Son la fuerza de choque usada por el exmandatario para atacar a la Presidenta Bachelet, poniendo en jaque la institucionalidad. Desde ruidos de sables, intentos de tomarse las calles, paralizar carreteras y aeropuertos hasta encerronas religiosas, todo vale por lograr el poder.
Desde camioneros hasta evangélicos: Los Barra Brava de Sebastián Piñera
Por Mario López M.
No ha pasado inadvertido cómo un grupo de seudo dirigentes sociales, gremiales, ex uniformados, políticos y hasta religiosos han aparecido en la prensa coludidos confrontando al gobierno con ataques destemplados en contra de la Presidenta y el orden público, lindando en oportunidades con conductas sediciosas.
Extraño para muchos que de pronto y desde diversos frentes aparezcan algunos “sicarios” de la política, dispuestos a matar la imagen de quien se oponga a sus intereses. ¿Qué tienen en común? Que la mayoría pertenece al llamado “Consejo Ciudadano” de Sebastián Piñera, son o han sido sus asesores o dependientes (funcionarios) y todos ellos le profesan fidelidad a toda prueba.
El objetivo prioritario ha sido la Primera Mandataria, aún a costa de lesionar la institucionalidad de la República. También los detractores de Piñera y cualquiera que ose representarle los distintos flancos que tiene el candidato derechista.
En mayo de este año, el ahora candidato presidencial de Chile Vamos dio a conocer su grupo de trabajo, que tendría por finalidad realizar “análisis sociales que sirvan como insumos a la campaña, aprovechando la diversidad de sus representantes”. Sin embargo entre sus 65 integrantes se encuentran operadores políticos que actúan desembozados, disparando a lo que se mueva y les afecte.
La punta de lanza, los camioneros
En una reciente bravata a inicios de septiembre que llamaba a paralizar el país, una serie de rostros asumieron la vocería a nombre de los camioneros. Desafiando a la autoridad, le dieron un plazo para dar respuestas a sus peticiones bajo amenaza de generar un caos en carreteras y vías en todo Chile. Los fantasmas de los camioneros tras León Vilarín en septiembre de 1973, estaban destinados a generar temor en la población. Incluso hablaron de desabastecimiento.
Entre quienes aparecían tras esta embestida se encontraban varios dirigentes cuyos rostros no eran los de líderes sindicales o gremiales, se trataba de integrantes del comando de Piñera y de candidatos de los partidos de derecha a cargos públicos.
Encabezados por Sergio Pérez, presidente de la Confederación Nacional de Transporte de Carga de Chile (CNTC), un “líder” agresivo en contra del gobierno (ya había amenazado con tirar frente a La Moneda los camiones quemados en La Araucanía en el sur), se escondía un integrante del Consejo Ciudadano de Piñera.
“Efectivamente, yo quiero un cambio de autoridad. El gremio, los emprendedores, Chile entero están aclamando un cambio porque en este gobierno, fuera de haber mandado una serie de reformas estructurales, por ejemplo la educación y de educación de calidad, nada”, aseguró Pérez en una entrevista.
El dirigente, que ni siquiera vive en La Araucanía, no estaba solo tras las amenazas. Sergio Villagrán, presidente de la Federación de Camioneros del Sur, es candidato a senador por La Araucanía, nada menos que por la UDI. Si pensaba que eran los únicos, espérese, todavía quedaba José Egido, secretario nacional del CNTC, quien es candidato a diputado por el Distrito 7, por Renovación Nacional.
Estos son los camioneros de Piñera, los mismos que han declarado su admiración por Vilarín, y quienes sostienen que “la intervención militar del 73 ordenó al país”.
Posverdad: las mediciones truchas
Imágen: Beyer, Izikson y Méndez
Otra “herramienta” usada por Piñera, es algo más sofisticada: las encuestas. Se trata de un grupo de investigadoras de opinión dirigidas por el círculo de hierro del exmandatario e integrada por ex colaboradores y amigos que le acompañaron incluso desde el segundo piso de La Moneda.
Detrás de las más conocidas empresas de sondeos de opinión pública y que se dedican a materias políticas se encuentran la derecha y empresarios de ese sector. Adimark, Cadem y CEP son la mejor expresión de ello. No han estado ajenas a cuestionamientos, sobre todo por la redacción de las preguntas, la oportunidad de ellas, la selección de los encuestados e incluso por quienes están tras bambalinas. Los nombres de Roberto Izikson, Harald Beyer y Roberto Méndez, están entre ellos.
Adimark está dirigida por Roberto Méndez, hombre de reconocidas ideas conservadoras y quien fuera asesor y muy cercano a Sebastián Piñera. Es el mismo que se negó a mostrar los resultados de una encuesta en pleno periodo eleccionario municipal en 2012. La empresa dirigida por él se excusó de darla a conocer basada en que por un tema de “control de calidad interno” resolvió descartar los resultados.
Las respuestas no se hicieron esperar y muchas provinieron desde los mismos personeros del gremio. Lo cierto es que la medición mostraba los crudos números de la estrepitosa caída de Piñera en la valoración popular.
Cadem por su parte, la más reciente en el mercado de la cosa pública (2014), es dirigida por Roberto Izikson, hombre de confianza de Sebastián Piñera durante su gobierno y quien era el encargado de las encuestas desde el “segundo piso” de La Moneda, donde trabajaba entre otros, Carlos “choclo” Délano.
La CEP es encabezada por Harald Beyer, el acusado constitucionalmente exministro de Educación del gobierno de Sebastián Piñera. Para entender quiénes están tras los resultados, basta mirar su directorio: Arturo Fontaine, Eliodoro Matte, Wolf von Appen, Alfredo Alcaíno, Roberto Angelini, Juan Claro, Jean Paul Luksic, Joaquín Villarino, Bruno Philippi, Salvador Said, Luis Enrique Yarur y Sergio de Castro, algunos de quienes son o han sido sus directores. Varios de ellos financistas de la campaña anterior del expresidente Piñera, lo más rancio de la derecha criolla.
Miente, miente, que siempre algo queda
Pilar Molina
No es ajeno a nadie que Piñera se ha sabido mover en las comunicaciones. Habiendo sido dueño de un canal de televisión, aprendió a valorar la credibilidad de esos instrumentos y los ha sabido utilizar a su antojo. Incluso utilizando “sicarios” a la hora de atacar a sus adversarios.
La reciente encerrona que hizo a su contrincante en las primarias, el senador Manuel José Ossandón, en la cual una de sus operadoras, la periodista Pilar Molina, no trepidó en faltar a los protocolos y hasta la ética, como ha denunciado el propio senador. Llegó a acusarle de un delito, aunque prescrito, que dañó fuertemente su reputación.
Es cierto que Molina es especialista en ser asociada a contubernios, como su cuestionada intervención en el caso del asesinato del Presidente Frei, sonde apareció entregándole a El Mercurio una protocolo de autopsia que se había robado la CNI y que permanecía desaparecido desde aquel entonces. Pero al servicio de Piñera no era la primera vez que aparecía vinculada. Basta recordar el “kiotazo”. Allí Molina era panelista del programa “A eso de” que diera a conocer el contenido de una cinta en donde se pretendía atacar a Evelyn Matthei, en ese entonces contrincante del ahora candidato. Molina en dicha oportunidad y en solidaridad con Piñera renunció al programa que dirigía el publicista Jaime Celedón.
El favor de la periodista al ex mandatario no resulta extraño si se une a que es también familiar de Cecilia Morel, la mujer del expresidente. Además ha sido representante de la UDI en cargos públicos, como TVN.
Ruido de sables: campaña del terror
En la foto: Arancibia e Izureta
A muchos pudo llamar la atención la “coincidente” aparición de tres cartas en El Mercurio los días previos a este 11 de septiembre en que, desde generales en retiro hasta suboficiales mayores, pasando por coroneles, amenazaban al gobierno, llegando a plantear que se cuidaran, porque “el león estaba despertando”.
La ministra Secretaria General de Gobierno, Paula Narváez, no solo lamentó las palabras de un grupo de ex comandantes en jefe, sino que aseguró acerca del cuestionamiento sobre la imparcialidad de tribunales que “poner eso en entredicho es quitarle legitimidad a nuestra institucionalidad”.
Entre los suscriptores de la carta había varios casos de oficiales asociados a graves casos de violaciones a los derechos humanos y hasta en casos de corrupción, como el milicogate o el pacogate, pasando por las jubilaciones truchas.
Claro que no eran “coincidencia” las tres cartas publicadas en días distintos y por orden de graduación -generales, coroneles y clases-, y que buscaban generar un “ruido de sables” pre electoral y, de paso, desestabilizar al ejecutivo. Fuentes aseguraron a Cambio21 que tras la coordinación de las misivas consideradas sediciosas se encontraban el general (r) Óscar Izurieta, exsubsecretario de Defensa de Piñera y quien además fuera alumno de la Escuela de las Américas, y el ex comandante en jefe de la Armada Jorge Arancibia, exsenador de la UDI.
¿A tomarse la calle?
En la foto: Sandra Ruiz y Erika Muñoz
Al menos ese fue el intento de Erika Muñoz, autodesignada dirigente de la fantasmal Confederación de Padres y Apoderados (Confepa), de colegios particulares subvencionados, quien en pleno proceso de la Reforma Educacional intentó tomarse las calles con marchas de protesta que terminaron en el fracaso.
Muñoz fue captada por Gonzalo Blumel, mano derecha de Piñera en el Concejo Ciudadano del candidato, quien le dijo que lo hacía por “orden del (ex)presidente”. También apareció en escena en la proclamación del candidato en Quinta Normal, donde fue ubicada junto a la alcaldesa Evelyn Matthei y demás rostros de Chile Vamos. “También fui invitada por encargo del (ex)presidente”, reconoció.
Es “autora” de terroríficas frases como que “cientos de colegios cerrarían sus puertas” y que “los alumnos quedarían a la deriva” como consecuencia de la Reforma educacional, nada de lo cual ha pasado. Es además candidata a diputada de Chile Vamos. Con su montepío de la Armada, ha financiado cientos de viajes por todo el país, cientos de coffee breaks y bastante publicidad. Bueno, al menos eso es lo que asegura.
No tuvo la misma oportunidad otro grupo respaldado por Piñera que intentó tomarse las calles: los taxistas, encabezados por la dirigenta Sandra Ruiz, de reconocida adhesión al ex mandatario, pues tras la muerte de un turista brasileño como consecuencia del bloqueo al aeropuerto, se les ordenó no asociar el movimiento con el candidato. “No nos hacemos cargo de la muerte”, dijo la mujer con desplante, y culpó de ello al ministerio de Transporte y al Intendente Orrego, deslindando toda responsabilidad en el hecho.
El “Grupo Delta”
En la foto: Coloma, Núñez, Monckeberg, Ward y Melero
“Su misión, si decide aceptarla, es defender a Piñera de los otros candidatos”, le dijeron a cada uno de sus integrantes. Lo dirige personalmente Cecilia Pérez y está compuesta por varios parlamentarios de Chile Vamos, entre ellos, Nicolás Monckeberg y Paulina Núñez de RN, Juan Antonio Coloma, Felipe Ward y Patricio Melero, de la UDI, y la presidenta del PRI, Alejandra Bravo.
Son los encargados de responder cada cuestionamiento ético o judicial que se le hace a Piñera. Se autodenominan la “fuerza de elite” o “dream team”, como aseguró a Las Últimas Noticias la diputada Paulina Núñez.
Se reúnen religiosamente los lunes para coordinar quién atacará cada tema que le incomoda al candidato, con qué argumentos o contra quién las emprenderán. Además arman sus agendas, preparan vocerías para desmentir las acusaciones en contra de Piñera (Dominga, Exalmar y muchos etcéteras) y trabajar para “que Piñera gane”, según reconoce Ward.
Que Dios se lo pague…
En la foto: Eduardo Durán Castro, Eduardo Durán Salinas, Cristián Nieto y Mario Desbordes
Uno de los equipos de choque que recientemente hiciera su estreno fue el de algunos líderes evangélicos en el Tedeum en que se implementó una “encerrona” en contra de la Presidenta Michelle Bachelet y donde se pasó a llevar la institucionalidad del país.
Tal como lo denunciara Cambio21, una grotesca maniobra se urdió desde el entorno de Sebastián Piñera, en que participaron varios pastores evangélicos y que fueron coordinados, de acuerdo con nuestras fuentes, por el dirigente de Renovación Nacional Mario Desbordes. Cuatro seudo pastores, que en realidad son integrantes del Consejo Ciudadano del expresidente y candidato a la Primera Magistratura, se confabularon para atacar a la Presidenta en la calle, al interior del templo y desde el púlpito, algo inédito para un acto que debió ser de unidad nacional y republicano.
El atentado a la institucionalidad contó con el beneplácito –apoyo expreso una vez consumado- del propio Piñera, que en ningún momento alzó su voz en contra de la felonía. Por el contrario. Las cámaras muestran al propio expresidente dialogando en privado, antes y después de la agresión, con los principales ejecutores del plan, distendido, sonriente, complacido.
No pasó mucho para que se fuera desenvolviendo la madeja y aparecieran los verdaderos responsables de tamaña fechoría republicana. Se trataba de un grupo de integrantes del mentado Consejo Ciudadano de Piñera y un par de candidatos a parlamentarios o excandidatos de Chile Vamos a cargos en el Congreso y otras instancias.
Según se ha sabido, el programa original de la ceremonia consensuado con La Moneda, como se estila en estos casos, fue cambiado en silencio y sin que incluso se enteraran algunos obispos. El responsable es Eduardo Durán, padre del pastor y candidato a diputado de la derecha -Eduardo Durán Salinas (RN)-, quien desde el púlpito hizo proclamas políticas e incurrió en faltas de respeto en contra de Bachelet.
Aparte de Durán Castro, otros tres pastores evangélicos forman parte del Consejo Ciudadano de Piñera. Se trata de Jorge Méndez, Carlos Vargas y Javier Espinoza. Un sexto integrante de esta “barra brava” evangélica piñerista es el director de comunicaciones del Concilio de Iglesias Evangélicas, Cristián Nieto, el mismo que hizo de vocero para anunciar que “enfriarían” sus relaciones con el gobierno. Este fue un derrotado candidato a diputado por RN en los distritos de Quinta Normal y Cerro Navia.
Los seis han contado con el respaldo no solo de Desbordes, sino que además de la plana mayor del Comando de Piñera y del propio candidato. Patéticas fueron las palabras de Chadwick tras la agresión a la Presidenta y la institucionalidad: “Hay momentos, como el #Tedeum de hoy, que no solo sobran las palabras sino que emocionan.