Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: Los desafíos del presidente electo

Culminada la segunda vuelta presidencial se terminó por edificar la distribución del poder político para el período 2022-2026 con una participación electoral inédita de 8.363.000 electores, siendo la elección con mayor participación en esta época de voto voluntario, superando con creces la participación en el plebiscito de octubre 2020 (7.573.000 votantes), la primera vuelta de noviembre (7.114.000 votantes) y la segunda vuelta de 2017 (7.032.000 votantes).
 
Incluso el triunfo del Presidente electo Gabriel Boric sobre el candidato Kast alcanzó una diferencia de casi 1,0 millón de votos, otorgando al Presidente de la República electo la mayor votación obtenida para acceder al cargo con 4.620.000 votos generando así un escenario de amplia legitimidad social.
 
Pero estos resultados obtenidos para instalar un nuevo rumbo para el país deben ser leídos complementariamente con los resultados en las elecciones parlamentarias de noviembre donde la coalición del Presidente electo obtuvo un pobre resultado parlamentario con sólo 6 senadores de 50 y 37 diputados de 155, lo que es completamente insuficiente para dar gobernabilidad democrática al país.
 
Se requiere de realismo político y asumir que desde el 11 de marzo próximo debe ampliar las estrechas fronteras de su coalición para gobernar desde el Ejecutivo y para avanzar en cambios legales desde el Parlamento.
 
Uno de las incógnitas a despegar ante la opinión pública es si gobernará el candidato de la primera vuelta que sólo obtuvo 26% de la votación o el candidato más abierto, sensato y plural de la segunda vuelta que obtuvo el 55% de la votación. Si quiere mantener el apoyo de la opinión pública debe ser el Presidente de la República de los gestos de apertura, que gobernará para todas y todos (y no sólo para sus partidarios) y que se empeñará en ampliar las bases políticas y sociales de su gobierno.
 
Eso requiere que su coalición original que es el Frente Amplio, Partido Comunista y Federación Regionalista actúe con realismo político, asuma su debilidad en el Parlamento 2022-2026 y respalde las iniciativas del Presidente electo de ampliar las fronteras de su base política y social como pactar un acuerdo legislativo con las distintas fuerzas políticas que tienen gravitación en el Parlamento.
 
En el Senado si opta por construir un pacto legislativo parlamentario con el resto de la oposición a Piñera o sea con senadores DC, PS, PPD e independientes llegara a 25 senadores o sea la mitad del Senado, por lo cual requerirá un doble esfuerzo de pactar con el resto de la centroizquierda. En la Cámara de Diputados la DC, PPD, PS y Liberales aportan otros 37 diputados y la posibilidad de construir mayorías depende del diálogo y acuerdos que construya con PH de Pamela Jiles y los 6 diputados del Partido de la gente de Parisi. O sea, en el nuevo Parlamento hay un empate político si el Presidente electo define algún mecanismo de colaboración y coordinación con la centroizquierda, pero requiere dar un segundo paso de construir acuerdos amplios sobre reformas esenciales que puedan implementarse con votos de la derecha.
 
La agenda de transformaciones del Presidente electo requiere mucha negociación política con el resto de las fuerzas de centroizquierda en primer lugar y después buscando los votos que permitan esas reformas. Eso requiere -como hemos señalado-mucho realismo político y no aferrarse a “su programa” planteado en la campaña que no tiene los votos para ejecutarse en el Parlamento.
 
Por tanto, el desafío mayor es construir tipos y niveles de colaboración y acuerdo con los partidos con presencia parlamentaria. Si ese acuerdo implica un pack donde hay integración al gobierno y acuerdo parlamentario como pareciera quererlo el Partido Socialista y Liberales o es sólo un pacto parlamentario como pareciera plantearlo una porción de la Democracia Cristiana que tiene elecciones internas en enero donde elegirá nueva directiva ya sea para construir una relación de Colaboración Constructiva o definirse como Oposición como han señalado algunos de sus liderazgos.
 
Clave en este proceso es la convicción del Presidente electo, ya que esa negociación y diálogo político solo puede realizarla él como Jefe de Gobierno y Jefe político de su sector. En su primer discurso como Presidente electo ante el empate en el Congreso señaló “Yo honestamente lo veo como una oportunidad para volver a encontrarnos, para unirnos en grandes gestas por el bienestar de nuestra patria, para lograr amplios y duraderos acuerdos que mejoren la calidad de vida de nuestros compatriotas”, si predomina ese Presidente dialogante y constructor de acuerdos amplios se viene la recuperación de una clave relevante en el desarrollo democrático que es “construir, en democracia y con todos, un país mejor”.
 
Estamos en los primeros días del Presidente electo, son buenas señales sus gestos republicanos, pero ahora es bueno que empiece a verse el realismo político y su capacidad de dialogar, negociar y construir acuerdos amplios para que avancemos hacia un país mejor y superemos esta etapa de estancamiento que significó gobierno de Piñera.
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