El Gobierno está presionando para que se apruebe el proyecto de Modernización Tributaria, pero esa iniciativa busca -principalmente- rebajar los impuestos a las grandes empresas (“incentivos a la inversión” dicen los empresarios) y propone una compensación de la menor recaudación fiscal de US$ 833 millones anuales mediante mayor fiscalización del IVA en micro y pequeñas empresas.
La propuesta de Piñera es que sea la clase media la que financie -mediante pago del IVA- la rebaja de impuestos que dejan de pagar las grandes empresas, o sea favorece a los mismos de siempre y es regresiva tributariamente, lo cual significa un retroceso con respecto a lo avanzado con reforma del 2014.
Ante el rechazo de la o0posición a un proyecto con tanta regresividad tributaria, el gobierno propuso en la última semana nuevas alternativas de compensación fiscal y propone que se establezca IVA a las plataformas digitales como Netflix, Spotify y Uber por ejemplo, servicios que son utilizados en gran parte por la clase media o sea lo nuevo que propone los sigue afectando. Así también propone para mejorar las rentas regionales un impuesto del 1% a la inversión superior a US$ 10 millones, pero una modalidad así concentra los beneficios, ya que 70% de la inversión autorizada en SEIA entre 2015-2018 se concentra en cuatro regiones del país lo que perjudica a las doce regiones restantes.
Pareciera que el gobierno no logra entender que la clase media no puede pagar vía IVA las rebajas impositivas a las grandes empresas, lo que explica el bajo nivel de aprobación de este proyecto de modernización tributaria que llega al 31% incluso en las encuestas oficialistas como es CADEM.
Chile necesita más recaudación fiscal por ejemplo para tener mejor salud pública en la que se atiende el 80% de chilenas/os y eso requiere que se terminen las exenciones fiscales a las rentas empresariales, especialmente en el mercado accionario donde los inversionistas tienen enormes ganancias por las cuales no pagan impuestos hoy. Debemos avanzar hacia un sistema tributario donde haya mayor progresividad donde paguen más impuestos los que tienen más rentas del capital- y si eso no ocurre la oposición debiera rechazar el proyecto tributario del Gobierno.
En materia previsional este domingo el presidente Piñera habló sobre la libertad del ahorro individual en las AFP’s, que trabajadores podrán decidir quienes le administran su cuenta individual, incluso especuló sobre subir la cotización previsional al 18% pero esas medidas sólo mejoran las pensiones en 40 años más. Cambiar los parámetros como el monto de la cotización previsional o la edad de jubilar no tiene efecto previsional inmediato; se requiere transitar hacia un modelo mixto previsional donde también exista solidaridad a través de un Fondo Solidario intra e intergeneracional que administre el 4% de mayor cotización previsional lo que permitiría mejorar ahora las bajas pensiones de las AFP’s en 20% a lo menos.
Mejorar las bajas pensiones de 1.350.000 chilenas/os que reciben de las AFP’s (las mujeres que son 60% de ese universo reciben en promedio pensiones de $175.000 mensuales) no se logra mediante el proyecto del gobierno, al contrario, quién se beneficia son las AFP’s y la oposición debe unirse para modificar y exigir que se incorpore un real fondo solidario con la nueva cotización previsional.
Estas dos medidas perjudican por lo cual resulta inaudito que Piñera señale que su preocupación es la clase media, cuando además el 2017 anunció “más empleos y mejores remuneraciones” lo que aún no ha ocurrido hasta ahora, al contrario, el desempleo es superior en 0,3% en 12 meses y los salarios sólo crecieron 1,2% en 2018 y la economía este 2019 sólo crecerá 3,3% con un primer trimestre lento ya que IMACEC llegaría a 2,6%.
La realidad muestra que este gobierno no cumplió sus promesas que demanda protección social, especialmente en pensiones y salud y oportunidades de progreso en lo económico-social.
Llegó la hora de que progresismo recupere su conexión con la clase media.