A 15 días de las elecciones presidenciales, con candidatos en cuarentena preventiva, con encuestas que muestran disimiles panoramas nos encaminamos a una primera vuelta con un resultado incierto de quienes pasaran a la segunda vuelta decisiva en noviembre.

 

Este escenario es una sorpresa considerando que muchos analistas aventuraron que los resultados de la primaria legal del 18 de julio, con más de 3 millones de electores votando, ya dibujaban a los posibles ganadores.

 

Ha quedado claro que importan las campañas electorales, que los escenarios pueden modificarse en 90 días. Los debates presidenciales televisivos y otros por distintas plataformas tecnológicas han generado conversaciones sociales relevantes que han ido modificando las preferencias electorales en unos casos o han mantenido un alto nivel de electores sin decisión definitiva sobre su opción de voto.

 

En este sentido el debate de ANATEL del 15 de noviembre -desde las 20,00 horas- se convierte en un hito decisivo para el 30% de electores que señalan no tener aún definida su opción presidencial. Ahí veremos el peak de esta campaña, donde la candidata y los candidatos se deberán jugar el todo por el todo para convencerlos de apoyarlos el 21/N, en una campaña presidencial altamente televisiva.

 

También hay candidaturas que han logrado crecer por su fuerte presencia en redes sociales instalando sus discursos y también sus fake news. La campaña del candidato de la ultraderecha Kast no tiene gran despliegue territorial, ni tampoco base parlamentaria, pero ha presentado una fuerte presencia en redes sociales en comunas de ingresos medios y populares que ha reemplazado el despliegue de activistas instalando su discurso de orden y crítica al violentismo que pareciera estar dándole frutos en la intención de voto.

 

Otra sorpresa de la influencia de las plataformas tecnológicas es la candidatura Parisi, que desde EEUU y sólo vinculándose con sus fans vía su comunidad digital estaría mostrando un porcentaje de votación no despreciable a pesar de las denuncias sobre no pago de pensiones alimenticias y acosos laborales, que en su fanaticada no hecho mella. Ahí el candidato ha mantenido una relación directa con su comunidad digital a la cual ha fidelizado y muestra que esa metodología le ha funcionado para ser protagonista en esta campaña presidencial.

 

Las diversas encuestas muestran que el escenario 2020 de una mayoría abrumadora por los cambios sociales que se expresó en el 80% de apoyo al Apruebo y que después en mayo mostró una importante representación de nuevos actores políticos, independientes por el Apruebo podría estar mutando en búsqueda de mayor orden y certezas que se identifican con la derecha (Kast/Sichel). Incluso estos estudios -que tienen cuestionables metodologías para estructurar su muestra- revelan que parte importante del electorado del Apruebo de octubre 2020 y de votantes de convencionales extra partidos tradicionales, estarían ahora optando por candidatos presidenciales como Kast, Sichel y Parisi.

 

Esto no lo sabremos hasta el final de la jornada del 21 de noviembre cuando se tengan los resultados de la elección presidencial y sepamos quienes pasaron a la segunda vuelta.

 

Probablemente estas dos semanas se debatirán estas dos tesis de que Chile volvió a cambiar y está mutando hacia una demanda social de mayor estabilidad y certezas versus de quienes creen que sigue inmutable el impulso por los cambios, que se mantiene el clima anti élite tradicional y anti partidos y que se sigue estando en un momento pre-revolucionario. Ese debate se verá en los medios de comunicación y en las redes sociales, pero quien definirá será la ciudadanía con su voto secreto e informado este 21 de noviembre eligiendo su opción presidencial, parlamentaria y de CORE.

 

Es de esperar que tengamos una alta participación ciudadana, ojalá inédita, en esta elección que se ha convertido en la más importante de las últimas décadas. Para la vida democrática sería ideal que fueran más de 9 millones de ciudadanas/os a votar este 21 de noviembre y no los esperables 7 millones tradicionales de las últimas elecciones.