El empresario y ex dirigente gremial sigue en la senda literaria. Después de sus memorias, publica “¿Cuentos o recuerdos?”
De una caja de Pandora salen nuevos relatos de Orlando Sáenz
Por Francisco Castillo
Es el propio Orlando Sáenz quien cuenta a Cambio21 por qué se produjo el vuelco ser alguien que vivió escribiendo proyectos, ensayos y discursos hasta terminar, creía, redactando sus memorias. Pero no.
En vez de guardar la pluma para siempre, dice que empezaron a acosarlo personajes como salidos de una caja de Pandora. Esta vez no eran políticos, militares o empresarios. Eran “el Ferrilo”, el “Maese Pedro”, los hermanos Sanéz, el “Conde Zubaldía” y otros compañeros de curso del colegio de curas donde hizo su enseñanza media.
Así nació hace unas semanas “¿Cuentos o Recuerdos?” (Erasmo Ediciones, 152 páginas), un volumen de entretenidos episodios que protagonizan estos sujetos inverosímiles que parecen inventados, pero que son reales.
Diálogo con Cambio21
Sáenz se mantiene en plena actividad profesional en su empresa de asesorías empresariales. Allí respondió con humor y asertividad las interrogantes que se le plantearon.
¿Qué le dio por escribir, a estas alturas del partido?
En realidad, la pregunta correcta sería ¿qué le dio por publicar, a estas alturas del partido? Ello porque en realidad escribo desde hace largos años y el deseo de publicar es lo nuevo y porque siento el impulso de “testar”. “¿Cuentos o Recuerdos?” fue escrito hace 15 ó 20 años y cuando estaba recién casado escribí una novela de ciencia ficción muy mala que luego boté a la basura. Ello sin contar con la escritura de artículos y separatas de revistas que comencé a escribir cuando recién dejé la presidencia de la SOFOFA.
¿A quién de sus contemporáneos invitaría a convertirse en escritor de memorias, cuentos o novelas, y por qué?
Son muchos a los que me gustaría leer y los podría clasificar en tres categorías. En primer lugar, los que saben cosas que nunca han dicho y que serían valiosas para recomponer la tan falseada historia de Chile durante las últimas décadas. Entre ellos están Andrés Zaldívar, Enrique Correa, Enrique Krauss, Carlos Altamirano, etc.
En segundo lugar, están los que, escribiendo, darían salida a su gran sentido humanista y del humor, como podrían ser Jaime Vadell, Tomás Vidiella o Sergio Páez.
Por último, están los que, por la sapiencia y profundidad de sus pensamientos, valdría mucho la pena que nos dejaran un testamento literario. Tal el caso de Ricardo Lagos o Camilo Escalona.
¿Algún dirigente empresarial tendría aptitudes literarias?
He conocido a varios que podrían haber sido grandes escritores, como es el caso de Enrique Campos Menéndez, José Zavala de la Fuente, Gregorio Waisbluth. Sin embargo, no detecté esas aptitudes en los de primera línea, tal vez por aquello de que usualmente los hombres de acción no son hombres de pluma, aunque Julio César y Marco Aurelio hayan demostrado lo contrario.
“Mentir bien es un arte”
Mario Vargas Llosa dijo hace unos días en El Mercurio: “Investigo mucho para mentir en mis novelas”. ¿Qué opina de esta “confesión”?
Creo que es una confesión digna de un talento como el de Vargas Llosa. Para mentir con verosimilitud psicológica se requiere mucha investigación sobre el ser humano y su forma de actuar y de pensar. Mentir bien es un arte exquisito, así como decir la verdad es una virtud exquisita.
En todo caso, en lo que yo he escrito no he necesitado mucha investigación, porque me ha bastado la memoria. Aunque suene presuntuoso, la razón por la que me gusta tanto leer a Vargas Llosa es porque me encuentro parecido a él en la forma lucida de distinguir los colores intermedios con que está dibujada la realidad cotidiana, en la que los blancos puros y los negros puros son muy escasos.
Ferrilo, el Maese Pedro, los hermanos Sanéz, el Mateo Santos (¿se puede revelar quién es, en la vida real?), el Conde Zubaldía, ¿son cuento o recuerdos?
Todos los personajes de “¿Cuentos o Recuerdos?” son reales. Lo que en los relatos existe de ficción son algunas circunstancias y algunos destinos finales que no llegué a conocer. El Mateo Santos soy yo mismo.
Lectura recomendada
Para distender ánimos, ¿qué lectura les recomendaría a nuestros actuales líderes políticos y empresariales?
En estos tiempos estoy releyendo los “Episodios Nacionales” de Benito Pérez Galdós y me propongo acabar con las 47 novelas que los componen. Me siento muy interpretado por ellas porque parecen ser la visión serena y posterior de un escritor muy talentoso que mira retrospectivamente un largo lapso de historia de su patria.
Hay en esos episodios gran sentido del humor, gran dosis de valentía y valor moral y una enorme capacidad para reírse de sí mismo. Y, a la vez, un gran sentido de compasión por las debilidades de los demás.
Creo que sería una lectura muy refrescante para nuestros políticos, empresarios y líderes intelectuales de todo tipo. Y si de lecturas profundas se trata, recomendaría mi otra tarea épica de este último tiempo, cual es el “Estudio de la Historia” de Arnold Toynbee.
¿Y en particular a Piñera, Guillier y a doña Michelle?
A Sebastián Piñera me gustaría verlo leyendo, precisamente, el “Estudio de la Historia” y también la “Paideia” (‘Los ideales de la cultura griega’/Werner Wilhelm Jaeger).
A Guillier le recomendaría una película, más que un libro. Y sería “La Sombra del Guerrero” de Akiro Kurusawa.
A la Sra. Bachelet no me la imagino leyendo nada, aunque sí me la imagino mirándose al espejo de “Blanca Nieves”. Tal vez no sería mala idea recomendarle los “Recuerdos del Pasado” de Vicente Pérez Rosales, para que vea que Chile se fundó antes que ella.
¿No cree que a los chilenos nos hace falta un poco de humor?
Es difícil encontrar humor en los actuales tiempos, pero ciertamente que lo necesitamos y mucho. Especialmente se necesita para aprender a reírnos de nosotros mismos al comprobar los provincianos ridículos que en verdad somos. Si fuéramos capaces de vernos bien, veríamos que, en buena medida, seguimos siendo el “Viernes” de Robinson Crusoe.
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