Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: Los resultados electorales muestran la importancia de la construcción de mayorías políticas

La mega elección del 15 y 16 de mayo pasado trajo diversas noticias políticas. Para la Convención Constitucional los bloques políticos tradicionales fueron notificados que deben entenderse con el mundo independiente, que Chile quiere una nueva Constitución escrita por la pluralidad del país o sea militantes, independientes, mujeres, representantes de pueblos originarios donde nadie tiene poder de veto.
 
Los resultados así lo revelan la derecha sacó 20,5% de los votos y 37 convencionales, la Unidad Constituyente sacó 14,4% de los votos y 25 convencionales y el bloque PC/FA 18,7% de los votos y 28 convencionales; en el mundo plural de los independientes los No Neutrales por la Nueva Constitución eligió 11 convencionales, la lista del Pueblo (anti partidos y anti neoliberales) sacó 27 convencionales, otros independientes regionalistas eligieron 10 convencionales y están los 17 convencionales de los pueblos originarios; o sea nadie tiene mayoría por si solo y la regla de construir mayorías de 2/3 requerirá que esos actores dialoguen, creen puentes y construyan esos necesarios mínimos comunes de las reglas del futuro.
 
Ese escenario algunos lo ven como positivo, porque obliga al diálogo democrático y a la construcción de acuerdos; pero otros en la élite conservadora y empresarial lo ven como fin de mundo, porque no conocen a ese inmenso mundo de independientes que emergió como actor clave en la Convención.
 
Parece claro que la ciudadanía quiere que la nueva Constitución sea escrita por militantes e independientes, capaces de dialogar y construir mínimos comunes, sin que exista la imposición de mayorías ni los vetos de minorías. Hay un tremendo desafío para los 155 convencionales.
 
Pero la elección de Concejales donde emitieron preferencias más de 6,0 millones de electores muestra un panorama distinto al de la Convención; aquí los partidos políticos muestran más apoyo social. La Unidad Constituyente suma un 33,5% de la votación con una DC con 9% de la votación, PS 8,6% de votación, PR 6,7% de los votos, PPD 6,5% de votos o sea es una alianza que tiene una respetable votación que resulta sorpresivo que el Partido Socialista haya desechado en esas 72 horas de vértigo político, considerando que la alianza PC/FA sólo obtuvo un 21,6% de la votación de concejales.
 
El bloque PC/FA -que según estos comportamientos pareciera ser hegemónico en la centroizquierda-  tuvo 18,7% de la votación en los convencionales y 21,6% en la votación de concejales (y donde PC obtuvo 5% en los convencionales y 9,23% en concejales) resulta sorprendente que esos datos sean leídos por el PS como un giro hacia una mayor opción presidencial de Daniel Jadúe.
 
Puede que la urgencia y simplicidad del análisis político haya estado marcado por los triunfos del bloque PC/FA en las elecciones de Alcalde en Santiago, Maipú, Ñuñoa por ejemplo; pero los datos duros en la elección más política de todas como son los concejales es que resulta incomprensible que una parte de la centroizquierda haya desechado la opción del bloque Unidad Constituyente que obtuvo un 33,5% de la votación.
 
Más incomprensible es el veto al PPD que obtuvo casi 400.000 votos y que PS haya descartado su alianza histórica con la DC, partido que sacó casi 600.000 votos en la elección de concejales.
De cara a la elección presidencial de noviembre nadie puede afirmar que esta se parecerá más a la elección de los convencionales o a la de los concejales, más si consideramos que el 55% del electorado no asistió a votar este 15 y 16 de mayo.
 
El dato más duro es que estamos frente a un sistema fragmentado de representación de los partidos políticos donde quienes alcanzan mayor representación en concejales es PC y DC con 9% respectivamente, después PS con 8,6%, el PR con 6,7%.
 
Esa fragmentación de representación minoritarias requiere construir políticamente mayorías, pero eso requiere diálogos, construcción de plataformas programáticas pero un sector prefirió los vetos, el sectarismo y las improvisaciones fundados en un simplista análisis electoral que preocupa de cara al futuro.
La gobernabilidad democrática en un país empobrecido, que requiere reconstruirse exige seriedad, racionalidad y sensatez política que estuvo ausente en las cúpulas políticas.