Este fin  de semana el director de Libertad y Desarrollo -thinktank neoliberal- en su columna semanal en El Mercurio alabó las señales políticas que dio el Presidente electo con su Gabinete.

 

Al respecto señaló que “emerge con nitidez la determinación del próximo Presidente de enfrentar a la oposición con pensamiento propio”; añadió que el nombramiento del Ministro de Educación es una clara señal de que “no bailará al son de la música que le ponga el movimiento estudiantil” y que en el caso del nuevo ministro de Desarrollo Social es de reivindicación “del rol de los empresarios en el progreso social de los más pobres”.

 

Consistente con esta agenda el nuevo Ministro de Economía calificó de “majaderos” a quienes insisten que el nuevo gobierno reponga las potestades sancionatorias del Sernac, y sostuvo que “la mejor protección es tener mercados híper competitivos”; o sea a una demanda de protección legal respondiendo con el ideologismo de mercado, que sabemos en el caso chileno no existe porque prefieren la colusión y no la competencia ni menos la hiper competencia. Además, insistió con esta idea de que existiría una relación equitativa entre consumidores y proveedores; de ese modo, la derecha insiste en subordinar los derechos de los consumidores al interés de las empresas.

 

Así con las semanas iremos conociendo la ideas de los ministros piñeristas que naturalmente insistirán en la superioridad del derecho de propiedad y de la libertad de las empresas ante cualquier cosa; incluso ante la responsabilidad legal por ejemplo de pagar impuestos, donde probablemente volveremos a ver los defensores de las elusiones tributarias o sea la legitimación de eludir a pagar los impuestos mediante prácticas truchas que la reforma del 2014 declaró fuera de la ley y que el empresariado sigue defendiendo disfrazado de incentivo a las inversiones.

 

Como lo señala el director de Libertad y Desarrollo el gabinete de Piñera viene a dar la batalla cultural contra las ideas de equidad social, de crecimiento sustentable, de progreso con inclusión social y de nivelación de la cancha de oportunidades sociales como base cultural del crecimiento. Y notifica que “no más superioridad moral, en ningún plano. De eso se trata.”

 

Los distintos actores políticos y sociales del mundo de la oposición debieran sentirse notificados de esta decisión política del nuevo gobierno; no bastará “defender el legado” habrá que construir nuevas ideas y propuestas políticas frente a lo que sostenga la derecha en el espacio público.

 

Debe salir luego de su adormecimiento, de sus peleas y riñas internas –en especial en el caso de la DC- donde pareciera no haber claridad sobre como y con quién construir esas coordinaciones políticas para jugar un rol alternativo ante esta arremetida derechista; pero también otros actores debieran asumir que no es la hora de federaciones de partidos o colocar énfasis en la orgánica sino la urgencia es definir posiciones comunes en materias en que el Presidente Piñera ya anuncia una ofensiva en los primeros cien días como es la rebaja de impuestos al 1% más rico disfrazado de simplificación tributaria para las pymes y por ejemplo, la legalización de los grupos negociadores en desmedro de los sindicatos en la negociación colectiva.

 

Los actores de la oposición deben asumir su condición de minoría social, reconocer que parte de su  votación en noviembre terminó votando por Piñera en segunda vuelta; que por tanto, su base de apoyo social es altamente volátil, impredecible y autónoma; que deben renovar su discurso y propuestas alternativas buscando reconectarse con esa mayoría perdida en diciembre.

 

La oposición si se coordina y actúa unitariamente puede ser mayoría en el Congreso pero pareciera que nuevo gabinete tiene enfocado su fuerza en lograr dividir a la oposición en la Cámara de Diputados con lo cual –al parecer- el Senado se convertirá en el espacio institucional donde la oposición podrá hacer sentir su voz y sus ideas.