El Imacec de noviembre de 3,2% ratifica lo que distintos analistas habían anunciado: la economía chilena el 2018 crecerá por sobre el 3,0% ratificando así que el mejor precio del cobre (US$ 3,2 la libra) influye decisivamente en el crecimiento del país.
Tanto el Imacec minero como el no minero crecieron en línea, ubicándose por sobre las expectativas del mercado. Este mayor crecimiento de la economía y las perspectivas para 2018-2019 están linkeadas al mejor precio del cobre en los mercados internacionales; pero sigue mostrando una economía altamente dependiente a los vaivenes del precio del cobre; incluso debiera quedar fuera de toda duda técnica que la desaceleración de la economía entre 2014-2017 fue debido a la crisis externa de los commodities que llevó en 2016 a un precio de cobre cercano a los US$ 2,0 la libra.
Esta cobre dependencia de la actividad económica sigue siendo buena y mala noticia según sea el ciclo económico y es un desafío entonces seguir trabajando en los temas que la administración de Michelle Bachelet planteó como agenda económica de largo plazo: Diversificación de la matriz productiva, fomento a la innovación y emprendimiento.
Al respecto la agenda del Presidente electo sigue siendo cortoplacista. Aún no conocemos propuestas sobre estos problemas que arrastra nuestra economía y que deben ser resueltos si queremos tener un desarrollo sostenible y sustentable. Hay oportunidades para incorporar valor agregado a los productos primarios que exportamos, por ejemplo la fuerte demanda de la electromovilidad en el mundo abre oportunidades para incrementar producción con valor agregado del cobre, litio y cobalto a lo menos; la exitosa política energética que hizo bajar los precios y permitió mayor desarrollo de las energías renovables son materias que debieran continuarse y profundizarse como política económica en un ambiente de diálogo y colaboración entre el sector público y privado.
Tanto el Imacec minero como el no minero crecieron en línea, ubicándose por sobre las expectativas del mercado. Este mayor crecimiento de la economía y las perspectivas para 2018-2019 están linkeadas al mejor precio del cobre en los mercados internacionales; pero sigue mostrando una economía altamente dependiente a los vaivenes del precio del cobre; incluso debiera quedar fuera de toda duda técnica que la desaceleración de la economía entre 2014-2017 fue debido a la crisis externa de los commodities que llevó en 2016 a un precio de cobre cercano a los US$ 2,0 la libra.
Esta cobre dependencia de la actividad económica sigue siendo buena y mala noticia según sea el ciclo económico y es un desafío entonces seguir trabajando en los temas que la administración de Michelle Bachelet planteó como agenda económica de largo plazo: Diversificación de la matriz productiva, fomento a la innovación y emprendimiento.
Al respecto la agenda del Presidente electo sigue siendo cortoplacista. Aún no conocemos propuestas sobre estos problemas que arrastra nuestra economía y que deben ser resueltos si queremos tener un desarrollo sostenible y sustentable. Hay oportunidades para incorporar valor agregado a los productos primarios que exportamos, por ejemplo la fuerte demanda de la electromovilidad en el mundo abre oportunidades para incrementar producción con valor agregado del cobre, litio y cobalto a lo menos; la exitosa política energética que hizo bajar los precios y permitió mayor desarrollo de las energías renovables son materias que debieran continuarse y profundizarse como política económica en un ambiente de diálogo y colaboración entre el sector público y privado.
Para tener valor agregado, mejorar la productividad en las diversas industrias se requieren ecosistemas de mucho diálogo y colaboración entre mundo público y privado que debieran continuar y no cortarse los puentes por ejemplo en materia de mejoras en productividad que requieren tanto las instituciones públicas como el sector privado.
Esa colaboración es débil producto de la campaña del terror instalada por la derecha empresarial contra las reformas bacheletistas. Se difundió la post verdad que “eran las reformas las que generaban el débil crecimiento 2015/2016” y ha quedado claro que ese menor crecimiento del PIB fue -mayoritariamente- provocado por el bajo precio del cobre en esos años que estuvo cercano a los US$ 2,0 la libra e incluso ahora un senador derechista insiste que este mayor Imacec de noviembre es producto del triunfo electoral de la derecha.
Si el debate económico sigue en ese nivel de baja sofisticación, sin abordar las lecciones de los países que están en un alto nivel de desarrollo donde se aprendió que la inversión en capital humano y tener un sistema educativo -sea primario, secundario o terciario- de alta calidad es clave para tener innovación, tecnología y emprendedores lo que asegura desarrollo sostenible; será difícil avanzar en crecer con equidad y estaremos apostando todas las fichas a que el ciclo de buenos precios de los commodities sea nuestro ticket.
Innovar, diversificar la matriz productiva y tener capital humano de calidad debieran ser banderas que los actores de la centroizquierda debieran levantar con convicción en los debates del futuro y jugar un rol clave para que el país siga avanzando en esos ejes. Ojala haya aprendido que el crecimiento, el desarrollo con equidad son temas altamente prioritarios para las nuevas clases medias y que hay sectores de la sociedad que pueden cambiar de sentido de su votación si ve a una coalición de centroizquierda en que este tema esté ausente como ocurrió en la segunda vuelta presidencial con la candidatura de Alejandro Guillier.
La centroizquierda tiene que incorporar sustantivamente en sus propuestas al país que quiere progreso, pero que esté sea sustentable y respetuoso del medioambiente y de las comunidades, que incorpore valor agregado producto de la innovación y desarrollos tecnológicos que aquí se realicen, que seguirá democratizando el emprendimiento y que Chile debe diversificar su matriz productiva con urgencia.
El actual repunte económico permite generar ese compromiso -que no puede olvidarse nunca- de que importa el desarrollo económico pero que esté debe apuntar a ser solidario y producir más equidad social.