Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: Un Gobierno que aún no entiende que perdió por páliza y una derecha que marca los tiempos: ¿Qué viene?

La semana que terminó y esta que comienza, marco la reaparición de los líderes de la derecha política que durante la campaña del plebiscito de salida tuvo un low profile en los medios de comunicación, en la franja televisiva y también en el despliegue territorial.

 Con su irrupción ralentizando el diálogo político para reiniciar el proceso constitucional señalizó al resto de la sociedad que ellos eran los verdaderos administradores del triunfo del Rechazo, que serán los presidentes de la UDI, RN y Evopoli los que marcarán los tiempos, los temas y los bordes del segundo proceso constitucional.

 Es la derecha la que definirá si hay o no nueva Convención, cuanto será el tiempo para debatir, si este nuevo órgano es paritario.

 Incluso en estos días hemos visto como ex Presidente Piñera también reapareció en la escena pública, después de un largo silencio -especialmente en la campaña plebiscitaria-.

 El efecto político ineludible es que la derecha política recupera la hegemonía en la arena política y ella marcará el ritmo y el ámbito del proceso constitucional como también definirá los límites y sentidos de las reformas como la tributaria y la previsional que eran las principales promesas del gobierno frente amplista.

 La no derecha que acompañó el Rechazo debe acomodarse a esta vieja hegemonía y debe buscar su inserción en este nuevo escenario, ya sea creando un nuevo movimiento político o ir a capturar los viejos partidos.

 Ya hemos leído a los líderes empresariales señalando que en la Reforma tributaria, el gobierno debe olvidarse del impuesto patrimonial a los más ricos, debe limitar sus expectativas de hacer algo estructural e incluso la CPC señaló que prefería no rebajar la tasa corporativa a cambio de que Ministro de Hacienda se olvidará del impuesto a los más ricos. O sea no hay disposición empresarial a pagar más impuestos.

El Gobierno debe asumir la derrota política del 4 de septiembre y no actuar como si nada haya pasado, como pareciera actuar leyendo el cambio de gabinete que hizo, donde solo realizó un reordenamiento interno en La Moneda, pero no resolvió su condición de coalición de minoría, tanto en el Parlamento como en la sociedad.

Este nuevo gabinete -como dijo un influyente analista- es el gabinete del 38% que va a la baja, pero que “no instala un nuevo relato que redibuje una propuesta de contrato social o, si se quiere, otra oferta de valor del gobierno hacia una ciudadanía que le puso un parelé electoral a sólo seis meses de iniciado el mandato”.

Este gobierno desconcertado, aún groggy por el rechazo del 62%, sigue cometiendo errores de políticos amateurs como fue el impasse con embajador israelí donde termina pidiendo disculpas 48 horas después del agravio a un Estado y claramente no está en condiciones de disputar la hegemonía a esta vieja derecha que probablemente instalará su timing y condiciones al nuevo proceso constitucional.

Con sus errores y amateurismo el gobierno está convirtiendo el 62% en la base de un fuerte movimiento opositor a una débil gestión gubernamental; por eso requiere hacer gestos políticos como buscar acuerdos transversales para revivir sus reformas sociales, buscar ampliar su base política y parlamentaria hoy más diezmada que ayer o sea no puede seguir encerrado en sus 2 coaliciones divididas y minoritarias y debe abrirse a buscar apoyos políticos y sociales que le permitan salir de su condición de minoría.

Eso requiere otros equipos de políticos más profesionales, con redes y con capacidad de negociación de acuerdos y de leer adecuadamente las señales de esta sociedad que cambia permanentemente. Probablemente este espacio se dará en el Congreso y en torno a temas complejos como la reforma tributaria, la votación del TP11, la discusión sobre el Presupuesto 2023 y donde se pondrá énfasis para un año que la economía caerá -1% el PIB.

Se vienen momentos tensos y complejos, pero ojalá nadie olvide que hay una sociedad que hace años viene reclamando cambios sociales y económicos bien hechos donde se apunte a tener una sociedad donde todas/todos puedan tener las oportunidades para tener una mejor calidad de vida que la actual.

Eso requiere acuerdos transversales para el proceso constitucional y para ajustar las tareas de un gobierno debilitado, ojalá como país entremos en esa dinámica de una conversación democrática sobre nuestros mínimos comunes para el futuro.