Oh I'm just counting

Editorial de Cambio21: Hay que mirar el futuro y seguir combatiendo desigualdades

Conocimos el Imacec de diciembre 2017 de 2,6%, que ratifica la tendencia ya vista en octubre-noviembre de Imacec de 2,9% y 3,2% respectivamente: la economía chilena consolida su recuperación y termina creciendo el último trimestre 2017 a un 2,9% lo que anticipa un crecimiento 2018 entre 3%-3,5% como anticiparon los diversos analistas antes de las elecciones presidenciales.
 
Esta recuperación de la economía es producto de las condiciones externas que permitió un mejor precio del cobre (US$ 3,2), que naturalmente impacta en el Imacec minero (3,8% en diciembre) y que además, reactiva los proyectos de inversión minera que se cayeron desde el año 2015.
 
La desaceleración de la economía -con PIB creciendo al 1,6%- empieza ya a quedar atrás y de nuevo el viento a favor del mayor precio del cobre empieza a alumbrar la economía.
 
Pero pensando en el futuro, ¿Chile puede seguir siendo tan cobre dependiente?. Lo razonable es que no, Chile debe diversificar su matriz productiva  lo que requiere una política económica distinta a la ortodoxia neoliberal de rebajar impuestos.
 
La fórmula automovilística E nos mostró que viene un fuerte desarrollo de la electromovilidad y hay ahí una nueva oportunidad para desarrollar nuevos minerales como litio, cobalto y un cobre más sustentable lo que requiere una política de alianzas público-privada destinada a potenciar el desarrollo de esos nuevos minerales donde Chile tiene importantes reservas.
 
Otra ausencia preocupante del debate nacional es el tema de cómo agregar valor a nuestras exportaciones, como promovemos más innovación tecnológica a lo que exportamos estimulando una mayor calidad a nuestro sistema educativo, en especial en la formación terciaria y en los vínculos para desarrollo de las ciencias y la innovación en las instituciones de educación superior.
 
Pero lamentablemente sólo vemos anuncios de nuevos malls ya no sólo en la capital –que pareciera tener ya suficientes malls- sino en el resto del país, como si lo relevante fuera sólo consumir y no importara el proceso productivo y la necesidad de innovar para ir mejorando la calidad de nuestras exportaciones y productos.
 
Los países para innovar requieren ecosistemas creativos, mayor desarrollo cultural, calidad en el sistema educativo, valoración social de quienes estudian, innovan y emprenden, democratización de las oportunidades o sea que en las comunas populares hayan programas de apoyo al emprendimiento y  a la innovación y que eso no sólo ocurra en las comunas de la cota mil.
 
Sí sólo se promueve el consumo en los malls o que el fútbol es la única vía de ascenso social para los más humildes no tendremos ese país que progresa con integración social.
 
Recientemente lo señalaba el ex presidente Obama “ desde la crisis económica mundial ha crecido la desigualdad en el mundo y al interior de los países y eso puede ahondarse con el desarrollo tecnológico”.
 
El riesgo de que las desigualdades se acentúen siguen estando ahí. Chile dio con Bachelet algunos tímidos pasos para enfrentarlos como la gratuidad al 60% más vulnerables, potenciando legislativamente la educación pública pero esa vía debe seguir –gradualmente y con responsabilidad fiscal-; pero sería malo para el futuro que esta marcha contra la desigualdades tuviera retrocesos en los próximos meses y años.
 
Esto requiere seguir impulsando políticas públicas pro inclusión social, sea en pensiones, sea en protección de los menores vulnerables, sea en mejorar la gestión la salud pública; esos desafíos requieren responsabilidad fiscal o sea que esos nuevos beneficios estén adecuadamente financiados; por eso, es preocupante que la primera medida que anuncia nuevo ministro de Hacienda sea una rebaja de impuestos o sea menor recaudación fiscal “disfrazada” de simplificación tributaria mediante la reintegración del sistema tributario que significaría una rebaja de 9,4% del impuesto al retiro de utilidades y una disminución de la tasa corporativa del 27% al 25%.
 
Baja de impuestos es menor recaudación fiscal, en este caso estimada entre 0,6% a 1% del PIB, lo cual supone entones recortes de beneficios sociales. Mala señal política si lo que el país quiere es seguir disminuyendo las desigualdades sociales.
 
Hay que impedir retrocesos sociales; eso requiere coordinación y diálogo entre los actores de la centroizquierda y además abrir ese diálogo hacia la autodenominada derecha social para formar un bloque que defienda avances sociales.