporcionó un apoyo político endeble y fragmentado.

La crisis económica

A la creciente tensión social -avivada entre bastidores por Washington- se le sumó una política económica recibida con hostilidad y miedo por grandes empresarios, grandes propietarios y los medios de comunicación, pagados por Estados Unidos, como El Mercurio, según datos desclasificados por la CIA hace 20 años.
 
En julio de 1971, Allende  promulgó la ley de Nacionalización del Cobre. Después llevó a cabo expropiación de grandes fundos, el aumento del control estatal de empresas y bancos, la nacionalización de compañías extranjeras y medidas de redistribución de la renta. Sus intentos de reestructurar la economía del país llevaron al aumento de la inflación y la escasez de alimentos, que después del golpe, aparecieron "mágicamente". En  diciembre de 1972, Allende denunció ante la Asamblea General de la ONU la agresión internacional y el boicot económico del que era objeto nuestro país.