La administración Piñera inicia su segundo año de mandato con un incremento importante de la desaprobación ciudadana que en Adimark llegó a 52% -y con números económicos que reflejan una desaceleración de la actividad económica en el cuarto trimestre – desempleo superior al 0,3% en relación a 2017, el índice de actividades del comercio sólo crece 0,6% en 12 meses en relación a noviembre 2017 y la producción industrial crece sólo 0,4% en relación a noviembre, el cobre llegó a US$ 2,63 la libra el peor precio de los últimos meses.
Pero sigue insistiendo con su discurso “exitista” que Chile está en marcha, que en economía el 2018 crecerá al 4% -aunque hay actores empresariales como el comercio que apuesta a una cifra menor-, lo que ha generado un distanciamiento fuerte con la ciudadanía, ya que su electorado votó por las promesas de “más empleos y mejores salarios” que aún no se cumplen. Razón tienen ciertos analistas que la principal oposición a Piñera son las altas expectativas que creó en el electorado para la segunda vuelta de diciembre del 2017 que parecieran no cumplirse este 2019 con la desaceleración de la economía.
Empiezan a aparecer las críticas y “fuego amigo”, los errores no forzados como el nombramiento de la hija del amigo del Presidente Piñera como agregada comercial en Nueva York, sin tener méritos para acceder a ese cargo lo que reinstala la crítica a que este gobierno impera el amiguismo y la endogamia y no hay respeto a la meritocracia.
Para el 2019 apuesta a “sus reformas” como la previsional -que tiene un fuerte acento pro AFP- que según reciente encuesta de Criteria hay una mayoría del 58% que la desaprueba y sólo un 42% la aprueba.
En torno al proyecto tributario, la mayoría parlamentaria opositora cuestiona su carácter regresivo, que debilita la recaudación fiscal -0,2% del PIB como menor recaudación -; que además, erosiona el rol del Servicio de Impuestos Internos e incluso se conoció una minuta elaborada por los parlamentarios de oposición de la Comisión de Hacienda encabezados por el diputado Pablo Lorenzini donde señalan que el debilitamiento de SII “constituye un alto riesgo para la estabilidad de la recaudación fiscal y la justicia tributaria de nuestro sistema” y donde plantean que Gobierno debe abrirse a modificar su proyecto tributario si quiere su aprobación en el Parlamento.
Los distintos actores de la oposición debieran asumir que comenzó la cuenta regresiva para fortalecer los procesos de coordinación política, legislativa y social y también la capacidad de elaborar propuestas comunes para volver a tener el apoyo de una ciudadanía que quiere respuestas políticas al corto plazo. Una ciudadanía además desconfiada de los partidos políticos y de las instituciones democráticas.
Es urgente acelerar el proceso de coordinaciones, diálogo político y construcción de propuestas comunes que permitan mostrar que hay alternativas a un gobierno derechista cuyo apoyo se deterioró por su incapacidad de cumplir lo que prometió en su campaña electoral del 2017, sino ocurre eso no nos sorprendamos por el creciente apoyo político a las opciones ultraderechistas como está ocurriendo con Kast que ya sorprendió con su 8% en noviembre del 2017 y que hoy parece estar creciendo en medio del descontento ciudadano hacia la política y las élites.
Sintonizar con el clima de opinión pública vigente está pareciendo demasiado difícil para una serie de actores políticos que pareciera que incluso les llegó también la endogamia, lo que puede anticipar fracasos electorales para 2020 y 2021.
Aún es tiempo de cambiar y saber representar a este nuevo Chile que emergió en esta segunda década del siglo XXI, reclamando por una mejor democracia en lo político y en lo económico.