En el caso de La Araucanía, tanto desde la campaña presidencial como en estos ocho meses de gestión, siguió insistiendo sobre la existencia del “terrorismo”, instaló un Comando Jungla en la región y persistió en su tesis de militarizar el conflicto con el pueblo mapuche -minimizando los esfuerzos de un plan de desarrollo para la región que lanzó el ministro de Desarrollo Social casi para la galería-.  

La trágica muerte del comunero Camilo Catrillanca, asesinado por ese Comando Jungla de Carabineros ha gatillado un escenario que revela el fracaso de la estrategia piñerista y en especial, muestra un fuerte impacto político en su gestión.

La encuesta preferida de la Moneda le trajo muy malas noticias: sólo el 30% justifica la presencia del Comando Jungla de Carabineros en la región y un potente sentimiento ciudadano del 63% señala que “no se justifica” la existencia del Comando Jungla en la Araucanía, se cae así el pilar social de la estrategia piñerista.

Para confirmar esta mala percepción de la gestión piñerista, la ciudadanía mayoritariamente –el 79%- señala que la solución del conflicto mapuche es “la vía política del diálogo” y claramente queda sin piso ciudadano la vía represiva-policial que en estos ocho meses ha desarrollado la administración piñerista. Y como corolario la evaluación de Carabineros en la ciudadanía cae a su menor nivel de aprobación (39%).

Claramente la ciudadanía ha dicho no a la represión  y a la militarización del conflicto mapuche y también, señala su opción por una solución política vía el diálogo, el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, la necesidad de legislar sobre “escaños reservados” en el parlamento, esa experiencia exitosa de Nueva Zelandia, en Colombia, en Canadá debe implementarse como solución a la cuestión de los pueblos originarios y ya es hora de escuchar a políticos como el senador Francisco Huenchumilla que desde hace años ha planteado esta vía de solución.

Si Piñera insiste en su lógica represiva -como lo insinúo en la presentación del nuevo Intendente Atton- va por mal camino, pero ahora tendrá una opinión pública activa que claramente rechaza su política en La Araucanía.

Otra mala decisión política de Piñera es estresar la caja fiscal con su proyecto de pensiones donde opta por financiar mejoras menores de las pensiones con mayor gasto fiscal -sin incrementar la recaudación fiscal- y desecha la vía de la solidaridad intra e intergeneracional como ha planteado la oposición.

Este estrés fiscal ha sido denunciado en el Mercurio, en informe de la entidad observatorio fiscal –que no puede ser calificada como opositora- que señala que “reforma de pensiones no contaría con recursos suficientes para su financiamiento con holguras fiscales en 2022, 2025 y 2026”.  

Este informe no considera que proyecto tributario del gobierno rebaja impuestos para las grandes empresas que significaran una menor recaudación fiscal permanente de US$ 833 millones que no es compensada por la boleta electrónica como señala el informe financiero de la DIPRES, el cual ha sido desmentido por expertos como el ex director de Servicio de Impuestos Internos SII y Asociación de Fiscalizadores de SII que señalan que -a lo más- la boleta electrónica recaudaría US$ 133 millones y no los US$ 1.100 millones que afirma el ministro Larraín.