Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: La segunda vuelta y el empate político del 21 de noviembre

En la segunda vuelta presidencial están compitiendo un candidato como Kast que sacó 28% de la votación y el candidato Boric que sacó 26% de la votación en una elección que movilizó a 7.115.000 electores que representan un 47,3% del padrón electoral.
 
En estas circunstancias políticas los candidatos debieran enfocar sus esfuerzos en convencer a los electores que optaron por otras alternativas en su sector político (Boric buscando votos Provoste y MEO) y Kast buscando votos Sichel o a parte de los que no fueron a votar en primera vuelta (en 2017 en segunda vuelta votaron  casi un millón de electores nuevos).
 
Pero lo sorprendente es que los últimos días ambos candidatos se han esmerado en hacer gestos políticos -calificados por muchos como “genuflexión y pleitesía”- al candidato Parisi ya que obtuvo 912.000 votos en la primera vuelta. Este excandidato no estuvo en Chile en la primera vuelta, está acusado de no pago de pensiones alimenticias y de acoso sexual en EEUU donde reside; sin embargo, ambos canddiatos lo convirtieron en “el gran elector”, dando una señal muy preocupante sobre el futuro del país.
Razón tiene una articulista dominical al criticar a ambos por validar este peregrinaje hacia Parisi señalando que “Es cortoplacista rendirle pleitesía a quien se ha dedicado a quitarle a la política la poca legitimidad que le queda”.
 
El votante Parisi es anti élite, es anti partidos, como lo muestran sus lives de su grupo Bad Boys, ese canal youtube es un reducto machista post patriarcal, que promueve la violencia económica contra las mujeres y es aún incomprensible que los grupos feministas no cuestionen públicamente estos guiños políticos a Parisi. En una propuesta de reformas no todo vale y se está superando ese límite ético al sumarse al culto al ego de ese líder del tercer lugar.
 
La ciudadanía que fue a votar el 21 de noviembre esperaba gestos de la candidatura Boric hacia los electores de su sector, haciendo guiños programáticos en cuestiones sensibles como es la compleja situación económica que se avecina 2022-2023 acogiendo los planteamientos sobre responsabilidad fiscal ajustando la reforma tributaria a una meta de 5% del PIB y no persistir en una propuesta irrealizable de recaudar 8% del PIB -que ningún país lo ha logrado- o algún ajuste programático en materia de la reforma de seguridad social que asegurará el pilar de ahorro personal del stock acumulado como base de un nuevo sistema mixto de pensiones, pero se persiste en la ambigüedad.
 
En el caso de Kast acogió los nueve puntos planteados por Sichel, aunque este le dio un tibio apoyo, pero probablemente moverá la aguja de que votantes Sichel en su mayoría voten ahora por Kast.
 
Lo que resulta preocupante es que la candidatura de izquierda sigue haciendo campaña en sus convencidos del 26%, no hayan ajustes programáticos significativos, se realiza un despliegue de campaña en las plazas de las ciudades donde se repiten los liderazgos locales de Apruebo Dignidad y pareciera que la señal para el resto del electorado de centroizquierda es que como no tienes otra opción para evitar el ascenso de la ultraderecha, no queda otra que votar anti-Kast.
 
Eso revela un cortoplacismo preocupante, ya que en esos estrategas pareciera no importar el escenario parlamentario del 11 de marzo donde Apruebo Dignidad es minoría en el Parlamento tanto en el Senado como en Diputados/as. Pareciera no haber consciencia de que la fotografía política real es lo ocurrido el 21 de noviembre y no el resultado del 19 de diciembre. Si el candidato Boric opto por un gobierno de Apruebo Dignidad con su diseño programático, esa vía es minoría en el Parlamento. En Senado la derecha tendrá el 11 de marzo 25 senadores (hoy tiene 19 senadores) y en Senado de marzo esos 25 senadores son el 50%, lo que bloquea cualquiera posibilidad de implementar un programa maximalista.
 
El resto de los actores políticos del Senado como PS, PPD y DC tienen 18 senadores, y ya han señalado que no participarán del gobierno de Apruebo Dignidad y que colaboraran en las buenas propuestas reformistas que lleguen al Congreso; pero eso significa no dar un cheque en blanco a un programa de Apruebo Dignidad que no se modificado de acuerdo a la nueva realidad política institucional.
 
Sería un lamentable error seguir persistiendo en un programa que tiene un apoyo minoritario, como también seguir creyendo que la segunda vuelta presidencial da un mandato irreversible y no asumir la condición de minoría en nuevo Parlamento. Ese error cometió Piñera estos 4 años y se enfrentó a una mayoría parlamentaria a pesar de que en 2ª vuelta obtuvo el 54% hizo una oposición férrea producto de la tozudez piñerista de reponer un modelo de mercado y desarmar las reformas de Bachelet 2.
 
Es hora de concordar una nueva gobernabilidad democrática a partir del dato del empate político del 21 de noviembre y eso requiere candidaturas que muestren flexibilidad al leer el real mandato ciudadano que emerge de la nueva composición del Parlamento desde el 11 de marzo.
 
No es bueno seguir tirándose tierra a los ojos y seguir negando ese dato político. No le hace bien a la democracia.