Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: El escenario político mayoritario después del Apruebo con un Gobierno extremadamente débil

El resultado del plebiscito sorprendió hasta al más optimista promotor del Apruebo y la Convención Constitucional y a la vez, dejó muy descolocado a los exiguos partidarios del Rechazo.

Habló la ciudadanía, se verificó un re-encantamiento con la política y las elecciones de los jóvenes de familias de ingresos medios y comunas populares quienes aumentaron su participación electoral en doce comunas de la Región Metropolitana en más del 10% en referencia a la segunda vuelta presidencial del 2017 lo que dibuja un nuevo escenario electoral para el 11 de abril de 2021 donde se elegirán los convencionales, gobernadores y gobierno municipal Alcaldes y Concejales convirtiéndose en una decisiva elección de cara al futuro.

Probablemente en la próxima elección en que se elegirán personas y representantes para administrar el poder; estos resultados de 78% a favor del Apruebo y 79% a favor de la Convención Constitucional reflejen una pluralidad amplia en favor de los cambios estructurales –pero ningún sector político puede sentirse dueño de ese triunfo, que es de todas y todos-, pero que optan por la vía pacífica e institucional y no caben lecturas refundacionales como pretenden instalar algunos sectores.

Hay “muchos apruebos” y el desafío de la política es construir una fórmula electoral amplia, plural y unitaria que represente a la mayor porción ciudadana del Apruebo.
Fragmentar el apruebo en diversas listas como propician algunos puede terminar ayudando a diluirse este impulso político, ya que lo esbozado por esa tremenda mayoría ciudadana es construir un nuevo pacto constitucional que permita avanzar en reformas políticas, pero también en mayor inclusión social como también en un modelo de desarrollo más sofisticado basado en mayor inversión en innovación, ciencias y tecnología.

Esos cambios requieren unidad política y social tanto para las Convencionales como para las elecciones regionales y municipales. No es el momento de adelantar proclamaciones y debates presidenciales, ello debiera venir post elecciones del 11 de abril próximo y hoy el desafío político es construir esas bases y contenidos sobre esos cambios que requiere el Chile del futuro donde se armonizan las libertades individuales con este animo comunitario de vivir en un país donde hay mínimos de derechos sociales que aseguran una existencia digna a las familias chilenas.

Se equivocan quienes quieren reducir el debate constitucional a cuestiones instrumentales como el régimen político presidencial o parlamentario, el sistema electoral mayoritario o proporcional y la distribución del poder político entre la capital y las regiones. Las mayorías ciudadanas que votaron quieren un orden constitucional que apunte a construir una mejor vida –en lo individual como en lo comunitario-, lo cual no puede eludirse por el bloqueo de las visiones más conservadoras.

Ciertamente este debate prosperará si existe una visión transversal o mayoritaria que el país requiere una recuperación de la actividad económica que sea más sofisticada y más compleja que supere las limitaciones del crecimiento extractivo actual. Por eso es preocupante que el Gobierno siga apostando –en presupuesto fiscal 2021- a ese modelo donde lo importante son los subsidios al empleo y no la recuperación de sectores productivos que tengan mayor valor agregado. Rebajar el presupuesto fiscal en Ciencias, Innovación en -10% y para universidades en -6% –ya que es bajo en relación a países OCDE- es una muy mala política pública que no puede prosperar.

Defender las mínimas bases de un modelo de desarrollo distinto al actual basado en conocimiento, valor agregado no es “polarizar” el país como acusa el Gobierno; al contrario es intentar representar a una mayoría ciudadana que el 25 de octubre votó por cambios en el país los que debieran implementarse vía institucional y así no frustrar a una ciudadanía que vuelve a confiar en las instituciones democráticas.

La élite que se siente amenazada y a punto de ser desplazada insistirá que hay “sobre expectativas”, que la Constitución no puede ser un listado de aspiraciones y que probablemente se jugará por seguir bloqueando los cambios democráticos, por eso se convierte en relevante la unidad política y social para las elecciones de abril.

En abril deben expresarse votando personas y listas ese deseo de cambio democrático pacífico que nos emocionó la noche del 25 de octubre, lo que requiere el máximo de unidad.

A esa tarea esperamos seguir contribuyendo.