Oh I'm just counting

Editorial de Cambio21: La segunda vuelta presidencial: una nueva elección

Quedó claro que el triunfalismo piñerista era “un castillo en el aire”, que su 47% o 48%” que sacaban en primera vuelta era una “operación propagandística abusiva” donde usaban a encuestadoras como Cadem y Cep, además abusaron del control casi monopólico en la televisión y en los diarios.

Pero el domingo 19 de noviembre chocaron con la realidad. Sólo obtuvo 36,6% de la votación -muy lejos del triunfalismo instalado por los opinólogos en los medios de comunicación-.
 
Volvió a mostrar la segmentación social de sus adherentes; en las comunas de altos ingresos tuvo 74% en Vitacura, 72% en lo Barnechea un 65% en las Condes; pero en las clásicas comunas de clase media -donde tiene Alcaldes UDI- como Maipú y La Florida sólo obtuvo 30% y 31% de la votación, muy por debajo de su promedio nacional de 36,6% y en las comunas populares como Puente Alto, La Pintana y Quilicura no alcanzó el 30% de votos -26,5%,23% y 29,8% respectivamente en esas comunas-.
 
Erraron en su lectura de la sociedad chilena quienes hablaban de que esa clase media sólo la movía “la pasión por el consumismo y el mall” y que apoyaría masivamente a quién promoviera el mercado y el crecimiento económico a toda costa.
 
Se equivocaron quienes señalaron estos meses que las reformas sociales no tenían apoyo ciudadano, o que el país debía elegir entre el progreso de Piñera y el estancamiento de las reformas y que la presidenta Bachelet carecía de apoyo social.
 
Los resultados electorales tanto en la presidencial como en la parlamentaria revelan que hay una mayoría que respalda los cambios ocurridos en los últimos años y que los sectores contra reformistas son minoría -36,6% en la presidencial y 38,6% en la parlamentaria- en el Chile actual.
 
Es tan nítida esta conclusión que el mismo candidato Piñera se da una tremenda voltereta política –que claramente es poco creíble- al anunciar que respaldará la gratuidad en la educación superior con el fin de lograr que el senador Ossandón (RN) juegue un rol más activo en su campaña en segunda vuelta.
 
Un destacado opinólogo derechista (Andrés Benítez) señala que “la idea de Piñera de ganar con lo mismo y con los mismos quedó pulverizada el domingo 19 de noviembre. Hoy, la imagen del expresidente acompañado de los exministros, parece molestar más que agregar” y añade que se instaló una sensación de derrota en la derecha producto de sus malos resultados electorales.
 
Pero ahora comenzó una nueva elección. La centroizquierda tiene más chances pero no tiene ganada la elección; eso sí depende de su propia capacidad de gestión política y electoral. La candidatura de Guillier mejorara sus opciones de cara al balotaje si logra articular a los actores políticos y los electores que no apoyaron a la derecha y que fueron a votar el 19 de noviembre y que representaron un 55% de los votantes del domingo pasado
 
Un buen paso fue el apoyo institucional que le otorgó la DC al candidato Guiller, ya que es un partido que tuvo una votación parlamentaria importante -10,2% en diputados y 14,2% en senadores- y la rápida integración a su comando presidencial vía Yasna Provoste y Fuad Chahín; así también fueron relevantes los apoyos públicos de los ex candidatos presidenciales Goic, Navarro y Marco Enríquez-Ominami.
 
Ahora debe desplegarse en el país y ser capaz de reunir y movilizar a lo menos a los 3.653.000 electores que no fueron a votar por Piñera en primera vuelta y además debiera seguir enfocado en movilizar a aquellos segmentos de electores que quieren cambios en el futuro como el matrimonio igualitario y una reforma al sistema de pensiones pasando de la capitalización individual de las AFP’s a un modelo más solidario con consejo de ahorro colectivo y fondo solidario intrageneracional como lo propone el proyecto de ley de Bachelet que está en la Cámara de Diputados y que las fuerzas de centroizquierda debieran trabajar para que se vote en la Sala antes de la segunda  vuelta.
 
Esta segunda vuelta no se ganará con “negociaciones en la cocina” ni calculando futuros “cuoteos de poder”; ahora lo que corresponde es la unidad de la centroizquierda y su capacidad de movilizar a más de 3,6 millones de electores para que le den su voto a Alejandro Guillier.