El presidente de la Bolsa de Comercio ha anticipado “un colapso” sino gana Piñera la elección presidencial. La acción imprudente y fuera de la ley de Juan Camus -quién además aportó con $ 13 millones a campaña presidencial- revela que la derecha no tiene límites en su afán de atemorizar a la población y seguir cuestionando las reformas sociales de estos años.
Editorial de Cambio21: La campaña del terror y la derecha
Lo hace en el mismo período que el país conoce como los directivos máximos y ejecutivos de la AFP Capital se dan fiestas regadas en el Caribe como parte de su política corporativa revelando la irresponsabilidad y falta de sensibilidad social de una industria que genera bajísimas pensiones -la pensión promedio en las mujeres es de $ 159.000 mensuales y la mediana se ubica en $ 109.000 mensuales-.
Este empresariado que busca afanosamente en los medios de comunicación adjudicarle la recuperación a Piñera, no asume que este repunte económico viene del mismo lugar -en que vino la desaceleración- o sea de los mercados externos.
El mejor escenario que se proyecta para los próximos años implica una reactivación tanto de la inversión como de la producción minera, se refleja en mejores niveles de actividad bursátil y también en el resto de las actividades económicas. Ya el IMACEC de los últimos meses (2,8% y 2,4%) muestran este rebrote de la actividad minera y también de la actividad no minera, se recupera el empleo, aumenta la confianza de los consumidores y las proyecciones de crecimiento para 2018 tanto del Banco Central como de consultoras privadas apuestan a un crecimiento superior a 3%.
Este auspicioso panorama -no es producto de la campaña de Piñera como burdamente trata la derecha de convencer a la ciudadanía-. Esto vuelve a reflejar la fuerte influencia que tiene la variable externa en nuestra actividad económica; por eso, es relevante la diversificación productiva que Chile no sea sólo un país minero, sino también productor de energías renovables limpias como la energía solar sino también un exportador de servicios -ojala tecnológicos- y de productos innovadores como los alimentos saludables.
Esa diversificación productiva requiere mayor colaboración pública-privada, pero también mayor inversión en Innovación y Tecnologías y en tener un sistema educativo de calidad, sea en el nivel escolar y en especial, en la educación superior.
Esa tarea requiere un nuevo empresariado -más innovador, que mira el mundo buscando sumar valor agregado a las exportaciones- y no estos “voceros del miedo y del pesimismo” que ha sido la dirigencia empresarial en estos últimos años.
El gobierno ha enviado un presupuesto fiscal que crece 3,9%, que está en línea con consolidar el repunte económico, fundado en la responsabilidad fiscal que sustenta la reforma tributaria que aumentó gradualmente la recaudación fiscal en US$ 8.200 millones y la reacción empresarial es destemplada: hablan de imprudencia y que la recuperación económica no es tal. E insisten en su letanía de estos últimos años que las reformas “destruyeron” la economía y que sólo la gestión piñerista
La realidad muestra que la recuperación económica ha comenzado, que el país se encamina a un nuevo ciclo de desarrollo, que las actividades no mineras empiezan a mostrar un panorama económico más diversificado y que las políticas públicas deben acompañar este nuevo ciclo.
Políticas públicas que estimulen la colaboración y el diálogo público-privado para que haya más innovación y más productividad en lo que hacemos. No para seguir haciendo lo mismo sino para hacer actividades económicas nuevas, que en especial se orienten hacia los nuevos mercados externos.
Políticas públicas que mejoren la formación de capital humano y cultural en todo el país y no sólo concentrarlo en Santiago y en la cota mil. Se requieren nuevos emprendedores, más mujeres en el mundo del trabajo y que aparezcan en los diversos territorios del país democratizando así las oportunidades de progreso.
Esas tareas no las puede impulsar la derecha empresarial que se dedica a festejar los abusos como lo hacen los directivos de AFP Capital.
Este empresariado que busca afanosamente en los medios de comunicación adjudicarle la recuperación a Piñera, no asume que este repunte económico viene del mismo lugar -en que vino la desaceleración- o sea de los mercados externos.
El mejor escenario que se proyecta para los próximos años implica una reactivación tanto de la inversión como de la producción minera, se refleja en mejores niveles de actividad bursátil y también en el resto de las actividades económicas. Ya el IMACEC de los últimos meses (2,8% y 2,4%) muestran este rebrote de la actividad minera y también de la actividad no minera, se recupera el empleo, aumenta la confianza de los consumidores y las proyecciones de crecimiento para 2018 tanto del Banco Central como de consultoras privadas apuestan a un crecimiento superior a 3%.
Este auspicioso panorama -no es producto de la campaña de Piñera como burdamente trata la derecha de convencer a la ciudadanía-. Esto vuelve a reflejar la fuerte influencia que tiene la variable externa en nuestra actividad económica; por eso, es relevante la diversificación productiva que Chile no sea sólo un país minero, sino también productor de energías renovables limpias como la energía solar sino también un exportador de servicios -ojala tecnológicos- y de productos innovadores como los alimentos saludables.
Esa diversificación productiva requiere mayor colaboración pública-privada, pero también mayor inversión en Innovación y Tecnologías y en tener un sistema educativo de calidad, sea en el nivel escolar y en especial, en la educación superior.
Esa tarea requiere un nuevo empresariado -más innovador, que mira el mundo buscando sumar valor agregado a las exportaciones- y no estos “voceros del miedo y del pesimismo” que ha sido la dirigencia empresarial en estos últimos años.
El gobierno ha enviado un presupuesto fiscal que crece 3,9%, que está en línea con consolidar el repunte económico, fundado en la responsabilidad fiscal que sustenta la reforma tributaria que aumentó gradualmente la recaudación fiscal en US$ 8.200 millones y la reacción empresarial es destemplada: hablan de imprudencia y que la recuperación económica no es tal. E insisten en su letanía de estos últimos años que las reformas “destruyeron” la economía y que sólo la gestión piñerista
La realidad muestra que la recuperación económica ha comenzado, que el país se encamina a un nuevo ciclo de desarrollo, que las actividades no mineras empiezan a mostrar un panorama económico más diversificado y que las políticas públicas deben acompañar este nuevo ciclo.
Políticas públicas que estimulen la colaboración y el diálogo público-privado para que haya más innovación y más productividad en lo que hacemos. No para seguir haciendo lo mismo sino para hacer actividades económicas nuevas, que en especial se orienten hacia los nuevos mercados externos.
Políticas públicas que mejoren la formación de capital humano y cultural en todo el país y no sólo concentrarlo en Santiago y en la cota mil. Se requieren nuevos emprendedores, más mujeres en el mundo del trabajo y que aparezcan en los diversos territorios del país democratizando así las oportunidades de progreso.
Esas tareas no las puede impulsar la derecha empresarial que se dedica a festejar los abusos como lo hacen los directivos de AFP Capital.