Oh I'm just counting

Editorial de Cambio21: La derecha chilena es cavernaria

El Premio Nobel Mario Vargas Llosa les señaló a la derecha y al empresariado chileno que sus posiciones en el debate chilensis eran “cavernarias”, atrasadas y muy distantes de los mínimos civilizatorios que caracterizan a la democracia.

Pero Vargas Llosa se quedó corto. No sólo tienen posiciones “cavernarias” por rechazar la interrupción del embarazo en 3 causales sino por oponerse a avances en materia de libertades culturales como es el matrimonio igualitario que le daría reconocimiento social a porcentajes significativos de la sociedad, sino también por rechazar -hace pocos años- la ley del Divorcio.

Pero su principal actitud “cavernaria” es oponerse a que prime la meritocracia y la igualdad de oportunidades porque la derecha sigue queriendo vivir y dominar sobre la base de que prime el origen social y la segmentación cultural; al final de cuentas es una derecha que no quiere competencia ni diversidad cultural como motores de desarrollo.

En los negocios es cavernaria porque sigue privilegiando los modelos de desarrollo donde predomine el uso y abuso intensivo de los recursos naturales y el rentismo especulativo de la bolsa donde predomine la información privilegiada, la colusión y otras malas prácticas que en el mundo desarrollado son penadas con altas sanaciones corporales.

Esta derecha no logra entender que en el mundo del futuro prima el conocimiento, el valor agregado, las nuevas tecnologías y que eso exige invertir en educación de calidad para todos y todas –y no sólo para los que pueden pagarla- y en fomentar la Innovación Productiva y el desarrollo científico.

La derecha cavernaria no logra entender que el crecimiento no es la única medida; sino también se requiere respeto al medio ambiente, distribución del poder e inclusión social, disminución de brechas y fomentar nuevos valores como la solidaridad.

Es una derecha cavernaria porque se opondrá –y así ya lo anunció su candidato Piñera- a que se amplíe la gratuidad en la educación superior del 50% al 60% de las familias vulnerables. O sea se opone a que jóvenes de familias de clase media y vulnerable, que reúnen los méritos académicos, que estudien en Universidades y Centros de Formación Técnica acreditados que sean parte del 60% de las familias vulnerables pueden estudiar de manera gratuita.

En su visión de país, la derecha cavernaria prefiere a que esas familias se endeuden en el sistema financiero o que sólo puedan estudiar quienes pueden pagar las altas matrículas y aranceles de la educación superior chilena.

Probablemente la derecha cavernaria quiere una sociedad donde los talentos sólo puedan desarrollarse en el decil de más altos ingresos, quiere que la élite política, empresarial y cultural sean de los mismos colegios –mayoritariamente privados y no públicos-, homogénea culturalmente donde prime el individualismo-.

A esa derecha cavernaria le molesta una política que democratice la educación, la cultura y también las oportunidades de emprendimiento. Quiere educación de buena calidad para la minoría que puede pagar altas mensualidades en jardines infantiles, colegios y universidades y una educación de mala calidad para el resto; quiere coworks y centros de apoyo al emprendimiento en las comunas de la cota mil y no en las comunas de clase media como la ha hecho Bachelet en estos años, quiere centros culturales modernos con aporte privado que reciben beneficios tributarios en las mismas comunas.

La derecha cavernaria quiere un Chile segregado socialmente y territorialmente, donde unos mandan, definen las reglas del juego y tienen millonarias ganancias y el resto debe someterse a esa minoría o reducirse a ser consumista en el mercado.

Es una derecha cavernaria cuando a las nuevas clases medias las reduce a ser   “consumidores  masivos” en los distintos mercados -incluido la política, donde los llena de ofertas publicitarias- y no observa su condición ciudadana y republicana.

 

Lo paradojal el candidato presidencial de la derecha cavernaria tiene las mayores chances de ganar la elección presidencial -hoy, encabeza las encuestas- y quienes representan los valores de la solidaridad, de la democracia moderna, del desarrollo con inclusión social, de la democratización de la educación y el emprendimiento van divididos en varias candidaturas.

Tiene razón Mario Vargas Llosa, un intelectual de derecha: la derecha chilena definitivamente es cavernaria