Una nueva encuesta ratifica la percepción instalada en la élite política que el Gobierno de Piñera pasa por problemas producto de los mediocres resultados económicos logrados hasta la fecha.
El alto desempleo de 7,1%, en caso de las mujeres es 7,4%, con una ocupación que apenas creció en 42.000 empleos en 12 meses -donde crecen más los asalariados públicos- que se compara con el desempleo 2017 que llegaba a 6,6% -y que fue calificado como un desastre nacional por el entonces candidato Piñera-. La economía también da muestras de ralentización ya que el IMACEC de septiembre llegó a 2,3% y el crecimiento del tercer trimestre fue sólo 2,9% lejos del 5,3% del segundo trimestre que fue objeto de conclusiones optimistas por parte del Gobierno.
La economía no está generando los empleos anunciados, los salarios casi están estancados y el crecimiento entra en la meseta del 3%, tanto para el 2º semestre del 2018 como para 2019.
Esto está afectando la confianza de los consumidores que sigue en la zona pesimista y en esta última encuesta sólo 32% de chilenas/os creen que “el país está creciendo económicamente”, sólo 24% piensa que “han mejorado las posibilidades de encontrar empleo” y sólo 38% piensa que el país en los próximos doce meses “mejorará”.
O sea, el discurso optimista y triunfalista del Gobierno que la economía anda bien y seguirá mejor ya tocó techo ante la ciudadanía que tiene otra percepción.
Mirando el futuro el panorama es más complejo no se ve una estrategia para diversificar nuestra canasta exportadora e incorporar mayor valor agregado a lo que el país produce que permita superar la excesiva dependencia del cobre. En el presupuesto 2019 la inversión en Ciencias, Innovación y Tecnología cae -4,6%, pero lo más grave es en el caso de la CORFO se desmantelaron programas, en el Fondo de Innovación los recursos cayeron -15% y la oposición ha rechazado esos presupuestos buscando revertir estas bruscas caídas presupuestarias.
Puede que la presión opositora tenga éxito, pero el daño institucional ha sido fuerte en una comunidad de innovadores, científicos y emprendedores que requieren señales positivas del mundo político y el Gobierno le da la espalda al desafío futuro de crecer por la vía de dar más valor agregado a lo producimos y exportamos.
La buena noticia es que la centroizquierda asumió está reivindicación de la urgencia de incrementar inversión en Ciencia, Innovación, Culturas, Educación Superior Pública entendiendo que la nueva economía requiere dar prioridad a estos esfuerzos de desarrollar nuevas iniciativas productivas que permitan no seguir dependiendo del valor del cobre que exportamos.
La centroizquierda del futuro debe convertirse en un activo promotor de la Innovación, las Ciencias y de una Educación Superior Pública conectada y dialogando con el mundo productivo, como hoy día está ocurriendo en los países OCDE y no seguir apareciendo ante la opinión pública como no interesada en los desafíos del crecimiento social y económico futuro.
Ante estos magros resultados económicos, el Gobierno ha apostado a alterar la Agenda Pública con temas vinculados a la seguridad ciudadana, visibilizando iniciativas de dudosa eficacia como fue el plan de repatriación de haitianos, él que fue calificado por un influyente católico como Benito Baranda como “el vuelo de la vergüenza nacional”; asimismo, señaló que estos migrantes “encontraron en estas tierras enemistad, desprecio y muy poca acogida, fueron considerados por muchas personas en Chile como ‘migrantes no deseados’, que ‘echaban a perder la raza’”.
Y ha vuelto a visibilizar el tema de la violencia escolar –a pesar de que su proyecto Aula Segura fue modificado completamente en el Senado- buscando revivir los miedos antiguos y nuevos en nuestra convivencia social con el objetivo de instalar un discurso autoritario donde lo que importa es “defenderse” de los haitianos, de alumnos violentitas –aunque ocurran en 4 colegios del país- pero lo importante para Piñera es aparecer como el defensor y guardián del orden y busca mostrar a una oposición “tolerante” ante estos fenómenos de violencia social.
Y probablemente seguiremos viendo a Piñera generando nuevos miedos en la sociedad, estimulando el racismo y eludiendo el debate de la desaceleración de la economía y del alto desempleo.