Estamos a menos de 60 días del nuevo arribo de un sumo pontífice a nuestras tierras. A diferencia de la venida de Juan Pablo II en 1987, que fue seguida con fe y esperanza por millones de chilenos, en esta oportunidad la apatía se impone.
Desde la falta de “ambiente” a la indiferencia: Los entretelones de la incómoda visita del papa Francisco a Chile
Por Mario López M.
Cuestionamientos van desde el alto costo que se quiere “trasladar” a feligreses, pasando por las opiniones que ha dado frente a la salida al mar para Bolivia hasta el ninguneo a los católicos que cuestionan al obispo Barros en Osorno.
Conozca todas las cifras que rodean la presencia de Bergoglio en nuestro país, desde las 600 mil ostias hasta las delicadas medidas de seguridad que se preparan en secreto para evitar disturbios en los actos públicos. En especial en La Araucanía.
Cuando los delegados chilenos sugirieron en Roma que la fecha dispuesta por el Vaticano para la llegada de Francisco a Chile era incómoda, pues costaría crear ambiente entre dos vueltas presidenciales, la Teletón, las fiestas de fin de año y las vacaciones, entre otras, la respuesta fue categórica: o es ahora o tendrán que esperar algunos años otra oportunidad. Hubo que allanarse.
Así, lo que se espera sea una fiesta para los católicos y cristianos en general, amenaza transformarse en un dolor de cabeza.
El primer síntoma de la “migraña” para las autoridades eclesiásticas nacionales lo representó el financiamiento de la visita.
¿Yo te invito?
El año 87 la cúpula religiosa también buscó en parte financiar la venida de Karol Wojtyla solicitando que cada chileno aportara $100. Con ello se buscaba cubrir los costos que ascendieron a $413.849.289 de la época, hoy unos $3 mil millones. Mediante el aporte de personas naturales se reunieron $421.283.571, que superaba el monto que se ocupó en gastos distintos a los de seguridad y otros que, como ahora, serán del cargo del gobierno. Nunca quedó mucha claridad acerca de cuánto fue el aporte de las empresas ni cuál fue su destino final.
Hoy la “invitación” cuesta un total aproximado de 11 mil millones de pesos, de los cuales el Estado financiará 7 mil y los restantes $4 mil millones serán de cargo de la Iglesia Católica, que trasladó, una vez más, el costo a sus feligreses. Los empresarios, como entonces, dispondrán de beneficios tributarios si donan a la venida. Así como el aporte promedio de cada chileno en 1987 fue de unos $35, hoy debiera ser de unos $230 para solventar la cifra requerida de los cuatro mil millones.
Fuentes del arzobispado de Santiago reconocieron en off a Cambio21 que sería impresentable, dado el ambiente que existe de repudio a los abusos empresariales, que la visita se financiara principalmente de las grandes empresas o grupos económicos, más todavía cuando estarán debilitados por los aportes a Teletón. Sin embargo, el único sondeo de opinión que se conoce acerca de la materia, de Cooperativa-Imaginacción, da cuenta que si bien existe beneplácito en la visita que se desarrollará entre el 15 al 18 de enero de 2018, con suerte la participación de los feligreses llegará al 20% y que solo el 17% está dispuesto a donar dinero.
¿En qué se gastará el dinero?
El rápido periplo por nuestro país, de apenas tres días -a diferencia de 1987 con Juan Pablo II que duró cinco-, y que en esta oportunidad incluirá Iquique, Santiago y La Araucanía, conlleva una serie de gastos asociados no solo al transporte y realización de los actos pastorales, sino que además incluyen, entre otros, remuneraciones, habilitación de las sedes y escenarios en que se desarrollarán los eventos religiosos, viajes y comisiones de trabajo, gastos bancarios, proyectos de preparación pastoral y material de difusión y publicidad.
De los $11 mil millones presupuestados, los $4 mil millones que les corresponde aportar a la iglesia y feligreses irán destinados al financiamiento casi exclusivo (90%) a la organización e implementación de los encuentros masivos, “lo que incluye proveer las condiciones mínimas y necesarias para que estos actos puedan realizarse garantizando la integridad de los peregrinos (habilitación de espacios, equipamiento, diseño de los lugares, accesos, infraestructura, etc.)”, que se dividen en 42% para los eventos a realizar en Santiago, 28% para la misa en Iquique, 22% para la visita en Temuco, 5% para pagar honorarios a funcionarios y 3% para costos de operación.
La diferencia, un poco más de $7 mil millones, deberán ser “entregados” por el Estado para completar el presupuesto total de la visita papal, que incluye seguridad y logística. Este gasto no estaba previsto en la Ley de Presupuesto aprobada en 2016 para el periodo de 2017 y, dado que la visita del pontífice se terminó de gestionar en julio de este año, no se crearon fondos para esta área, por lo que ahora se deberán hacer recortes y reasignaciones en otros ítems para costear la seguridad y los otros gastos de la gira equivalente a la de un jefe de Estado.
Se estima que se utilizarán más de cuatro mil carabineros, PDI, funcionarios de Aduanas y SAG en Iquique y Temuco. Esto, ya que se espera que unos 350 mil extranjeros ingresen al país para presenciar las eucaristías del pontífice.
¿De dónde “pecatas meas”?
El plan estratégico dado a conocer por la Iglesia Católica para la recaudación de fondos consta de tres partes: La primera apunta a pedir aportes a fundaciones e instituciones ligadas a la curia; con ella se tiene presupuestado cubrir el 15% de la meta final de los cuatro mil millones.
El segundo plan, lanzado hace bastante poco, pretende que las personas naturales donen a través de parroquias, colegios y centros comunitarios. Para ello han pensado en un programa denominado “Un día para el Papa”, que busca que la gente done lo que gana en un día. Con esto se espera llegar al 40% de fondos totales.
La última etapa –llamada “Donación uno a uno”- quiere recaudar fondos a través de personas jurídicas y así llegar a cerca del 60% del total presupuestado. La diferencia sería de cargo de la iglesia´.
Así lo aseguró el director ejecutivo de la visita del Papa, Javier Peralta, quien asegura que los gastos de la visita del pontífice serán financiados por la iglesia Católica y el Estado solo aportará en temas de seguridad y las actividades donde Francisco se junte con autoridades gubernamentales (los restantes $7 mil millones). Si quedan excedentes, han reiterado autoridades eclesiásticas, serán donados a distintas fundaciones sin fines de lucro que apoyan a inmigrantes, adultos mayores y menores de edad.
Las cifras del peregrinaje
Su Santidad, el Papa Francisco, estará en Chile entre el 15 y 18 de enero de 2018. En ese acotado espacio de tiempo se harán tres misas que esperan recibir unos tres millones de fieles de nuestro país y de naciones vecinas. Se estima que se utilizarán una 600 mil hostias, además de unos 80 kilómetros de vallas papales y cerca de tres millones de litros de agua. Así lo informó el coordinador nacional de la visita del Papa, Fernando Ramos, en el marco del mega evento pastoral llamado “Papa Francisco yo lo invito”.
Para la realización de las misas presupuestadas (Santiago, Iquique, Temuco), el papa recorrerá un total de 3.060 kilómetros, se deberán construir o preparar cerca de 4.500 metros cuadrados de altares y unos dos mil metros cuadrados de pantallas led para seguir los eventos a distancia en los mismos lugares. Se espera movilizar a quince mil voluntarios. También se tiene contemplado que visite una catedral, dos santuarios, una universidad y una cárcel de mujeres.
Además Peralta especificó que “el Papa ha pedido que sea una visita que no implique un gasto innecesario, no construir un obra que sea utilizada solo una vez. Queremos construir la mayor cantidad de cosas reutilizables, como los altares, que tengan un sentido de reutilización posterior y no de cosas que terminen desechándose”.
En cuanto a los objetivos de la visita, aclaró el personero, estos implican “una oportunidad de entender bien nuestros problemas, de generar instancias de diálogo, de respetar nuestras diferencias y construir una mayor paz social. Para eso estamos trabajando”.
Las resistencias que genera la visita
Según Imaginacción, el 85,8% opina que el viaje de Francisco a la región de La Araucanía va a aumentar el conflicto que ahí se vive. “Es la zona de mayor tensión en Chile y el Papa ha querido manifestarse y estar cerca de todas las personas que constituyen La Araucanía. Quiere conocer más de cerca y dar una palabra de luz, de apoyo y de cercanía con aquellas personas que están ahí”, dijo el obispo auxiliar de Santiago y secretario general de la Conferencia Episcopal, Fernando Ramos. Por su parte el obispo de Temuco, Héctor Vargas, aseguró que “pesó el hecho que seamos, lamentablemente, la región que encabeza los índices de pobreza en Chile”.
¿Y qué opinan los incumbentes, el mundo mapuche? Un comunicado público emitido hace un par de meses por el vocero del Consejo de Todas las Tierras, Aucán Huilcamán, afirmó que “hemos visto que el obispo (de Temuco) Héctor Vargas se ha alejado de la doctrina del Papa Francisco en relación con el pueblo mapuche, especialmente por su participación en la Mesa Asesora Presidencial donde se adoptó un texto que intenta falsear la historia de la Araucanía”.
A su juicio, para que la visita de Francisco sea “verdaderamente útil”, el pontífice debe ratificar ese perdón del papa Juan Pablo II y “plantear un resarcimiento por el crimen de lesa humanidad cometido en contra del pueblo mapuche y una indemnización por el despojo territorial”.
El dirigente pedirá que “anuncie que derogará la Doctrina del Descubrimiento, considerando que fueron los medios e instrumentos con que se realizó el mayor despojo de tierras en donde la Iglesia Católica tiene directa participación”.
El werkén de la comunidad Rankilko, Rodrigo Curipán, ratifica la creencia que a los pueblos indígenas se les despojó de la tierra: “Si el Papa lo dice aquí en La Araucanía, eso evidentemente sería importante (…) si la iglesia católica pretende resolver y retomar un sentido de entendimiento con el pueblo mapuche, tiene que partir asumiendo que hay una verdad detrás de la demanda mapuche que es que a los mapuche se nos usurpó la tierra, se nos instaló un Estado, y ese Estado hoy quiere negar los derechos que han existido para nosotros”.
El mayor (r) de Carabineros y experto en seguridad Jorge Aguirre, advirtió cuáles serían las medidas de seguridad que habría que adoptar en la Araucanía: “Primero lo que tiene que ver con la seguridad personal del Papa, que alguien pudiera intentar algún tipo de situación en su contra; y la otra que algún grupo de personas quiera llamar la atención con alguna interrupción o manifestación”.
Al respecto Curipán estima que tales medidas de seguridad solo buscan invisibilizar la causa mapuche y reprimir a sus integrantes.
Fuentes de gobierno aseguran que las medidas “están preparadas para enfrentar posibles escenarios de enfrentamientos durante los actos públicos, en especial en La Araucanía y Santiago.
De la rebelión de Osorno al mar para Bolivia
Los laicos de Osorno han intentado innumerables vías para llegar a plantear al Papa su demanda para que se remueva al obispo de esa diócesis, Juan Barros. La negativa hasta ahora del Vaticano e incluso una inapropiada respuesta del propio Bergoglio que trascendió a la prensa, causó profunda decepción y molestia en la feligresía local. Por ello se espera que se organicen manifestaciones para que el pontífice sepa por qué no quieren a Barros en su ciudad, a quien culpan de ser encubridor del pederasta Fernando Karadima.
Las protestas en contra del cuestionado religioso se arrastran desde 2015, apenas asumido en esa diócesis. Si bien las manifestaciones han encontrado una importante visibilidad social, su resultado ha sido nulo. Por ello, luego de haber agotado las vías diplomáticas y las no tanto, optaron con expresar durante esta visita su malestar y llamar la atención del regente del Vaticano.
Así, se espera que al menos en Santiago se concentren las protestas, que incluirán el rechazo a las propias declaraciones de Bergoglio, quien dijo que “Osorno sufre por tonta”, agregando que la posición tozuda de los creyentes no variará su posición de que el nombre de Barros “se conserva”.
No ha sido lo único conflictivo dicho por el Papa en relación con nuestro país. Como una injerencia en los asuntos bilaterales se consideraron sus declaraciones acerca de que “no es injusta” la demanda de Bolivia por la salida al mar y que una mediación papal sería un “último paso”.
Sus dichos fueron vertidos durante una rueda de prensa al regreso de un anterior viaje a Latinoamérica: “Siempre hay una base de justicia cuando hay cambio de límites territoriales y sobre todo después de una guerra. Yo diría que no es injusto plantearse una cosa de ese tipo”, dijo. Se estima a nivel de gobierno e iglesia en Chile el pontífice no se referirá a este tema en público.
Lo que sí podrá causar fricciones es la agenda valórica en implementación en el país, en especial el tema del aborto y del matrimonio igualitario, temas sensibles para los sectores más conservadores del catolicismo y que han sido parte de la discusión presidencial. Tampoco estarán ausentes los casos de pedofilia que afectan a miembros del clero, también en nuestro país.