Por Guillermo Cabezón
Claudio Orrego (DC) está intensamente trabajando para ser elegido en las primarias de la oposición como candidato a Gobernador Metropolitano, cargo que por primera vez será electo por voto universal.
Orrego tiene experticia en los vaivenes de la política. Muy joven fue presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica donde estudió Derecho. Fue ministro de la Vivienda del presidente Ricardo Lagos, exalcalde de la comuna de Peñalolén y exintendente de la Región Metropolitana de Santiago.
En 2013 intentó convertirse en la carta presidencial de la Nueva Mayoría designación que finalmente recayó, por voto popular, en la expresidenta Michelle Bachelet.
A comienzos de 2014, la misma Bachelet designó a Claudio Orrego en el cargo de intendente Metropolitano, el que ocupó hasta el fin de la administración en marzo de 2018.
¿Qué es lo que me motivó a ser candidato a Gobernador metropolitano?
Contribuir a que el proceso de descentralización que parte en Abril próximo- inédito en la historia de Chile – se lleve a cabo con éxito. Chile está enfermo de centralismo. No seremos capaces de superar las desigualdad y pobreza en y entre las regiones, sin mayor autonomía, liderazgo y planes que surjan desde y para las regiones. En medio de la crisis social, sanitanaria y política chilena, quiero poner al servicio de nuestra región, mi experiencia como Intendente Metropolitano, alcalde de Peñalolén y ministro de Vivienda.
Conocí con mucha profundidad las 52 comunas de nuestra región. También conocí los municipios, que son probablemente el actor fundamental en el desarrollo del territorio. Todo eso, más mi experiencia privada y acadñemica, me ayudarían a ser el verdadero director de orquesta que yo espero que sea este nuevo gobernador. No necesitamos ni un gobernador patrón de fundo, ni tampoco alguien que crea que puede tocar todos los instrumentos. Necesitamos un gobernador que escuche, que ande en terreno, que convoque y que articule.
Usted fue Intendente, este cargo de Gobernador tiene menos atribuciones y menos recursos que el que ejerció. ¿Va a pedir más atribuciones, más recursos, como primera prioridad para su posible gestión?
La gente desconoce bastante sobre el cargo de intendente, que es un representante del Presidente en las regiones y como tal tiene poca autonomía. Sin duda alguna, el próximo gobernador va a tener mucho más autonomía, va a tener un mandato popular claro, va a tener una legitimidad política propia y algo muy importante y relevante en nuestro país, va a tener un mandato claro y estable por cuatro años. Hoy día, en muchas regiones como La Araucanía, como la Región Metropolitana, los intendentes duran menos de un año promedio. En ese contexto, yo diría que le veo muchas potencialidades al nuevo cargo.
Sin perjuicio de ello, reconozco que este cargo necesita más atribuciones. Ojalá, también tuviera algunos servicios públicos como el Serviu, la Corfo, el Indap, el Fosis, el Parque Metropolitano, en el caso de la Región Metropolitana de Santiago y, por supuesto, más recursos.
La ley o - el proyecto de ley - que acaba enviar el Gobierno al Congreso sobre Rentas Regionales, de verdad es un mal chiste, porque no las aumenta en nada, simplemente crea nuevas entidades. Ahora, dicho lo anterior, junto con crear el Plan de Desarrollo Regional ojalá muy participativo y desde abajo. Yo creo que uno de los roles, sin duda de los más importantes del gobernador, va a ser el pedirle al gobierno, como está establecido en la ley, la transferencia de atribuciones y servicios.
Una de las primeras cosas – producto del tema del empleo que yo creo que es fundamental- es la transferencia de Sercotec y Corfo a la región, para hacer un plan de desarrollo económico de generación de empleo. Creo que también hay que transferirle lo que tiene que ver con la planificación del transporte, la SECTRA, la UOCT, que son entidades fundamentales para tener una visión integral del transporte en Santiago y así podría seguir. O sea, yo creo que, efectivamente, una de las tareas va a ser pedir más atribuciones y recursos, pero creo que también se pueden hacer muchas cosas de articulación y de apalancamiento de recursos con los que ya tiene a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional, conocido como FNDR.
Piñera tiene pocas habilidades sociales
¿Cuál es su evaluación del gobierno de Piñera?
Soy muy crítico del gobierno de Piñera. No solamente por su gestión del estallido social y los errores que se han cometido en la pandemia, sino sobre todo porque creo que la lectura que el Gobierno hizo de la última elección fue equivocada. Primero, no reconoció que habiendo ganado como presidente, había perdido el Parlamento y debió haber invertido mucho tiempo en negociar con el Congreso muchas reformas que simplemente quiso imponer unilateralmente. Segundo, yo creo que no entendió que se requerían nuevos canales de participación y algunas, yo diría urgencias, como el tema de las pensiones. Qué distinto hubiera sido si el Presidente Piñera hubiera partido su gobierno tomando la propuesta de la ex Presidenta Bachelet para poder discutirla. No digo que no hubiera ocurrido el estallido, digo que probablemente habría sido muy distinto el nivel de avance. Dicho lo anterior, creo que además por la personalidad del Presidente Piñera, que es la de un tecnócrata, que le cuesta delegar, que tiene pocas habilidades sociales para empatizar con los demás, hace que claramente él no sea el perfil de liderazgo que se necesitaba para los tiempos que corren, donde como nunca antes, se requiere empatía, se requiere la capacidad de escuchar y no de repetir frases de la educación como un bien de consumo, del estallido como una guerra, que hablan de alguien que no sabe escuchar, a quien le cuesta relacionarse con las personas y, en consecuencia, creo que la gestión de su gobierno ha sido muy, pero muy deficiente.
Y después del Plebiscito del domingo para qué decir, creo que fue un resultado muy, pero muy contundente. Ese 78 por ciento del Apruebo creo que da una señal también clara a gobierno, que lo que ellos siempre dijeron que era algo que no le interesaba a la gente, pues bien, ¡Oh, sorpresa! votó más gente que nunca antes en los últimos 20 años, en medio de una pandemia, con una campaña del terror y claramente por cambiar la Constitución de Pinochet. Entonces creo que esos son mensajes que el presidente tiene que asimilar de una vez por todas.
El eslogan de este gobierno fue Tiempos Mejores ¿Hubo esos tiempos?
Yo creo que ni los partidarios del gobierno, ni los que votaron por él, creen que hayan llegado esos tiempos mejores. Por el contrario, estamos sumidos en una crisis muy profunda. Ahora, sería injusto imputarle toda la crisis al gobierno de Piñera, muchas de las causas se venían gestando desde antes. Pero, convengamos que la gestión de este gobierno, las declaraciones de sus ministros, las decisiones que se han tomado, lejos de apaciguar la crisis, simplemente la han acelerado y profundizado. Así que claramente los tiempos que estamos no son los tiempos mejores. Con todo, el inicio del proceso Constituyente gatillado por la ciudadanía, que fue algo que el mismo presidente había dicho que jamás iba a hacerlo, y que nos llena hoy a muchos de gran esperanza.
En la campaña presidencial de Piñera, la derecha decía que si no ganaban ellos, Chile sería Chilezuela. Todos señalan que estamos peor que ese país ¿Qué piensa usted?
No me gustan las comparaciones y menos las exageraciones. Chile tiene bastantes problemas como para andar comparándonos con otros. Yo estuve en Venezuela el año pasado y puedo afirmar con bastante conocimiento de causa, que la realidad del pueblo venezolano, social, económica, política y anímica, es muy distinta y grave a la que estamos viviendo los chilenos.
Chile tiene una crisis social, hemos perdido un millón 800 mil empleos, pero el Estado funciona a pesar de todos los problemas que trae consigo. Tenemos todavía una economía que tiene actividad. La economía venezolana está paralizada. El salario mínimo son 4 dólares mensuales por persona. No hay suministro de combustible. Faltan los suministros básicos. En fin, creo que la crisis humanitaria de Venezuela no tiene por dónde compararse con la chilena, lo que no significa que no tengamos una crisis propia. Y yo, si tú me preguntas a mí, creo que el estado anímico de los chilenos, sobre todo después del domingo, es de mucha esperanza.
Los derechos humanos han sido brutalmente atropellados en este gobierno, usted es abogado. Algunos dirán que Piñera, algún ministro y el director de Carabineros deben ser juzgados internacionalmente, si la judicatura nacional no los condena ¿Qué piensa usted?
Creo que hay que seguir adelante con las investigaciones respecto a las violaciones de los derechos humanos. Creo que en estos casos lo primero son las responsabilidades individuales de quienes cometieron estas atrocidades. Y segundo, serán los tribunales los que vean si hay responsabilidades políticas o penales de sus superiores. Tengo diferencias con quienes comparar esto con una dictadura, ya que creo que hay que guardar las proporciones. En la dictadura, el Jefe de Estado planificaba la tortura, el exterminio, el exilio y la desaparición de las personas. Aquí ha habido violaciones graves y reiteradas por parte de algunos Carabineros de Chile, pero muy lejos de la experiencia de la Dictadura
¿Cree usted que se podría haber bajado la cantidad de los que fueron atropellados en su dignidad humana?
Creo que sí, creo que el Gobierno se compró el cuento de la guerra, como diciendo mira, aquí en todas las guerras hay heridos y bajas. No se dio cuenta que ante la gravedad de los fenómenos de orden público que estamos viviendo en Chile, las Fuerzas Especiales de Carabineros se vieron absolutamente superadas, no solamente en cantidad o en violencia, sino en protocolos, en herramientas, en formas de trabajo, en capacitación de su personal para poder enfrentar estas graves alteraciones del orden público con pleno respeto a los derechos humanos. El Gobierno se demoró mucho en reconocer que esto no eran solamente hechos aislados, que había un patrón recurrente, sobre todo, por ejemplo, en el tema de uso de balines que dejaron a tantas personas ciegas o con mutilaciones oculares. Ahí claramente hay un problema de procedimiento que no se detuvo a tiempo.
En esta elección se murió la Constitución de Pinochet
Ganó el apruebo por amplio margen. ¿Se muere la Constitución de Pinochet o la Constitución que modificó Ricardo Lagos?
Yo creo que lo que el domingo murió de verdad es la Constitución de Pinochet. Es verdad que los gobiernos de la Transición fueron capaces de hacerle reformas que no eran pocas, eliminar los senadores designados, el Consejo de Seguridad Nacional, después de más de una década y media, el sistema binominal. Sin embargo, la matriz ideológica neoliberal, autoritaria, centralista de la Constitución de Pinochet, se mantenía ahí presente. Creo que lo que hoy día muere es esa Constitución. Pero por supuesto, sin desconocer que tenemos que ser capaces de construir una nueva, por lo cual no debemos cantar victoria antes de tiempo.
Francisco Vidal asegura que este es el peor período para la centro izquierda desde 1990 ¿Está de acuerdo con esa idea?
No sé si es el peor momento, pero –claramente- este es el momento donde la centro-izquierda aparece ante el país con menos personalidad, con menos claridad y con menos liderazgos inequívocos ante la ciudadanía. Nosotros fuimos derrotados después del primer gobierno de la Presidenta Bachelet, ese fue el peor momento. Hoy día está todo para que se pueda articular un nuevo proyecto desde el centro-izquierda. Eso supone convicción, claridad de ideas, autoestima política y también, por supuesto, generosidad para construir alianzas.
Me apasionó el trabajo de las regiones y el territorio y creo que la experiencia de haber sido intendente y la posibilidad de ser el primer gobernador elegido de nuestra región, me parece mucho más atractivo.