Hay una ciudadanía inquieta por la compleja instalación del nuevo gobierno, sin planes de acción y con un rebrote de episodios de violencia -tanto en la Araucanía como en los barrios o en los colegios- que no han sido adecuadamente
administrados por las nuevas autoridades.
Hay una violencia instalada que se convierte en tema diario, que la ciudadanía repudia y que las nuevas autoridades no han logrado dar esa básica sensación de seguridad que demandan las mayorías ciudadanas.
También les preocupa el alto nivel de la inflación que está viviendo en el día a día, que afecta más a las familias que viven de sus ingresos y que ven como su poder adquisitivo cae al ver alzas en los alimentos, en los combustibles y más inquietud se instala cuando se lee IPOM que este alto nivel inflacionario se mantendrá para 2022 que se proyecta un promedio anual de 8,2% de inflación, no descartándose meses de inflaciones superiores.
El Banco Central ven más inflación en el corto plazo producto de la guerra Rusia/Ucrania y sus efectos en materias primas, pero este aumento en particular se devolverá cuando se normalicen los precios de materia primas en caso de fin
de la guerra; por lo que parece que el Central no va a sobre reaccionar; con tasas más altas a este aumento inflacionario en particular generado por la coyuntura internacional.
Pero el nivel de violencia que está viviendo la sociedad chilena no es tolerado por la mayoría del país, ni lo que ocurre los viernes con los jóvenes delincuentes atacando PYMES en barrio Lastarria, ni con los incendios o bloqueos a autoridades en la zona sur, ni la violencia cotidiana que se vive en los barrios producto de la acción delictual de los Narcos y aún no se ven planes de acción y coordinación del gobierno con las policías para brindar ese ambiente de seguridad y paz que anhela.
Este ambiente social puede estar afectando la evaluación que tiene la ciudadanía sobre la gestión gubernamental que ya muestra altos niveles de desaprobación, especialmente en el mundo popular, clases medias bajas, mayores de 40 años y
electores independientes sin militancia política.
Ya la crítica no es de la élite parlamentaria por su falta de diálogo y gestión política como fueron las 2 primeras semanas. Aquí se ve una crítica evaluación de la ciudadanía, del mundo popular que tuvo altas expectativas y que no ve programas
de acción gubernamental que enfrenten los problemas cotidianos que viven las familias chilenas.
Es una ciudadanía no militante, que esperaba una gestión eficiente, respuestas rápidas a sus problemas y que no ve esa diligencia que esperaba de las nuevas generaciones en el poder.
Otro problema que remarcó el IPOM fue las magras perspectivas de crecimiento económico para 2022/2023 (crecimiento estimado para 2022 es 1,5% y para 2023 es 0,25%) lo cual es complejo para la viabilidad del proceso de reformas sociales que impulsaría el nuevo gobierno. Para la sociedad chilena es importante el empleo, las mejoras salariales, el progreso como base de un proceso de reformas sociales, ya se aprendió en 2015 que la reforma tributaria de ese año fue afectada en su legitimidad por el discurso de que estaba “afectando el crecimiento” que impulsó el empresariado.
Es lamentable de que se esté camino a caer en la misma trampa.
Por eso es relevante que se instalen nuevos liderazgos promoviendo sacar a Chile de este estancamiento económico en que vivimos desde hace ya 10 años y que impulsen una agenda pro-crecimiento y de mayor productividad de nuestra economía que implique desarrollar nuevos motores productivos diversificando la matriz productiva con apoyos públicos para ampliar el valor agregado en nuestras exportaciones de los sectores agrícolas, en la minería y en servicios, respaldando la reactivación del Turismo y la industria cultural; un camino de mayor inversión en Ciencias, Innovación y Tecnología que permita llegar a un 1% del PIB, el apoyo para la modernización de las PYMES y agilizar la lenta ejecución de la inversión pública en Vivienda, Infraestructura Hídrica y en Regiones.
Se requiere un Gobierno que juegue un rol activo en liderar la solución de estos 2 problemas: Alta Inflación y Bajo Crecimiento, si eso no se logra la posibilidad de que reformas sociales se entrampen es alta.
Si a eso se agrega la inquietud de la ciudadanía por lo que está ocurriendo en la Convención Constitucional donde se están aprobando cuestiones altamente controversiales como el unicameralismo de facto, el fin del Senado, el
reforzamiento del presidencialismo, el debilitamiento de la regionalización por nombrar algunos temas que preocupan a la élite y a la ciudadanía y que está afectando la confianza ciudadana en la labor que está haciendo la Convención es
hora de que emergan liderazgos políticos con claridad sobre el rumbo que debemos navegar para lograr que Chile sea una sociedad que progresa en libertad y pluralismo y que tiene una nueva Constitución que sea una Casa Común
para todas y todos.
Se requiere mayor responsabilidad política para disipar las inquietudes ciudadanas.