La polémica de los indultos ha venido a confirmar que la asesoría directa al Presidente de la República en el segundo piso de La Moneda es de baja calidad y como dicen muchos analistas de la plaza es “muy amateur”, de personas amigas con bajas competencias para esa tarea y presentan una exigua experiencia en manejos de Estado.
No solo se requieren Ministros y Ministras con capacidad de gestión y comunicación, sino también se requiere un staff de asesores presidenciales con experiencia en asuntos públicos lo que claramente carece el actual equipo del segundo piso.
Ya se analizó largamente que el equipo de apoyo internacional generaba más problemas que soluciones y aquí se vio que la decisión de usar la exclusiva facultad presidencial de indultar fue un tremendo error político ya que se benefició a personas con fuerte curriculum delictual que no tienen nada de luchadores sociales y el timing en que se realizó terminó abortando el Acuerdo Nacional por la Seguridad que le permitía al Gobierno mostrar un avance en un área altamente sensible donde la desconfianza ciudadana hacia su manejo del tema explica la fuerte caída de la aprobación presidencial que oscila entre el 24% de la CEP y el 27% de CADEM.
O sea la principal señal política de que se estaba tomando en serio el tema de seguridad, con políticas transversales fue dañado fuertemente por una decisión errada como fue indultar a delincuentes.
El error se ahondó por desafortunadas declaraciones del Presidente de la República comentando fallos judiciales, cuestión que le fue reprochado por el pleno de la Corte Suprema; acelerando renuncia de Ministra de Justicia -en medio de la tercera votación de candidato a Fiscal Nacional- y terminó con la renuncia del Jefe de Gabinete del Presidente, que además, acumuló un inusitado poder en cuestiones que marcaron la mala gestión gubernamental como fue la visita a Temucuicui de la ex Ministra del Interior.
Parte de la confianza que tienen los gobernantes se construye también al conocer a quienes lo asesoran y en estos 10 meses se construyó la imagen de que en segundo piso hay exceso de amateurismo, asesores sin la debida calificación y muchos amigos que están “jugando a gobernar” como lo anotó claramente el senador Iván Flores.
A nivel de Ministros/as hay varios que no se conocen, que no asumen la problemática sectorial actual, que siguen con un discurso de campaña y no impulsan políticas sectoriales pertinentes a la realidad como ocurre con Educación y Economía por citar dos casos emblemáticos.
En Educación hay un acuerdo transversal sobre la crisis educativa post pandémica (más ausentismo, menores aprendizajes, más deserción por ej) y aún MINEDUC no lanza un Plan para la recuperación educativa ni destina más recursos para implementarlo, cuando ya estamos ad portas de iniciar el año escolar 2023.
El affaire de los indultos incluso borró el anuncio del plan de ayudas sociales que incluye duplicar el bono marzo para 1,5 millones de familias vulnerables, pero que lamentablemente deja afuera a las clases medias empobrecidas que no tienen causantes de Asignación Familiar ni Subsidio Único Familiar , que es la herramienta usada para distribuir las ayudas sociales. Si solo se ayuda al 20% de las familias queda abierta la presión política para exigir nuevas medidas sociales para ayudar a familias que tiene jefe de hogar con empleo informal o emprendedores sin hijos que no generan Asignación Familiar.
El Gobierno debiera dar certezas por ejemplo que no habrá alza de tarifas en transporte público, porque hasta la alza de $40 sugerida por panel de expertos ha sido descartada momentáneamente -por ahora- por Ministro de Transportes y debiera además, comprometerse a que ese congelamiento tarifario se extiende a zonas reguladas y no reguladas.
Requiere mostrar apoyos a las familias de clase media que no reciben Subsidio Único Familiar ni reciben asignación Familiar.
Fue tan inmenso el error político de los indultos que borró toda la agenda gubernamental que incluso la desaprobación a la gestión presidencial subió a 70%. Los amateurs debieran anotar este rechazo ciudadano inédito para enmendar.