Y llegamos a la elección presidencial más importante desde el plebiscito del año 88.
El país tiene que decidir sobre su futuro.
Son decisiones claves para una sociedad que inició en el 2013 un movimiento hacia establecer reformas sociales que atenuaran unas desigualdades sociales y culturales incomprensibles para un país democrático, que había tenido un importante crecimiento económico y disminución de la pobreza en la transición pero que empezaba a mostrar gérmenes de molestia social ante este panorama de desigualdades.
Durante este proceso de reformas surgieron diversas voces -especialmente el empresariado y la derecha- cuestionando el esfuerzo reformista, las encuestas manejadas por esos poderes fácticos “pintaban” un cuadro social adverso al reformismo y al gobierno. Pero las recientes elecciones del 19 noviembre revelaron que Chile -sus ciudadanos expresándose democráticamente- respaldaban las reformas sociales y el triunfalismo derechista se convirtió en sentimiento de derrota de cara a la segunda vuelta.
Este domingo 17 la ciudadanía deberá decidir quién encabezará la Presidencia de la República y cual será el mandato ciudadano para ese nuevo Gobierno que administrará el país entre 2018-2022.
La ciudadanía en la urna decidirá si quiere seguir avanzando gradualmente en reformas sociales –como las implementadas en la administración Bachelet- para construir un Chile más inclusivo, donde el progreso económico debe realizarse con respeto al medio ambiente y a las comunidades y donde “los bienes públicos” buscan emparejar la cancha y disminuir las desigualdades sociales y culturales.
O volvemos al Chile de los 90’, entrando en una etapa de contra-reformas tendientes a reinstalar la lógica del mercado en todas las esferas de la sociedad, donde la educación vuelve a ser un bien de consumo y su calidad depende de los ingresos familiares. Por lo tanto, la mayoría accede a una educación de mala calidad y los de mayores ingresos accede a un mejor servicio educativo y ese diferencial se perpetua durante toda la trayectoria social generando un Chile desigual, clasista y donde no hay igualdad de oportunidades.
Se juega este domingo 17 si somos una sociedad respetuosa de las libertades donde las mujeres no son sancionadas por interrumpir su embarazo en las tres causales legales, las parejas LGTB se pueden casar legislando el próximo año sobre el matrimonio igualitario o volvemos hacia ese Chile conservador e integrista donde estas libertades no son reconocidas.
En materia de progreso económico la ciudadanía deberá optar si quiere un progreso con una matriz productiva diversificada, donde se invierte en innovación, ciencias y tecnología para ir incorporando valor agregado a lo que producimos y exportamos. Donde las políticas juegan un rol clave fomentado esa innovación productiva o fomentando más competencia o regulando de mejor manera los mercados –como lo probó la exitosa política energética implementada por Bachelet- o volvemos a la ortodoxia neoliberal de que los privados tienen las soluciones y que sólo debemos rebajarle los impuestos para que tengan incentivos necesarios para superar la fase de los commodities.
Eso lo decidirán esperamos más de siete millones de ciudadanos que a lo largo del país concurrirán a votar este domingo, en un ambiente de respeto y participación donde no se debiera dudar de la pulcritud del proceso electoral a cargo del SERVEL, órgano autónomo del gobierno de turno.
Lo relevante es que tanto la ciudadanía de las comunas de altos ingresos como aquellos que viven en las comunas de bajos ingresos asistan a votar y ejerzan su derecho republicano de votar y saber que su voto vale lo mismo que el resto de las personas.
Ahí sabremos si la candidatura de Alejandro Guillier logró recomponer la unidad política de la centro-izquierda y si fue capaz de motivar a los electores que en primera vuelta optaron por otras alternativas para que con su voto decidieran respaldar a esta opción progresista.
Sabemos que la ciudadanía estará a la altura. Así como el 19 de noviembre sorprendió con su voto proreformista –que dio un nuevo aire a la gestión de Michelle Bachelet- creemos que este domingo 17 nos volverá a sorprender con su masiva concurrencia a las urnas, reiterando así su vocación democrática y su compromiso por vivir en un Chile solidario e inclusivo.