Este domingo 29, los radicales tienen que elegir entre el actual Presidente Ernesto Velasco y la lista que encabeza Carlos Maldonado, ex ministro de Justicia del primer Gobierno de Michelle Bachelet.
En entrevista con Cambio21, el ex secretario de Estado plantea que "es obligación de la centro izquierda construir un proyecto sólido para el 2021".

 

 

Nos referimos principalmente a devolverle a las ideas del radicalismo el protagonismo que tuvieron en el pasado, y que -en nuestra visión- tanto sigue necesitando Chile en el presente. Y para ello comenzaremos por modernizar el Partido. Terminar con el excesivo centralismo que hasta ahora ha existido en las decisiones políticas y en el uso de los recursos. En este sentido, hemos señalado 3 ejes principales: Primero, transparencia total, en la información, en los procedimientos, y en el uso de los recursos, que, además, son recursos públicos y que deben usarse principalmente para apoyar el trabajo de las regiones y comunas.

 

Segundo, descentralización efectiva desde un punto de vista político, es decir, que las decisiones que afectan a los territorios las tomen las orgánicas territoriales del partido, especialmente en materia de candidaturas, en que existe un triste historial de intervenciones indebidas de la Directiva Central, además con muy pobres resultados electorales, y es obvio que así sea, porque no pueden conocer la realidad de las regiones y comunas mejor que quienes están día a día en terreno. Y tercero, plena integración de la mujer. Llevaremos adelante un audaz conjunto de políticas y reformas estatutarias para favorecer y garantizar la plena igualdad a nuestras militantes, igualdad de trato, igualdad de derechos e igualdad de oportunidades para competir, interna y externamente.

 

 

Esa es la segunda gran línea de acción que nos hemos propuesto. Junto con democratizar el funcionamiento del partido, ya tenemos un equipo programático trabajando para construir, sobre las ideas y principios radicales, de libertad, igualdad, laicismo, fraternidad y solidaridad, un conjunto de propuestas concretas de políticas públicas que se hagan cargo de los problemas estructurales que subsisten en la sociedad chilena, especialmente en materia de distribución del ingreso, educación, salud y pensiones, pero también abordaremos otros temas, que a veces no miramos con suficiente atención y cometemos el error de regalárselos a la derecha, sin que haya verdadero motivo para ello, como el de la seguridad pública, que es un reclamo transversal de la sociedad chilena, y donde toda la clase política, de un signo u otro, estamos en deuda con el país.

 

 

El crecimiento de la economía, que suele ser el talón de aquiles de los gobiernos de centro izquierda, cuando no tiene por qué serlo, muy por el contrario, un Estado eficaz, regulador, que castigue los abusos, empareje la cancha, que promueva la innovación y la justa competencia, puede ser un factor dinamizador de una economía verdaderamente moderna, donde todos participen en condiciones justas.

 

  

 

Es nuestro propósito contar con un programa completo de gobierno el año 2019. Porque queremos hablarle al país de propuestas concretas, antes de hablarle de candidaturas. Que fue uno de los grandes errores que la centro izquierda cometió el 2017, que no tuvimos una propuesta concreta que ofrecerle al país, un proyecto sólido que pudiera convencer y convocar a una mayoría de las chilenas y chilenos.

 

Es obligación de la centro izquierda construir un proyecto sólido para el 2021. No es inocuo que gobierne la derecha, en un país como el nuestro, con una economía pujante, pero con graves problemas en la distribución del ingreso y con serias deficiencias en los sistemas sociales básicos, como son la salud, la educación y las pensiones. Las respuestas a tales problemas no están en la derecha, están en la centro izquierda, y es nuestro deber construir y comunicar claramente esas respuestas al país.

 

Experiencia tengo, desde que fui Presidente de la Juventud Radical de Valparaíso, en tiempos de dictadura, y luego asumiendo responsabilidades directivas a nivel comunal, regional y nacional, aparte de haber sido Subsecretario General de Gobierno, Ministro de Justicia e integrante del Comité Político durante todo el primer Gobierno de la Presidenta Bachelet. Lo que no tengo es 30 años en la Mesa Ejecutiva Nacional del Partido, como mi contendor y varios de los dirigentes actuales, pero creo que esa es precisamente nuestra mejor garantía de cambio y renovación. Es claro que quienes llevan muchos años conduciendo el partido no harán, a estas alturas, nada muy distinto a lo que ya han hecho, o dejado de hacer.

 

 

 

Desde el punto de vista de los encuentros con la militancia, a lo largo del país, han sido espacios de gran fraternidad, franqueza y entusiasmo, y eso ha sido una experiencia que valoro enormemente. Sin embargo, en paralelo, he sentido también cierto grado de decepción y enojo, porque la militancia me ha comentado las cosas que han llegado a decir mis contrincantes para tratar de desprestigiarme, de quitarme apoyo, de conservar sus actuales espacios de poder, que todo indica que les preocupa en demasía perder.

 

 

Yo pienso que las campañas se ganan con ideas y propuestas, y a eso nos hemos abocado. Probablemente, en casos extremos, habrá que pedir al Tribunal Supremo del Partido que revise y, si le parece pertinente, sancione, aquellas conductas que hayan excedido los marcos razonables de una sana contienda partidaria. 

 

 

 

Que tendremos la oportunidad, por primera vez en muchos años, de iniciar un verdadero proceso de cambio radical en nuestro partido. Tenemos la posibilidad de implementar una forma de hacer partido que nos vuelva a posicionar como un actor relevante en la centro izquierda, que podamos corregir el centralismo que nos agobia y hacer partido desde las regiones y con la militancia de base. Queremos que el Partido Radical vuelva a hablarle a Chile, y no de cupos, alianzas o negociaciones, queremos hablarle a Chile de ideas y de propuestas concretas para mejorar la calidad de vida de las grandes mayorías, como el radicalismo lo hizo brillantemente en el pasado.

 

 

No, nuestras ideas están plenamente vigentes, pero esas ideas no merecen solo sobrevivir, merecen un partido que crezca, que influya, que se plantee y trabaje seriamente para enfrentar con éxito el desafío de volver a gobernar.