La élite política en las últimas semanas ha estado enfrascada en debatir sobre lo ocurrido en septiembre de 1973 mientras la ciudadanía sigue sufriendo la debilidad del Estado al no cumplir adecuadamente su rol en la protección de las personas, familias y comunidades -como por ejemplo el aumento de homicidios en las últimas semanas, además se conoce el lapidario informe de la Contraloría sobre el caso Fundaciones y Seremia Antofagasta y se revela que hay 12 personas pagadas por estas Fundaciones cumpliendo funciones públicas en la Seremi y en el MINVU o la tragedia en San Pedro de la Paz donde mueren 7 personas por imprudencia en un choque entre Biotren y una micro del Transporte público regional-.
Este último episodio es muy grave ya que el atraso del transporte público regional viene denunciándose hace años producto del contraste que se está viviendo con el transporte público en la Región Metropolitana donde se definen nuevas líneas de Metro, aparecen nuevos buses eléctricos y la red Metro/Red se expande a Vallegrande y otras zonas producto de la expansión mobiliaria en el Gran Santiago mientras que en regiones no hay coordinación entre red ferroviaria y transporte público, no hay seguridad en los paraderos ni en los pasos intermedios y en otras ciudades el transporte público mayor y menor es anticuado, inseguro y contaminante.
¿Por qué está pasando esto, si desde que se creó el subsidio al Transantiago existe la ley espejo nº20.378 que estableció que 1 peso para Transantiago hay 1 peso para regiones donde señala que son recursos “para el transporte, la conectividad y el desarrollo regional"?
Desde 2009 que estos recursos llegan a las regiones, pero lamentablemente NO se destinan a proyectos de modernización del Transporte Público regional, al contrario porque la ley lo permite , se destinan a proyectos de “desarrollo regional” y el transporte público en regiones se ha convertido entonces en “un pariente pobre” -como lo vimos este fin de semana- con infraestructura vial precaria, buses antiguos, choferes estresados y por tanto, con ciudadanos que viajan en transporte público con un alto nivel de inseguridad.
Lamentablemente el espejo que creó la ley 20.378 para las regiones no se ha usado en mejorar el transporte público regional (solo un 10% del Espejo o FAR se usa en proyectos para el Transporte Público regional de acuerdo a un estudio MTT) lo que no generó ninguna reacción de los distintos Ministros de Transporte de los últimos años para cambiar esta anomalía.
Hay aquí una falencia grave de las autoridades democráticas sectoriales que no han colocado el foco en lograr que esos recursos se destinen a modernizar el transporte público mayor y menor en las diversas regiones.
El año pasado se reactivó este debate legislativo porque el subsidio debe renovarse y para 2023 se hizo vía ley de presupuesto; pero ya hace meses que en el Senado está paralizada la tramitación de está indicaciones y por ende no se han debatido las indicaciones de las senadoras Ximena Ordenes y Yasna Provoste "que proponen que “a lo menos el 50% del subsidio espejo se destine obligatoriamente al desarrollo del transporte público mayor y menor regional”, asimismo se propone que cada región tenga un Directorio del Transporte Público Regional que coordine los esfuerzos de los distintos tipos de transporte.
Preocupantemente en las últimas semanas el Ministerio de Hacienda ha señalado su interés de terminar con este “espejo para las regiones” y también con el Fondo FAR en el marco de su proyecto “regiones más fuertes”, altamente cuestionado por las situaciones de corrupción de los Gores y que no refuerza los controles hacia esa instancia.
Estas señales han generado la inquietud parlamentaria y de expertos de que ven que este Ministerio de Transporte tampoco se preocupó de mejorar el transporte público regional, ni menos de modificar la ley 20.378 para que la mayoría de esos recursos se destinen a planes de modernización del transporte público mayor y menor según sea la realidad regional.
Esta tragedia del transporte público en San Pedro de la Paz nos debiera motivar a generar un amplio consenso transversal de la importancia y urgencia de que las regiones tengan mejor transporte público, que no se elimine el Espejo del subsidio al Transantiago y que se reactive en la Comisión de Transporte del Senado el proyecto de ley que renueva el subsidio al transporte público regional y se establezca que el 50% de esos recursos se destinen a desarrollar nuevos proyectos de inversión que asegure tener un tener un transporte público de calidad también en las regiones.
Si los gobiernos no resuelven estos problemas básicos se empieza a debilitar la Democracia, ya que estamos ante una ciudadanía que exige soluciones y mejor gestión y no puros discursos.
Ojalá se haya aprendido de esta nueva tragedia en el transporte público en regiones.