Está claro que la derecha y el empresariado quieren gobernar a lo menos ocho a doce años; eso requiere reforzar su hegemonía en la sociedad chilena y están dando pasos hacia ese objetivo. Partiendo por instalar ya sus candidatos presidenciales como Lavín, Ossandón, Kast, Moreno en la agenda comunicacional.
En el Tribunal Constitucional han completado la nominación de sus nuevos integrantes y el Presidente de la República ha premiado con su nominación a abogados de derecha y ultraconservadores que defendieron esas posturas durante la administración anterior generando ahora una mayoría conservadora irremontable de siete a tres en el Tribunal Constitucional. El mecanismo de nominación actual ya no da para más y es urgente que los sectores más democráticos exijan una real Reforma al Tribunal Constitucional que modifique la actual anomalía que cambie número, modalidad de designación, requisitos así como sus facultades.
Mirando la experiencia comparada no es razonable mantener un modelo donde la Corte Suprema y el Presidente de la República nominan Ministros del TC ya que eso ha generado un alto nivel de politización. Es urgente avanzar en una real reforma al Tribunal Constitucional que evite este suprapoder que distorsiona la voluntad democrática.
Otro ejemplo de esta búsqueda del control total es la operación lanzada por la Moneda en TVN para controlar editorialmente, la programación de TVN, a pesar de no tener los quórums exigidos por la ley pero no se trepida en lanzar una campaña comunicacional destinada a cambiar al actual Director Ejecutivo.
Este nuevo conflicto desatado por la Moneda en el directorio de TVN, sin buscar las exigentes mayorías que impone la ley – cinco de siete directores- con lo cual obliga a construir acuerdos transversales no le importó a la Moneda. Con esa irresponsable operación sólo agudizó la crisis de esta empresa en un complejo escenario que vive la actual industria televisiva (menos rating general, nuevas plataformas tecnológicas, cambio de hábito de las audiencias etc.) que ha significado que sólo un canal -Mega- muestra resultados azules y reitera la relevancia que tiene para el éxito de las empresas el tener un buen Gobierno Corporativo.
Es lamentable que la lógica del control total del piñerismo pase por encima de las normas de mayor profesionalización, del compromiso por un plan de capitalización y los altos quórums para nombrar al director ejecutivo y de prensa para evitar “controles de los gobiernos de turnos” y que sean realmente empresas del Estado o sea representativas del conjunto de la sociedad. Este mismo criterio se ha aplicado en Codelco y Enap que han modificado legalmente sus Gobiernos Corporativos.
Es clave para resolver estas crisis que se respeten los gobiernos corporativos y sus roles que están establecidos en la nueva ley de TVN. Es mala señal para el país que los presidentes de los directorios sean “digitados” desde otros espacios decisionales. El próximo mes de agosto el Senado debe definir tres nuevos directores para TVN y es relevante que se avance en la idea de tener gobiernos corporativos de calidad comprometido con tener una televisión pública de calidad que ayuden a salir de esta nueva crisis en que quedó instalada la empresa.
Controlar políticamente TVN parece un exceso, cuando la derecha y los grupos empresariales controlan casi la totalidad de los medios de comunicación televisivos, radiales y escritos y su hegemonía en el control y la instalación de los temas de la agenda pública es casi incontrarrestable para la oposición que carece de influencia en el espacio comunicacional, como lo demostraron durante la administración anterior distorsionando y mintiendo sobre las Reformas Sociales impulsadas por gobierno de Bachelet.
Esta lógica del control total también se ha insinuado en las descalificaciones hacia el Congreso de parte de la máxima autoridad del Ejecutivo cuando los conminó a “pónganse a trabajar” y otros Ministros políticos esbozaron la estrategia de una acción gubernamental que se centraría en lo administrativo y lo reglamentario eludiendo el debate político en el Parlamento.
Pareciera sensato que la oposición se movilice por una real reforma al Tribunal Constitucional, defienda a Televisión Nacional como bastión de la televisión pública de calidad y se oponga a estas intentonas de control total del Gobierno en busca de sus reelecciones.