La caída en las encuestas del presidente Piñera es algo que no puede borrarse. Está instalado en la sociedad que es un gobierno mediocre, que “gobierna para unos pocos”, que quiere rebajarle los impuestos a las grandes empresas, que su proyecto de pensiones consolida “modelo de las AFP’s”, que no cumplió su promesa de “más empleo y mejores remuneraciones”, que este año la economía crecerá 2,5% -muy lejos del 4% anunciado a principios de año-.

Pero la oposición no está capitalizando este deterioro del gobierno en la opinión pública. Al contrario, en la oposición se ven divisiones, falta de propuestas viables, mucho ombliguismo, peleas internas por el poder partidario, carencia de nuevos liderazgos.

Casi 60% de la ciudadanía no reconoce posición política, desconfía de los partidos ni tiene interés en participar de las rencillas internas por el poder. Ha terminado desconfiando del gobierno y de la oposición, probablemente esa mayoría ciudadana considera que ambos sectores son mediocres, que los anima la búsqueda de ventajas personales y no construir una sociedad mejor.

Los que quieren un Chile distinto, con un modelo de desarrollo que dé progreso económico, pero también equidad social, donde haya buena educación y salud pública, donde existan pensiones dignas están decepcionados de las divisiones opositoras y la falta de unidad para defender la dignidad de los ciudadanos/as.

A estas alturas resulta incomprensible para una porción importante de la ciudadanía progresista que no aparezcan liderazgos políticos capaces de articular la unidad y la coordinación –para reconstruir un relato de un futuro con más progreso y equidad- en un sector político altamente fragmentado, dividido y atomizado

Por eso resultó interesante el encuentro de senadores de oposición que apuntó a fijar posiciones políticas ante la agenda legislativa del gobierno, pero también mencionaron que apunta a construir “mínimos comunes para el futuro próximo”.

Mucho más si los jefes de los senadores DC, PPD, PS, independientes y RD más el presidente del Senado firman un documento común en que señalan “nuestra voluntad de fortalecer nuestros mínimos comunes, a partir de un actuar coordinado en las reformas legislativas fundamentales. La acción conjunta es la única manera de ejercer la mayoría en favor de la ciudadanía, ofreciendo un camino claro sobre el país al que aspiramos”. Y agregan en su interesante documento que “nos importa Chile. Somos conscientes de que los países no parten de cero cada cuatro años. Por eso, queremos proponer e insistir en que existan políticas públicas de calidad, transversales y que sean una hoja de ruta de mediano plazo para que efectivamente avancemos hacia un desarrollo sostenible con equidad social”.

Es importante que la oposición muestre capacidad propositiva, donde abandone el maximalismo que se instaló en el período de la Nueva Mayoría, que de viabilidad políticas a sus propuestas como bloque opositor. La unidad propositiva de “los mínimos comunes” es descartar el maximalismo que impactó negativamente en la gobernabilidad de Bachelet dos y es tener el foco en mostrar que puede gobernarse bien para construir un Chile distinto al actual.

Con esa mirada puesta en el futuro la oposición debiera insistir en el debate de pensiones que lo urgente es hacer reformas para tener mejores pensiones ahora, que el modelo de ahorro individual de las AFP’s  está generando pensiones miserables y también mañana como lo mostró el estudio OCDE. El foco de las propuestas debiera ser como avanzar hacia la solidaridad inter e intrageneracional, que la administración de esa solidaridad sea responsable financieramente y no seguir debatiendo sobre un ente que administraría cuentas individuales que no dan buenas pensiones –ya que dos millones de pensionados chilenos certifican las pensiones miserables de la capitalización individual-.