Las encuestas del fin de semana (Pulso Ciudadano y Cadem) trajeron malas noticias para el Presidente Boric; su aprobación que había subido post Cuenta Pública del 1º de junio -donde re-instaló su hoja de ruta y sus promesas- se vuelve a derrumbar, perdiendo así entre 8% a 10% en estas últimas semanas.
Cae su aprobación a los niveles previos, pero ahora marcado por nuevos errores -que no pueden ser adjudicados a su ministra del Interior- sino a temas puntuales como el affaire Irina Karamanos, la compleja decisión de cerrar Fundición Ventanas que dividió a la opinión pública; pero los problemas siguen estando en la crisis inflacionaria y en la falta de seguridad en que están viviendo las familias.
Ambos temas (Alzas Inflacionarias y Delincuencia) siguen siendo los principales problemas del país y se ve a un gobierno inactivo para enfrentarlas, sin medidas potentes que muestren a un gobierno trabajando para ayudar a las familias vulnerables.
En el mundo popular, clase media baja la desaprobación a la gestión gubernamental llega al 60%, además hay un 59% de la población considera que su situación económica es mucho peor en relación al año pasado, un 47% de la ciudadanía señala que “no alcanza a llegar a fin de mes”; o sea la inflación -una vez más- revela que a quienes más golpea es a las familias de clase media y del mundo popular, por eso se reclaman ayudas sociales para esos sectores; pero el gobierno no las ha privilegiado y por ejemplo se sigue negando a darles un subsidio fiscal para morigerar las fuertes alzas de la tarifa eléctrica que ocurrirá el próximo mes, aún no envía proyectos de ley para que en mercado del gas licuado y gas natural se terminen los abusos de Gasco-Abastible-Lipigas y de Metrogas respectivamente, a pesar de las múltiples denuncias que se han realizado y que constató la Fiscalía Nacional Económica.
Es un gobierno pasivo ante el aumento de los precios de los alimentos, de los servicios como la luz, ante la subida del dólar y su impacto en los precios internos y sólo se activó con tema del MEPCO y las bencinas, donde termina ayudando al 40% de mayores ingresos.
También en estos 115 días se ha acentuado la sensación de miedo e inseguridad en las familias chilenas. Se repiten todos los días portonazos, asaltos, pero ahora hay que agregar balaceras en el Metro, acuchillamiento de alumna en colegio en toma, más balaceras en fiestas masivas en salón VIP, tomas de colegios; lo que irrumpe en la vida cotidiana de las personas y se instala este sentimiento de inseguridad y que las instituciones no funcionan, de que ni Carabineros, ni los Municipios, ni el Ministerio del Interior son capaces de brindar esa seguridad básica.
Incluso a principios de mayo el Presidente Boric convoca a un Acuerdo por la Seguridad y nada ha pasado, no hay agenda común entre las instituciones, no hay coordinaciones políticas, no hay avances legislativos y las familias viven atemorizadas y responsabiliza naturalmente al Gobierno.
Es un gobierno inactivo en estas dos grandes preocupaciones de la ciudadanía como son la delincuencia y la alta inflación y por tanto, la mayoría ciudadana juzga críticamente a un gobierno que no hace mucho por enfrentar estas problemáticas que deterioran la calidad de vida de las mayorías.
Además, su Ministro Jackson informa a la ciudadanía que “Vamos a tener que trabajar desde el 5 de septiembre en cómo hacemos viable la mayor cantidad de nuestro programa de gobierno”, o sea ¿será un gobierno que no hará nada hasta el 5 de septiembre?.
No parece sensato que amarren su destino al plebiscito de salida donde la mayoría de la población tiene un juicio crítico del trabajo de una Convención Constitucional donde 60% de la ciudadanía tiene “poca o nada de confianza”. Al tomar esa decisión estratégica de colocar al gobierno indisolublemente ligada al trabajo de la Convención y el Apruebo, entonces esta drástica caída de la aprobación ciudadana repercute en la intención de voto para el 4 de septiembre donde en las encuestas vuelve a remontar el Rechazo sobre el Apruebo.
Al igual como ocurrió en 2016 con el Brexit en Reino Unido, por el mal manejo de los equipos políticos estos referéndum se convierten en plebiscito sobre la gestión del gobierno de turno. Aquí se va en camino hacia un plebiscito donde parece que la gente va a votar es sobre la gestión del gobierno Boric, sobre si él y la Convención generan confianza o incertidumbre, o si generan esperanza o inseguridad y los sentimientos que mayoritariamente se empiezan a asociar a ellos es inseguridad e incertidumbre.
Si se quiere remontar esta caída de la aprobación del gobierno se requieren cambios políticos profundos y especial cambiar al equipo de ministros que a los 115 días aparece como un equipo agotado y agobiado. Debe cambiar piezas de un equipo ministerial que ha mostrado no estar a la altura del Presidente, ni de su Ministro de Hacienda ni de su vocera y solo ha mostrado descoordinaciones, desprolijidad e improvisaciones que explican parte importante de esta baja aprobación ciudadana.
Muchos analistas han señalado en sus redes sociales y en sus intervenciones post encuestas que “no es descabellado pensar en un cambio de gabinete antes del plebiscito del 4 de septiembre”, que parece ser la única posibilidad que tiene gobierno para recuperar el control de la agenda como lo hizo durante 10 días con la Cuenta Pública.
Son en estos momentos críticos donde se ven los liderazgos presidenciales que deben pensar menos en sus amigos y más en fortalecer un debilitado proceso de transformaciones producto de la impericia ministerial.