Siempre las Fiestas Patrias son un buen momento para reflexionar sobre lo que hemos hecho como país y hacia dónde vamos, en especial si estamos a dos meses de elecciones presidenciales y parlamentarias.
Editorial de Cambio21: Chile se merece un mejor futuro
Viene una etapa de persuasión y diálogo con la comunidad para que asista a las urnas y emita su voto. Se requiere mayor legitimidad social de las instituciones democráticas, sea la Presidencia de la República o el Parlamento; en especial en esta etapa de reformas y ajustes legislativos donde se presentan distintas visiones del tipo de país que queremos construir.
Somos un país diverso que tiene el desafío de construir reglas institucionales que preserva nuestra condición de un Chile pluralista y tolerante. No es bueno que haya minorías -con poder económico y mediático- que quieran obstruir y bloquear este proceso de modernización democrática que el país ha estado implementando en los últimos 30 años.
Requerimos configurar una sociedad donde haya respeto a las libertades y a las dignidades de las mayorías y también de las minorías.
No es hora de fanatismos ni de intolerancias de grupos sociales minoritarios que quieran impedir aquellos avances legislativos que nos ponen al día con la civilización contemporánea.
Requerimos una legitimidad democrática sustentada en la participación mayoritaria de los ciudadanos. Es insuficiente y malo para la consolidación democrática que emerjan de participaciones minoritarias o sólo de “barras bravas”.
Debiera ser tarea transversal que en las elecciones del 19 de noviembre tengamos una alta participación social y para ello debieran implementarse medidas como el transporte público gratuito el día de las elecciones, una campaña televisiva informativa y motivacional para ir a votar en la quincena previa.
Es malo para la democracia que tengamos gobiernos municipales con la precaria legitimidad que da la participación ciudadana inferior a 25% como ocurrió en octubre del 2016.
Quienes aspiran a la primera magistratura de la República y a los escaños parlamentarios también tienen la responsabilidad de generar campañas con ideas sobre el futuro. Resultó interesante que la mayoría de los candidatos presidenciales aceptaran la invitación de comunidades científicas para discutir ideas para el futuro, sobre innovación, ciencia y tecnología aunque fueran insuficientes la densidad de sus propuestas.
Lo que si resultó lamentable que candidato derechista se reste de estos diálogos, renuncie a debatir ideas con sus competidores y sólo se dedique a gestionar reportajes en los medios de comunicación afines tratando de mostrar que esta elección ya está definida.
Los candidatos deben debatir, confrontar propuestas y no eludir el diálogo democrático. Los chilenos y chilenas queremos elegir a la luz del debate de ideas y también chequeando que esas propuestas están financiadas, sean viables políticamente e impacten positivamente en el desarrollo del país.
Para eso están los debates y no corresponde andar eludiendo los debates.
Chile se merece un mejor futuro y eso requiere debates y no sólo reportajes mediáticos que parecen infocomerciales. Requerimos como país un periodismo inquisitivo, que investiga y que hace las preguntas incómodas en representación de una opinión pública que quiere conocer los distintos aspectos de quienes aspiran a representarlos.
En esta época de mentiras y operaciones mediáticas con más razón el Chile del futuro requiere Verdad, en especial sobre las ideas del futuro. En esa perspectiva resulta inquietante que los diarios económicos publiquen reportajes sobre “efectos devastadores en la Bolsa” si no ganara el candidato derechista y del empresariado o que post IPOM –con proyección de recuperación del crecimiento para 2018- se hayan dedicado a difundir proyecciones negativas para diversos sectores de la economía con el fin de desvirtuar o relativizar esas señales económicas.
Chile se merece para tener un mejor futuro, mejores debates, mejor periodismo, una élite más comprometida con la equidad –no sólo con el incremento del PIB- y políticos más modernos que escuchen a esa ciudadanía que quiere vivir en un Chile con más libertades pero también en ambientes dignos donde se trabaje por vencer las desigualdades y los abusos.
Trabajemos para que en estos dos meses la ciudadanía recupere la confianza en que es posible construir un Chile más equitativo y que eso parte con su votación el 19 de noviembre.
Somos un país diverso que tiene el desafío de construir reglas institucionales que preserva nuestra condición de un Chile pluralista y tolerante. No es bueno que haya minorías -con poder económico y mediático- que quieran obstruir y bloquear este proceso de modernización democrática que el país ha estado implementando en los últimos 30 años.
Requerimos configurar una sociedad donde haya respeto a las libertades y a las dignidades de las mayorías y también de las minorías.
No es hora de fanatismos ni de intolerancias de grupos sociales minoritarios que quieran impedir aquellos avances legislativos que nos ponen al día con la civilización contemporánea.
Requerimos una legitimidad democrática sustentada en la participación mayoritaria de los ciudadanos. Es insuficiente y malo para la consolidación democrática que emerjan de participaciones minoritarias o sólo de “barras bravas”.
Debiera ser tarea transversal que en las elecciones del 19 de noviembre tengamos una alta participación social y para ello debieran implementarse medidas como el transporte público gratuito el día de las elecciones, una campaña televisiva informativa y motivacional para ir a votar en la quincena previa.
Es malo para la democracia que tengamos gobiernos municipales con la precaria legitimidad que da la participación ciudadana inferior a 25% como ocurrió en octubre del 2016.
Quienes aspiran a la primera magistratura de la República y a los escaños parlamentarios también tienen la responsabilidad de generar campañas con ideas sobre el futuro. Resultó interesante que la mayoría de los candidatos presidenciales aceptaran la invitación de comunidades científicas para discutir ideas para el futuro, sobre innovación, ciencia y tecnología aunque fueran insuficientes la densidad de sus propuestas.
Lo que si resultó lamentable que candidato derechista se reste de estos diálogos, renuncie a debatir ideas con sus competidores y sólo se dedique a gestionar reportajes en los medios de comunicación afines tratando de mostrar que esta elección ya está definida.
Los candidatos deben debatir, confrontar propuestas y no eludir el diálogo democrático. Los chilenos y chilenas queremos elegir a la luz del debate de ideas y también chequeando que esas propuestas están financiadas, sean viables políticamente e impacten positivamente en el desarrollo del país.
Para eso están los debates y no corresponde andar eludiendo los debates.
Chile se merece un mejor futuro y eso requiere debates y no sólo reportajes mediáticos que parecen infocomerciales. Requerimos como país un periodismo inquisitivo, que investiga y que hace las preguntas incómodas en representación de una opinión pública que quiere conocer los distintos aspectos de quienes aspiran a representarlos.
En esta época de mentiras y operaciones mediáticas con más razón el Chile del futuro requiere Verdad, en especial sobre las ideas del futuro. En esa perspectiva resulta inquietante que los diarios económicos publiquen reportajes sobre “efectos devastadores en la Bolsa” si no ganara el candidato derechista y del empresariado o que post IPOM –con proyección de recuperación del crecimiento para 2018- se hayan dedicado a difundir proyecciones negativas para diversos sectores de la economía con el fin de desvirtuar o relativizar esas señales económicas.
Chile se merece para tener un mejor futuro, mejores debates, mejor periodismo, una élite más comprometida con la equidad –no sólo con el incremento del PIB- y políticos más modernos que escuchen a esa ciudadanía que quiere vivir en un Chile con más libertades pero también en ambientes dignos donde se trabaje por vencer las desigualdades y los abusos.
Trabajemos para que en estos dos meses la ciudadanía recupere la confianza en que es posible construir un Chile más equitativo y que eso parte con su votación el 19 de noviembre.