Por Alejandra García
El diputado Raúl Soto cumple su primer periodo como parlamentario. Fue elegido por el distrito 15 de la Región de O´Higgins. Es abogado de la Universidad de Chile y es el diputado más joven de la bancada DC: 31 años
Su padre es el actual alcalde de Rengo, Carlos Soto.
El diputado votó por rechazar la idea de legislar sobre la reforma tributaria del Gobierno y es reconocido por sus pares como díscolo y progresista.
Como ex presidente de la Comisión de Trabajo priorizó construir posiciones comunes con el resto de la oposición para cuestionar el proyecto de pensiones de Piñera y en la Sala se aprobó el proyecto.
¿Es posible aún construir unidad programática entre los diputados de oposición para enfrentar la agenda legislativa de Piñera? ¿Es posible construir espacios de diálogo en la Cámara de Diputados entre los parlamentarios de oposición como está ocurriendo en el Senado?
Yo creo que aún es posible, no he perdido la esperanza de que eso ocurra. Obviamente en la Cámara es más difícil que en el Senado por diversos motivos. Somos más parlamentarios, hay más diversidad y mucho individualismo. Faltan liderazgos capaces de aunar esa diversidad en torno a elementos que nos unan. Muchas veces lo hemos intentado pero pocas veces con éxito. Es más fácil centrar la atención en las diferencias, dividir y diferenciarte que hacer los esfuerzos colectivos en beneficio del país.
A eso se suma la crisis de identidad de los partidos de centro izquierda, están muy perdidos. Cuando no tienes claridad de quien eres, cuáles son tus principios y convicciones, cual es el proyecto país hacia el cual tenemos que avanzar, simplemente se pierde la brújula. En ese contexto hay mucha tentación al negociado, al desmarque, al perfilamiento meramente comunicacional pero sin ningún trasfondo sustantivo. Entonces se genera una ansiedad por tratar de incidir a toda costa, alcanzar acuerdos en todo y empezamos a bailar al ritmo del gobierno. Eso ocurre en la Cámara, en el Senado la música la ponen los Senadores y ellos tienen claro que solo unidos se puede incidir frente a un gobierno de derecha y por lo tanto el desafío mayor es trabajar la unidad en la diversidad. Yo espero que eso en algún momento empiece a permear las bancadas de oposición en la Cámara.
La directiva de su partido ha priorizado el protagonismo propio, el camino de la identidad partidaria. ¿Usted cree que es posible armonizar la identidad partidaria con la construcción de unidad opositora ante la agenda legislativa de Piñera? ¿Ve posible que en octubre del 2020 la oposición esté unida para elección de Alcaldes y Gobernadores Regionales?
La DC es un buen ejemplo de un partido que ante su crisis de identidad busca el perfilamiento comunicacional centrándose en las diferencias con el resto de la oposición, poniendo todos los esfuerzos en buscar acuerdos, en muchos casos innecesarios, con un gobierno del cual no compartimos sus principios y proyectos de país. Esa es una estrategia política que no comparto. Bajo esta conducción se ha transformado a la DC en un partido pragmático, que está dispuesto a ceder en todo para lograr ese perfilamiento y eso ha significado muchas veces dispararnos en los pies. Es una política muy cortoplacista, cuando construyes una cáscara sin contenido, el riesgo de quiebre es alto. Yo creo que había que partir al revés, primero reafirmar nuestros valores y principios, a partir de allí hacer un proyecto país con propuestas claras e innovadoras, pero acordes a esos principios y posteriormente buscar un perfilamiento sobre la base de un proyecto colectivo más amplio, para liderar a la oposición. Acá parece que deliberadamente se busca renunciar a liderar, renunciar a la vocación transformadora y de mayoría de la DC y conformarnos con ser un partido práctico, pequeño y bisagra. Yo me revelo ante eso. Y creo que es una piedra en el camino para la unidad opositora, tanto en materia legislativa, como ante los desafíos electorales que se vienen. Si no reaccionamos a tiempo puede ser muy tarde y un camino propio 2.0 podría ser fatal. Ojalá no ocurra, en política y en la vida hay que aprender de los errores.
En su diálogo interno partidario, ¿Usted ve a la militancia DC más cercana a la tesis del camino propio/identidad partidaria o con más vocación de recomponer una alianza política-electoral con el resto de la oposición? En las próximas elecciones locales de la DC ¿este tema será parte del debate político interno?
Hay distintas visiones. Creo que el tema de la identidad ha permeado a la militancia, porque es cierto que hay una crisis de identidad. Pero hay un error muy básico en creer que la identidad es mera diferenciación, desmarque del resto de la oposición. Esa es la fórmula más fácil, el camino más corto para mostrar una supuesta identidad, es ser efectista, pero en ningún caso efectivo. Es un simple espejismo de hacer creer que estas recuperando identidad cuando lo único que haces es diferenciarte. La identidad es otra cosa. Es primero reconocimiento, es saber quién eres y que quieres. Cuando tú sabes esas dos cosas no andas por la vida con una ansiedad torpe tratando de diferenciarte del resto. Entonces cuando la DC comience a reconocerse, a retomar sus principios y convicciones, actualizados a los tiempos de hoy por cierto, para responder a las necesidades de la ciudadanía del siglo XXI, ahí recién va reencontrar su identidad, esa que hizo de este partido grande. La pregunta correcta no es que nos diferencia del resto, es insisto, que somos y que queremos para el país. A partir de ahí tu puedes construir un proyecto que sea transformador de la realidad y al mismo tiempo moderno. Seguramente en ese instante los puntos de encuentro con el resto de la oposición van a ser muchos.
Respecto al camino propio, creo que hay una gran mayoría de militancia de base que aprendió la lección y sabe que no podemos volver a los mismos errores. La unidad es necesaria, no solo desde el punto de vista electoral, sino que para construir un mejor país. No tengo esa misma claridad respecto de ciertos dirigentes partidarios, si esta conducción continúa tal cual, sin reaccionar y cambiar de dirección, el escenario más probable es el camino propio 2.0. Eso sería una irresponsabilidad.
Diversos estudios de opinión muestran que más del 60% de los chilenos/as no se identifican con los partidos políticos ni tampoco se definen en la geometría política derecha/centro/Izquierda. A juicio suyo que deben hacer los políticos y en particular los nuevos liderazgos para movilizar a ese electorado “desconfiado” de la política tradicional, electorado independiente que pareciera ser decisivo en un sistema de voto voluntario.
Cuando te señalo que los partidos de centro izquierda están totalmente perdidos y desalineados de la realidad tiene mucho que ver con esto. En medio de la crisis de identidad los partidos debaten sobre quien es el centro o quién está más o menos a la izquierda. O peor aún se pelean a la clase media. Lo que no parecen entender es que la realidad social y política chilena cambió. Ya no se puede pretender que los electores responden a la “política de contenedores” del siglo pasado, donde tu simplemente le hablabas a un sector de la sociedad que piensa similar a ti, o a una clase social determinada y eso se traducía casi automáticamente en votos. Hoy es todo mucho más líquido, más variable, la gente responde a otro tipo de estímulos. Entonces el desafío es actualizar los partidos para responder de forma creativa a los nuevos tiempos. Pero tiene que ser con domicilio claro, en base a principios firmes, sin un exceso de pragmatismo, porque la gente hoy no tolera las ambigüedades o dobles estándar. La nueva política tiene que ser cercana, transparente y participativa.
Ya lleva más de un año el debate sobre el proyecto de modernización tributaria en la Comisión de Hacienda de la Cámara; desde su perspectiva y mirando el futuro que opina sobre la reintegración tributaria que para el gobierno es “el corazón de su reforma”?
El debate tributario no es solo sobre mecanismos, se trata primero de principios. Yo creo que los que más tienen deben contribuir más al desarrollo del país y eso se traduce en impuestos progresivos donde los más ricos paguen proporcionalmente más que los más vulnerables y la clase media. Lo mismo respecto de las grandes empresas y las mipes. De esa manera el fisco recauda más para redistribuir a través de políticas sociales. En la integración se aliviana la carga tributaria de los más ricos y las grandes empresas y con eso nunca podría estar de acuerdo. No se trata de como compensar esos más de 800 millones de dólares que cuesta reintegrar, se trata que no comparto el principio sobre el cual descansa la reforma propuesta. Entonces la reintegración es regresiva y tiende a profundizar la desigualdad, no solo el problema es que el fisco recauda menos. En consecuencia, no podría apoyarla bajo ninguna fórmula.
Respecto al impuesto a la inversión regional, creo que es algo positivo y que va en la dirección correcta. Ojalá se pueda mejorar aún más en beneficio de nuestras regiones. Sin embargo, no es razón suficiente para justificar lo anterior. No puede ser una moneda de cambio. Tú no puedes transar principios por mecanismos.
En relación al proyecto de pensiones que está debatiendo la Comisión de Trabajo. Sobre las indicaciones del Ejecutivo ud señaló que “se está intentando pasar gato por liebre". Se estaba refiriendo a que sigue abierta la posibilidad de que AFP’s participen en la administración del 4%. ¿Habrá unidad de la oposición para sacarle al Gobierno de Piñera una porción de la nueva cotización para la Solidaridad?
Se pasa gato por liebre porque el gobierno ha buscado centrar el debate en lo menos importante, quien administra o si hay más o menos AFP, y no se ha centrado el debate en lo relevante, bajo que fórmula se administra, mas capitalización individual o más solidaridad y como mejoramos de manera más eficiente y efectiva las miserables pensiones de los chilenos. En cierta medida la oposición ha sido muy ingenua porque hemos permitido aquello. Las indicaciones del gobierno son malas, profundizan y legitiman el ahorro individual y la visión mercantilista del sistema en desmedro de un verdadero sistema de seguridad social. Todos sabemos que las AFP seguirán teniendo participación no solo en el 10% actual sino también en el 4% adicional. Y si no lo hacen directamente lo harán de manera indirecta, porque finalmente son los mismos grupos económicos que controlan las AFP los que están ligados a las Compañías de Seguros y la Banca Privada, que es la alternativa de competencia que propone el gobierno. Y el famoso “ente público” que nos tiene torpemente entrampados en una discusión estéril e inútil, se va limitar a licitar a esos nuevos actores gestión e inversión de los ahorros. Es más burocracia. El sistema se complejiza y eso no es bueno. La lógica sigue siendo la misma. Es una simple pantalla para legitimar el modelo. Lo único que justifica un “ente público” es que administre un nuevo componente de reparto o solidaridad, si es bajo lógica de capitalización individual va ser un fracaso. Por eso es gato por liebre. Y creo que la oposición está perdiendo el debate político y técnico bajo el riesgo de terminar siendo cómplices de aquello, sin un aumento significativo de las cuantías de las pensiones, por lo demás.