Oh I'm just counting

Argentina, Bolivia y Uruguay eligen a sus nuevos mandatarios en este mes de Octubre Se acaba el tiempo de la derecha en Latinoamérica

FOTO: Alberto Fernández, probable nuevo presidente argentino

Por Alfredo Peña R.


Argentina, Bolivia y Uruguay observan cómo la centro izquierda parte como favorita según los sondeos en la primera vuelta de sus respectivas presidenciales, todas durante octubre

La serie de victorias que la izquierda encadenó en Latinoamérica hace menos de diez años parece que vuelven a repetirse. Las posteriores victorias de Sebastián Piñera, Mauricio Macri y Jair Bolsonaro sugirieron una suerte de contra ola, ladeada a la derecha.

Pero las tres elecciones clave que tendrán lugar en los próximos días dentro de la región sugieren que esta imagen de mareas ideológicas homogéneas de larga duración está terminando. A la luz de los datos de las encuestas publicadas hasta ahora (que deben interpretarse con cautela dada su precisión desigual en el pasado), la marejada electoral latina se mueve de la derecha del último año a unas izquierdas de distintos matices. El posible eterno retorno del peronismo al poder en Argentina sucede al mismo tiempo que Bolivia pone en cuestión el liderazgo del único superviviente de aquella ola como es Evo Morales. Uruguay, mientras tanto, celebrará sus comicios más abiertos en mucho tiempo con una izquierda abierta en posición, pero con duda, de renovar su liderazgo.

Argentina: los Fernández ganan en primera vuelta

El próximo 27 de octubre, en Argentina Mauricio Macri se juega una reelección contra el binomio neoperonista de los Fernández (Alberto-Cristina). Sobre la carrera, donde todas las encuestas pronostican que va a ganar en primera vuelta, Alberto Fernández. Y los Fernández le sacan una sideral distancia al presidente derechista amigo de Piñera, Mauricio Macri.
 
La desconfianza respecto a las encuestas es comprensible dado el contexto en que se publican. Este año, varias casas han decidido no publicar sus datos, y aquellas que lo han hecho se han visto sometidas a un escrutinio público inclemente. Algunos dirán que no es para menos a la luz de los errores registrados en las elecciones primarias de agosto (PASO): de media, los sondeos pronosticaron cuatro puntos de diferencia para Fernández, cuando finalmente obtuvo doce.

Pero al mismo tiempo la inmensa mayoría acertó en lo fundamental: quién sería el ganador. Sin duda, una parte no despreciable de los ataques a las encuestas proviene de frentes mediáticos partidistas, producto de un contexto de polarización inusitada incluso para un país acostumbrado a ella.

Si seguimos la pista del ganador, lo que nos dicen los datos es que Fernández vencerá a Macri. Por una distancia relativamente amplia, además.

Pero en estas presidenciales el cómo ganar importa particularmente: el sistema argentino prevé la elección de presidente si algún candidato alcanza el 45% o si supera el 40 con más de diez puntos de distancia. Los sondeos pronostican ambas cosas a día de hoy, y aunque debemos contemplarlo por tanto como el escenario más probable.

Podría ser que las encuestas no publicadas son las que se diferencian más de la media actual, que al mismo tiempo se parece más al resultado de las primarias. ¿Por qué? Por miedo a ser el distinto, a fallar. No sería la primera vez que se produce un fenómeno como este.

Esta posibilidad no quiere decir que los datos en Argentina no sirvan: al contrario, se haría bien en asumir la victoria de Fernández como escenario principal. Igualmente, también será buena idea guardar cierta cautela dispuesta a recibir sorpresas, pero se ve extraordinariamente difícil, más luego del primer debate obligatorio, donde las encuestas dieron por ganador a Alberto Fernández.

El desafío de Evo

Evo Morales es el presidente que más tiempo lleva en el cargo en toda Latinoamérica. Dos temas le han servido: la consolidación de una base de votantes cuya renta per capita se ha triplicado desde que llegó al poder (creciendo por encima de sus vecinos Perú o Ecuador), y un esfuerzo constante en desmontar los límites institucionales y civiles al poder presidencial.

Evo se ha entronado con votos desde abajo, pero también con maniobras desde arriba. Y ambas cosas albergaban desde el principio la posibilidad de volverse contra el propio líder.

Las encuestas sobre la primera vuelta de las presidenciales bolivianas anticipan una victoria suficiente de Morales: por encima del expresidente Carlos Mesa, su principal rival, pero con una varianza de datos entre sondeos mucho mayor que en el caso argentino. Y, sobre todo, con una proporción de votantes indecisos o interesados en candidatos menores que supera al tercio del censo.

La victoria automática en primera vuelta sólo se logra en Bolivia en el 50%, pero diez puntos de diferencia respecto al segundo también le darían la victoria al primero si éste llega al 40%.

Por ello los niveles son particularmente importantes. Por desgracia, las encuestas en Bolivia se enfrentan a un escenario inusualmente competitivo en la historia reciente del país, y el número de sondeos es en cualquier caso tan pequeño y variado entre sí que la media no arroja tanta luz como en Argentina o Uruguay. Así que la incertidumbre seguirá planeando sobre la Bolivia, y en particular sobre la cabeza de su actual presidente.

Heredero de Mújica

Cuando Tabaré Vázquez abandone la presidencia uruguaya, la izquierda habrá completado quince años en el poder (tres mandatos, dos de Vázquez con uno de Pepe Mújica intercalado).

Daniel Martínez (en la foto) aspira a continuar hasta sumar la segunda década. Pero, aunque encabeza las encuestas, ninguna de ellas prevé una victoria en primera vuelta (50%) sino que la mayoría predicen un segundo enfrentamiento en noviembre con el candidato de la derecha, encarnado probablemente en Lacalle Pou.

Las encuestas en Uruguay tienen un respetable pasado reciente: en la primera vuelta de 2014, la inmensa mayoría no sólo acertó quiénes pasarían a segunda, sino también una cifra aproximada para cada uno.

Pero, si uno les hace caso, lo que muestran es un resultado nítidamente más fragmentado que el de las últimas dos elecciones. Así que, aunque nos ofrecen una guía mucho más fiable, se trata de una brújula que por ahora apunta a la competición cerrada.

En esta nueva etapa de la eterna carrera electoral latinoamericana, las encuestas apuntan a que será la izquierda la que sacará cierta ventaja este mes de octubre.

O más bien las izquierdas, dadas las considerables diferencias ideológicas dentro de una familia que en realidad no es tal. Y, aunque ello se confirmase en cada visita a las urnas, no será un retorno definitivo: la probabilidad de que al menos dos de estos tres países convoquen de nuevo a su ciudadanía para una segunda vuelta en noviembre es muy poco clara.