En medio de la campaña sobre el plebiscito de salida del 4 de septiembre, este viernes conocimos datos sectoriales INE de la producción industrial del país muy relevantes y que encendieron las alarmas sobre la desaceleración económica que viene.

 El Índice de Producción Industrial mostró una disminución de -1,5% en 12 meses, explicado por la caída de dos de los tres sectores que lo componen; el índice manufacturero mostró un descenso de -2,5% respecto de igual mes del año anterior debido a la “menor fabricación de productos elaborados con metal”. Mientras, que la producción minera se redujo de manera significativa un -2.1% interanual, “por una menor actividad en la minería metálica producto de la baja en la extracción y procesamiento de cobre”, explicó el INE.

En paralelo comienza a notarse también un ajuste en el consumo. El índice de Actividad del Comercio disminuyó un -5,3% en doce meses. Lideran las caídas las ventas de supermercados y ventas minoristas.El único sector que sigue mostrando números azules es la venta automotriz.

Otro dato publicado esta semana que termina por el INE fue el empleo que llegó al 7,8% entre abril y junio que demuestra un estancamiento en la creación de trabajo formal y la fuerte influencia del trabajo informal.

Con estos datos diversos analistas proyectan un IMACEC para junio en torno a 3% -que significa una caída considerando que en mayo Imacec fue 6,4%-, lo que marcaría una suave desaceleración para el segundo semestre 2022 y confirma las proyecciones de 0% de crecimiento para 2023.

Se empieza a instalar un complejo período para la economía chilena para los próximos 18 meses marcada por un Bajo Crecimiento, Alta Inflación -se estima que la inflación anualizada llegará a 13% en los próximos meses, que Banco Central seguirá subiendo la tasa de interés (TPM) en su lucha por controlar y hacer disminuir la inflación para próximo año, una disminución de la generación de empleo y el fin de semana se conoció informe DIPRES de la ejecución del presupuesto fiscal a junio que muestra una lenta ejecución de la inversión pública, especialmente en regiones donde los GORES presentan preocupantes dificultades para ejecutar la inversión pública regional. 

El promedio de la ejecución a junio de los GORES llega a 25%, destacando las lentas ejecuciones de Coquimbo (12%), Tarapaca (14%), Arica y Antofagasta (14,6%) , Maule (17%), Atacama (20%) y lo único rescatable son Bío Bío y Magallanes con buenas ejecuciones de 55% y 48% respectivamente a junio. Es preocupante este panorama producto de que los Gobiernos Regionales elegidos por la ciudadanía debieran mostrar una mayor capacidad de ejecución de los US$ 1.500 millones que es el presupuesto 2022 de los Gobiernos regionales para inversión pública.

 En un contexto de desaceleración de la economía como el que empieza a vivir el país, se requiere que el presupuesto fiscal juega un rol contra cíclico; pero si el Estado muestra incapacidades para ejecutar el presupuesto de inversión pública sea a nivel regional y nivel ministerial entonces el país está con una barrera que impide implementar eficientemente planes de reactivación económica.

Hay un desafío en materia de gestión eficiente que debe asumir el nuevo gobierno y acelerar la ejecución del presupuesto 2022 especialmente en Ciencias e Innovación, en Economía y apoyo a las PYMES, en infraestructura deportiva para los Panamericanos 2023 y así otros sectores en que se observan notorias demoras y lentitudes.

Esto se une a la incertidumbre política producto del estrecho resultado que se prevé para el plebiscito de salida del 4 de septiembre donde se observa en las diversas encuestas una menor diferencia entre el Rechazo y el Apruebo.

 Si el país sabe que se viene una desaceleración de la economía lo normal sería concordar un potente Plan de Reactivación económica especialmente mediante una mayor inversión pública para presupuesto 2023 en Vivienda, infraestructura deportiva, en apoyar industria de alimentos, en Ciencias e Innovación, pero pareciera que será requisito sine qua non que en paralelo se impulse medidas para modernizar la acción de las instituciones públicas y que se enfoquen en ejecutar el presupuesto fiscal para brindar mejores servicios a una ciudadanía que espera mejoras en su calidad de vida.

Además, si gobierno quiere avanzar en la Reforma Tributaria que apunta a aumentar la recaudación fiscal también debe especificar los programas y áreas en que se invertirán esos recursos adicionales, pero con fechas y compromisos concretos de implementación.

No cabe duda se requiere mejorar la productividad de nuestra sociedad para que la desaceleración sea corta y suave y nos unamos en torno a un plan de reactivación.