Por GUILLERMO ARELLANO
De nuestro servicio de utilidad pública:
El resultado de la reciente segunda vuelta electoral, aparte de consagrar a Sebastián Piñera como Presidente de la República por segunda vez, abrió un proceso de debate respecto a por qué la ciudadanía optó por doblar a la derecha en vez de mantenerse en el camino de la izquierda bajo el paraguas de la Nueva Mayoría y de Alejandro Guillier.
En este sentido, más allá de las múltiples explicaciones que provienen de todos los sectores, las que van desde un castigo a la coalición que gobernó durante estos últimos cuatro años hasta un presunto miedo que generó hablar de “Chilezuela”, y pasando por una alta demanda de reactivación económica y empleo, existe un factor que ha tratado de ser ignorado por ustedes: las expectativas del pueblo.
Acá resulta insólito que todavía pretendan editorializar e instalar como foco de discusión la lógica del “Sí” y el “No”, de Pinochet o Allende, de mercado versus estado, de genta mala / gente buena y de derechas / izquierdas.
Si la elección de diciembre hubiera marcado una diferencia milimétrica o de un punto entre Piñera y Guillier, a lo mejor era posible establecer este tipo de polarización. Un choque de formas de ver la vida y la sociedad. Dos paradigmas en contraposición. El pasado vigilante. La lucha vigente por la revolución, compañeros. Viva el neoliberalismo, pos hom. En suma, tendrían razón.
Pero no la tienen. Lo que vimos en esos casi diez puntos de distancia fue otra cosa. Por mucho que el panelista de “Tolerancia Cero” Fernando Villegas diga que Chile Vamos llegó al poder con “votos prestados”, que vendrían a ser los simples hijos de vecino, la nana, el feriante, el vendedor de mall y el profesional joven que quiere tener más y mejor pega, es la manera de tratar a la gente la que primó.
Ya no se trata solamente del asistencialismo a las familias más desprotegidas, que incluyó de última la gratuidad en la educación superior, que sin duda importa, pero que tampoco lo es todo. Estamos hablando de asegurar un nuevo tipo de igualdad que supera el mero hecho de entregar bonos y sumar puntos en la ficha CAS. Es el acceso parejo a los bienes y servicios.
Por eso se equivocan cuando tratan de “fachos pobres” a los que decidieron votar libre e informadamente por alguien que encarnó mejor ese ideal de crecimiento individual, que es lo que hoy está ocurriendo en el mundo. Este mundo, el del siglo XXI. O dicho con otros códigos: optaron por no apoyar al que nunca irradió ese deseo de surgir y que se quedó pegado en la consigna de sacarle al poderoso.
Consultada por Cambio21, Javiera Arce, investigadora de la Universidad de Valparaíso, nos explicó el fenómeno con más nitidez: “la alternativa de Guillier no representaba seguridad. Y lo que nos demostró el resultado de la elección es que la gente se movilizó para detener lo que aparentemente se veía como un proyecto irresponsable y poco sostenible en el tiempo. Por otro lado, hubo un pésimo manejo de la campaña, que tenía bloqueado al eje político y que veía todo discrecionalmente entre sus dos hijos y solo dos personas".
“Si se analizan en detalle los cuadros técnicos de la derecha y la Nueva Mayoría, los de la derecha eran muy superiores. La NM tenía la experiencia de gobernar, pero ya Piñera nos mostró que cuando cometió errores y su coalición tuvo problemas el mundo no se acabó y no pasaron cosas muy malas”, prosiguió.
“Acá se puso a prueba algo muy fuerte, que tiene que ver con la seguridad que genera una coalición de gobierno. Y ese sentido, el paupérrimo resultado que obtuvo Guillier en la primera vuelta (22,5%), solo dos puntos más que Beatriz Sánchez (FA), demostró que se trataba de un conglomerado absolutamente desgastado y con poco valor para la gente”, remató.
Prepotencia, prejuicios y opinología
No hay que ser doctor en Harvard para saber que el “facho pobre” es la conjunción del facho, término con el que históricamente la izquierda tilda despectivamente a los seguidores de la derecha (síncopa coloquial de quien adscribe a los regímenes fascistas, según definición de Wikipedia), y el pobre, que… ¿habrá que explicarlo?
Ellos, quienes de seguro no se sienten identificados con tal rótulo cada vez que ustedes lo postean en Facebook y Twitter, fueron tratados de “idiotas” por el diputado comunista Hugo Gutiérrez tras la elección presidencial. Se subentiende, entonces, que si hubieran sufragado por Guillier serían genios o chilenos de exportación.
“Por eso voté en blanco”, reclamó Roberto Fantuzzi, empresario y presidente de la Asociación de Exportadores de Manufacturas.
En su opinión, “las dos campañas se pusieron en posiciones que estaban en trincheras que a mí no me gustaron. Unos decían ‘Chilezuela’, otros hacían cadenas de rezos, confundiendo el rol de la Iglesia, y los demás llamaron a ‘meter las manos en los bolsillos’. ¿Viste la cantidad de apoderados en las mesas? Como si los chilenos fuéramos sinvergüenzas”.
Carlos Peña, desde su frecuente espacio mercurial, habló acertadamente de los “prejuicios intelectuales” que provienen de un sector de izquierda “burgués” que cree que “la gente de origen popular, cegada por su ignorancia, por sus torpes anhelos, entontecida por la publicidad o sus pobres ambiciones, no sabe lo que quiere y al momento de elegir traiciona sus propios principios”.
“Ese izquierdista burgués -enfatiza el rector de la Universidad Diego Portales-, se frustra porque él es alguien que necesita un pueblo que se sienta abusado para poder ser él un redentor. Y por eso -cuando no como fruto de la estupidez o la simple ignorancia- acuña el insulto de ‘facho pobre’”.
Le podrá gustar o desagradar el comentario del abogado y académico, de hecho la economista socialista María José Becerra lo etiquetó como “opinólogo”, pero lo cierto es que Javiera Arce concordó con él en cuanto al diagnóstico que debe efectuar la nueva oposición.
“Lo del diputado Gutiérrez y lo de Karol Cariola, con los que tengo las mejores simpatías del mundo, fue un análisis muy monoflexivo y ofensivo. El diseño de Piñera, el ‘catch all’, que consistía en tener a partidos que lo tratan de atrapar todo, fue bien aplicado. Y la NM no lo hizo. Entonces, no tener la capacidad de tratar al otro como una coalición inteligente y que sale fortalecida es ser prepotente”, enjuició.
“Es temprano para sacar conclusiones”, reflexiona Becerra. “A mí me parece acertado decir que parte importante de las políticas que tuvo la Concertación y la Nueva Mayoría fueron para que la gente viviese mejor. Y en ese contexto, si estas personas están entrando en esa clasificación, creo que nos pegamos un disparo en los pies. Por lo tanto, sí puede ser una variable, de muchas, que hay que tomar en consideración respecto a lo que nos llevó a la derrota”, admitió.
“Cuando se hacen propuestas al país se entiende que uno defiende intereses. Y los intereses de la centroizquierda y la izquierda son defender a los trabajadores, las clases medias y los más desvalidos. Por lo tanto, la categoría de ‘facho pobre’, que a mí no me gusta, está dentro de nuestros intereses. Este segmento ha sido beneficiado por la ampliación de derechos sociales”, insistió.
Reconectarse y volver a la calle
Ya lo sabe. Más que insultar al que votó distinto hay que seducir y más que antipiñerismos y antiderechismos fracasados se debe proponer y trabajar.
“El pueblo no se equivoca”, razona el diputado reelecto Leonardo Soto (PS), quien sostiene que “ha ido cambiando la conformación de los electorados producto del sufragio voluntario, como asimismo las estimulaciones de la población a la hora de ir a las urnas. Gradualmente aumentó la participación juvenil, que ya no es el sector olvidado de la política chilena. Y eso obliga a todas las candidaturas a tener una mirada especial y un lenguaje, con sus códigos y señales, que ellos también esperan”.
Ojo con esta: “ha desaparecido casi completamente el eje ordenador de la política nacional de los últimos años: los que estaban a favor y en contra de la dictadura de Pinochet. Después de 27 años está en franca retirada. Ya son cada vez menos las personas que se definen en torno a esa matriz. Y eso insta a tener una sintonía más fina con las motivaciones y desvelos de los electores de este tiempo, que son distintas y muy diversas”.
¿Jóvenes dijeron? Una salida es buscar acuerdos en temas comunes “desde la DC al Frente Amplio”, como formuló el PS en la reunión del comité central.
Mientras la falange vive sus propios problemas internos a causa de la renuncia de algunos dirigentes históricos, entre ellos la exministra Mariana Aylwin, el FA se soba las manos luego de los guiños que provienen del PS, el PPD y el PC, primero para la administración de la Cámara de Diputados y las distintas comisiones entre 2018 y 2021, y segundo, para los “objetivos comunes” que surgirán a contar del inicio de la temporada legislativa, en marzo próximo.
¿Qué les parece? Camila Rojas, diputada electa de la Izquierda Autónoma, reconoció en estas páginas que “hay harto trabajo por hacer en lo que es reconquistar gente para sumar al padrón. No nos olvidemos de la alta abstención que existe, ante lo cual nosotros vamos a defender nuestro programa y fortalecer a las organizaciones sociales con la posibilidad de avanzar con las transformaciones”.
“Cuando haya que legislar, nosotros no nos vamos a negar a la opción de conversar. Ahora, el FA es una apuesta distinta a lo que ha hecho la Concertación y la Nueva Mayoría siendo gobierno. Tenemos diferencias políticas e ideológicas bastantes claras, aunque en temas particulares habrá que tener diálogo”, anunció.
“La centroizquierda hoy es solo un conjunto de partidos”, acota Alejandro Olivares, politólogo de la Universidad de Chile, “factor que puede ser una ventaja para el gobierno de Piñera, dado que le permitiría negociar con facciones de esos partidos para tener mayorías en algunas leyes”.
“Su camino es muy difícil”, lamenta. Por eso les propone a ustedes dos vías de escape: “un proceso de reflexión y de autocrítica más allá de los reflectores, las luces y la prensa. Es un trabajo interno de los partidos de ver en qué se equivocaron, ya no en esta elección, sino que en los últimos años donde se ha atomizado la izquierda”.
He aquí una buena conclusión: “el PS no ha sido el articulador del sector y debe creer en la renovación de liderazgos. Por qué Maya Fernández no asume más protagonismos dentro del partido a pesar de que la única diputada electa de la NM en el distrito 10. La segunda patita es revincularse con la gente, volver a la calle y dejar la comodidad de la oficina y de la administración del poder. Es urgente, pero no para marzo. Hablamos de las municipales y los intendentes en 2020. Si la centroizquierda llega nuevamente dividida y la derecha presenta candidatos relativamente fuertes, con un sistema mayoritario en ambas elecciones, es probable que la oposición termine en el suelo y con un golpe mayor”.
Ya lo saben amigos: llegó la hora de dejar el desprecio y buscar el aprecio, pero con realismo y no amparándose en un gobierno que está a punto de terminar.
“Hay un error estratégico muy importante con un excesivo foco en la solución por parte del PS, que pone menos la atención el problema: por qué fueron derrotados y por qué los votantes no los apoyaron”, argumenta Marco Moreno, analista de la Universidad Central.
“Este movimiento táctico ni siquiera es bien visto por el FA. Existe una suerte de humillación a la que se están sometiendo cada vez que el FA le dice que no está dentro de sus prioridades el pactar con la NM”, advirtió.
Primera tarea para la casa: “abrir bien los ojos”.