Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: A días del plebiscito (que cambiará a Chile)

A diez días del plebiscito constitucional es importante entender porque la mayoría del país quiere establecer nuevas reglas del juego para el futuro.
La encuesta UC nos recuerda que hoy la mayoría de la ciudadanía –más del 70%- percibe la existencia de “un gran conflicto” entre la élite y la ciudadanía y adicionalmente en la ciudadanía no hay confianza en la meritocracia ya que solo el 20% cree que hay posibilidades que una persona de clase media o familia vulnerarse puede salir de esa condición y progresar socialmente mediante sus talentos.
 
Aquí está el origen del problema actual que nos ocurre como sociedad y que explica la alta desconfianza ciudadana en las instituciones democráticas; por tanto, deben crearse nuevas reglas institucionales que muestre que es posible convivir respetando nuestras diferencias –y no seguir viendo al adversario como enemigo- y que existen mínimos comunes o derechos sociales básicos que construimos para todos los miembros del Chile del futuro; esa es la tarea de construir una nueva Constitución.
 
Las diversas encuestas revelan que hay una mayoría ciudadana a favor del apruebo y de escribir una nueva Constitución de manera mucho más participativa que la Constitución del 80’ de Jaime Guzmán, pero el dato más relevante es que hay más interés en participar y votar en el plebiscito en los menores de 40 años que en los mayores de 50 años mostrando que es la vía institucional la que se prefiere para construir un nuevo pacto cívico para el futuro.
 
Siempre será bueno para la democracia que millones de ciudadanos/as voten este 25 de octubre, que su participación y decisión se imponga por sobre la violencia de los viernes de 1.500 manifestantes en la Plaza Italia.
 
Restablecer el respeto a la diversidad, la promesa meritocrática, el respeto a derechos básicos como pilares de la convivencia democrática requiere cambios estructurales en la sociedad chilena que durante décadas la derecha conservadora bloqueó con los senadores designados en los 90’, con el veto del Tribunal Constitucional, con la hegemonía empresarial en los medios de comunicación televisivos, con Gobiernos como Piñera que buscaron reinstalar su agenda pro mercado sobre la base de ganar elecciones en medio de un fuerte clima de abstencionismo electoral y la incapacidad de las fuerzas políticas de centroizquierda de “leer” adecuadamente los signos de la desigualdad y de los abusos –con la excepción del programa de Bachelet que fue cuestionado desde su misma coalición-.
 
Se inicia un nuevo ciclo para el país donde se requiere liderazgos que canalicen este sentimiento social de cambios hacia el futuro, es la hora de dialogar y de hablar sobre Chile –como lo señala la invitación de los Rectores de la U de Chile y la UC-; no es la hora de las amenazas como cree el senador Moreira-; es la hora de reconstruir espacios para que este Chile diverso –muy diverso, hoy más que ayer- establezca un compromiso de construir juntos y unidos un país donde se mejora la democracia.
 
Ese es el desafío post plebiscito del 26 de octubre, entender que la diversidad es un factor positivo para el país en la medida en que seamos capaces de procesarla institucionalmente; entender que la diversidad nos obliga a escuchar y dialogar más; entender que la diversidad nos impulsa a construir una hoja de ruta de cambios estructurales para el Chile del futuro.
No es posible que más del 70% de los casi 3 millones de pensionados reciba mensualmente una pensión inferior a $200.000; no es posible que más del 60% de alumnado no tenga acceso a internet ni tenga herramientas tecnológicas; no es posible que se recorten la inversión pública en Innovación, Ciencias y Cultura y por otro lado se le aumenten en 3% los recursos a Carabineros –manteniendo su opacidad en el manejo de US$ 1.600 millones anualmente-.
 
Hay muchas cosas que cambiar post plebiscito, especialmente para mejorar la democracia –como restablecer el voto obligatorio, modificar el hiperpresidencialismo-, pero lo relevante es que desde el 26 de octubre se empiece a construir un nuevo pacto institucional para todas y todos que permita empezar a resolver los dramas y dolores que están en nuestro cuerpo social y se empiece a construir un nuevo Chile para todos.