Las cuentas públicas son las oportunidades políticas y comunicacionales que
tienen los gobiernos para retomar el control de la agenda pública mediante un
festival de anuncios en su discurso –que hace rato dejó de ser rendición de
cuentas-, con el despliegue en entrevistas televisivas y en prensa escrita el día
posterior y el bombardeo de gráficas en redes sociales especialmente en
Facebook e Instagram.

Este bombardeo mediático ha sido más fuerte estos días producto de que la
semana previa el presidente Piñera recibió muy malas noticias: en ranking mundial de competitividad Chile cayó este año del 35º lugar al 42º lugar con deplorables resultados en “productividad y eficiencia del sector privado” y “prácticas de gestión” que debilitaron la mecánica respuesta de Piñera de echarle “la culpa al Gobierno anterior”, la producción industrial de abril sólo crece 0,7% en 12 meses, el desempleo de 6,9% es 0,2% superior que 2018, las ventas del Comercio caen -6,5% en 12 meses lo que explicaba la baja aprobación del 27% en la única encuesta presencial (CERCMori).

Lo lamentable es que en la Cuenta Pública para presidente Piñera no existe el mal desempeño 2019 de la economía, sólo se refirió a datos 2018 que ya al 1º de junio aparecen muy lejanos y la ciudadanía –especialmente las clases medias-está viviendo cotidianamente la desaceleración económica, también la caída de su consumo y en especial el miedo a perder el empleo lo que no se resuelve con un sitio informativo en Internet.

Nada de lo planteado en la Cuenta Pública cambia la aguja de la economía que
crecerá este año al 2,5%/2,7%, lejos del 3,8% pronosticado inicialmente y del
3,5% que ajustó el Gobierno. Ahí está el verdadero problema del gobierno que le está afectando con un aumento del rechazo ciudadano en las encuestas.
La mayoría del país sabe que los Tiempos Mejores no llegaron, que se vienen
momentos duros producto de que equipo económico subestimo el impacto de la guerra comercial de Trump con China y que no hay planes alternativos.

El Informe de Competitividad que revela la caída de la inversión en Innovación,
nuevas industrias, viene ya hace una década y que como país debemos elaborar una Agenda Transversal de Diversificación Productiva a 10 años que cree las bases de un nuevo modelo de desarrollo menos dependiente de la exportación de Cobre.

Piñera sigue sólo apostando a rebajar impuestos cuando Chile requiere más
Innovación, más tecnología, más valor agregado y más diversificación productiva lo que debiera ser asumido por la centroizquierda como propuesta para sacar a Chile de estancamiento actual.

Otro recurso populista para recuperar popularidad en las encuestas fue anunciar una rebaja del número de parlamentarios, cuando la mayoría del país hace 4 años apoyó la transformación del binominal en un sistema proporcional. Esta medida nostálgica de la derecha busca reponer el binominalismo donde el 35% controlaba el 50% del Parlamento cuando la demanda ciudadana quiere menor dieta parlamentaria y fin a la reelección periódica.

Otra señal de que Piñera no quiere enfocarse en cambios pro clase media es su
insistencia en un proyecto de pensiones pro AFP’s, donde reitera su decisión
política de no modificar el ahorro individual que no genera pensiones dignas, ya
sea con 10% o 14% de cotización previsional, ni ahora ni en 40 años más.
Para mejorar pensiones se requiere instalar la Solidaridad intra e intergeneracional y a eso Piñera le dio un portazo en su cuenta pública. Ojala que los sectores progresistas entiendan que esa es la clave para mejorar las pensiones a 2,0 millones chilenos/as que reciben pensiones miserables de las AFP’s y que seguirán siendo bajas con proyecto de ley de Piñera que da beneficios a partir del año 2027.
En la etapa post cuenta pública Chile seguirá estancado y eso no lo cambia un
festival de anuncios.