Hemos tenido una segunda vuelta presidencial histórica.
La participación electoral subió a 8.329.000 electores superando con creces la participación electoral de noviembre y mayo 2021 y de octubre 2020, demostrando una vez más que la segunda vuelta presidencial atrae más electores (1.210.000 electores más que la primera vuelta).
Este masivo electorado ha elegido como Presidente de Chile a Gabriel Boric quién obtuvo 4.596.000 votos, superando de manera impresionante sus 1.814.000 votos de la primera vuelta y del 1,6 millones de la primaria de julio.
El candidato de la ultraderecha tuvo un importante apoyo electoral de 3.639.000 votos que equivale al 44,1% de la votación consolidando un escenario electoral distinto al proyectado en octubre 2020, cuando el Rechazo solo sacó el 20% de la votación.
El triunfo de Gabriel Boric tiene una importante explicación en que hubo 2.782.000 votantes Boric que no lo apoyaron ni en las primarias ni en la primera vuelta que en este segunda vuelta le dieron su voto de confianza por la flexibilidad de acoger las propuestas de Yasna Provoste y MEO y hacer una campaña defendiendo los avances y valores democráticos amenazados por Kast.
El 60% de quienes lo eligieron este domingo, apoyaron al candidato Boric de la segunda vuelta, el que habla de acuerdos amplios y transversales, el que dice que será Presidente de todas y todos los chilenos, que se siente parte de la historia de muchos que antes lucharon por la justicia social, por los DDHH y por una mejor democracia y que por tanto, es continuidad de ese proceso histórico.
Esos votantes que lo eligieron no son votos de Apruebo Dignidad, ni de sus voceros de la primera vuelta. Son electores que le dieron un voto de confianza a la versión social demócrata que escuchamos, leímos y vimos en la campaña de la segunda vuelta.
Son esas señales políticas del candidato Boric que le permitió ganar en regiones en que tuvo un pobre desempeño electoral en primera vuelta como en Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Los Lagos y a la vez consolidó importantes triunfos en la Región Metropolitana, Valparaíso.
Esto le permitió captar los votos de Yasna Provoste, MEO y parte del electorado de Parisi y la mayoría de los nuevos votantes de la segunda vuelta optaron por Boric.
Cuando se recibe este mandato ciudadano y la confianza de 4.596.000 ciudadanos, es importante no errar en la lectura política del sentido del escrutinio o de la voz de las urnas.
No es la hora de retroceder hacia el diseño político de la primera vuelta, lo que la ciudadanía espera que se despliegue ese liderazgo amplio, transversal, constructor de acuerdos; en especial porque el escenario parlamentario que se tendrá desde 11 de marzo será casi un virtual empate político.
El Presidente electo debe ir despegando incertidumbres, dudas, consolidar su liderazgo y construir esa nueva mayoría política-parlamentaria que permita avanzar en las transformaciones planteadas al país.
Debe instalar una relación de colaboración constructiva con el bloque PDC, PS, PPD, Liberales ya que con esos votos le permitiría llegar al 50% del Senado y la Cámara de Diputados.
Por eso es relevante que en su discurso inicial de Presidente electo haya reiterado que “seré el presidente de todos los chilenos y chilenas. De quienes hoy votaron por este proyecto, de quienes eligieron otra alternativa y también de quienes no concurrieron a votar. Los tiempos que vienen no serán fáciles. Deberemos hacer frente a las consecuencias sociales, económicas y sanitarias de la peor pandemia que ha vivido nuestro país en más de un siglo. Será difícil, no cabe duda, pero vamos a ir avanzando con pasos cortos, pero firmes, aprendiendo de nuestra historia”.
Es importante que el Presidente electo tenga claridad que los años 2022-2023 son complejos no solo sanitariamente sino económicamente, como lo insistió el Banco Central las proyecciones económicas hablan de una proyección de crecimiento mediocre de 2% y 1% respectivamente.
Ese complejo escenario requieren más sentido de unidad nacional y quién debe promoverlo es el Presidente de la República. Estos últimos 4 años lamentablemente tuvimos una autoridad de la Moneda que trató de imponerle a la ciudadanía una visión de mercado, que incluso violó los DDHH y hoy es necesario que esa institución vuelva a promover la unidad de los chilenos/as.
Por esa razón es muy destacable lo señalado en su discurso inicial por el Presidente electo al señalar que “tendremos un Congreso equilibrado, lo que significa a su vez una invitación y una obligación de dialogar. Yo honestamente lo veo como una oportunidad para volver a encontrarnos, para unirnos en grandes gestas por el bienestar de nuestra patria, para lograr amplios y duraderos acuerdos que mejoren la calidad de vida de nuestros compatriotas. Confío en la responsabilidad de todas las fuerzas políticas de mantener las diferencias en el marco de las ideas, poner siempre por delante el bien común y rechazar de manera clara y sin ambigüedades la violencia en política y en nuestra vida en sociedad”.
La ciudadanía le ha dado una voto de confianza a Gabriel Boric para que desde el 11 de marzo gobierne buscando construir acuerdos que mejoren la calidad de vida de las mayorías. Con la impresionante participación electoral de 8,3 millones de chilenos/as sería bueno que los distintos actores políticos analizaran el nuevo escenario y las nuevas señales que da el Presidente electo y actúen con un sentido de colaboración constructiva para que el país salga de la encrucijada actual y nos encaminemos en unidad hacia un Chile donde empezamos a derrotar la desigualdad.