Esta semana se reinicia la actividad política con el cumplimiento del primer año del Gobierno de Piñera y la reiniciación de la actividad legislativa. Está claro que el piñerismo seguirá con “su agenda venezolana” –aunque la mayoría de los analistas consideran que la operación Cúcuta fue un fracaso-; en especial con aquellos temas que cree que le están rindiendo rédito electoral en las encuestas y por eso, privilegia la crítica al algoritmo de la admisión escolar con su mal llamado proyecto “admisión justa” que busca reponer la selección escolar en desmedro de iniciativas pro-calidad que se omiten en agenda Mineduc.
Este año probablemente el Gobierno buscará la división de la oposición en el Congreso, como lo está intentando en el proyecto tributario donde de manera inédita el Ministro de Hacienda –vía entrevistas en los diarios- ofrece indicaciones para mejorar rentas regionales y revisar exenciones tributarias para sectores de altos ingresos con el fin de capturar “3 o 4 votos” en la Cámara de Diputados para aprobar su proyecto regresivo y que debilita la recaudación fiscal en US$ 200 millones –como lo reconoce la misma autoridad económica- pero desecha la mesa técnica que instaló con asesores de los diputados de oposición de la Comisión de Hacienda.
Así este parece señalizar que cuando con fundamentos técnicos no convence a la oposición entonces opta por el camino del ofertón -vía diarios- y así dividir a parlamentarios opositores.
Es un año complejo para el gobierno en lo económico, ya que la promesa de “más empleo y mejores remuneraciones” el 2018 no pudo cumplirlas. El desempleo está 0,3% superior en 12 meses, las remuneraciones sólo crecen 1,2% real el 2018 y lo más grave es que la producción industrial cayó -0,9% de enero a enero; lo que anticipa una economía muy lenta este primer semestre 2019 –con IMACEC enero en torno a 2% y con un promedio para 1er trimestre app 2,6%-.
La economía 2019 anda lejos del 4% del 2018 y hubo consenso en los analistas en rebajar la estimación de crecimiento 2019 a 3,3%, cuestión que no puede obviarse por parte del mismo Ministro de Hacienda. Todos sabemos que esta economía desacelerada es producto del entorno internacional afectado por tensión China/EEUU y la falta de iniciativas internas para mejorar la productividad y valor de nuestras exportaciones ya que el Gobierno en lo económico su única propuesta es “rebajar los impuestos a las grandes empresas”.
Por eso da una prioridad desmedida al proyecto tributario, a la reintegración del sistema que permite la rebaja de impuestos –es tan vital que incluso jugarán sus cartas para dividir a la oposición- y ahí se acabó agenda económica del Gobierno.
No hay propuestas sectoriales para enfrentar la caída del consumo o la menor actividad en el turismo o una mayor inversión en innovación y tecnología que permita potenciar nuevas industrias ya que se sigue dependiendo de las exportaciones cupríferas que podrían recuperarse en el 2º semestre si se mejora la relación entre EEUU y China.
El Gobierno debe enfrentar los escándalos de corrupción en las Fuerzas Armadas –en particular en el Ejército- y en Carabineros y no tiene mucho margen; pero debe buscar consensos con una oposición que exige instalar un pleno control civil y democrático tanto de los gastos reservados como de las compras de equipamiento y donde ese control lo cumplan el Congreso y Contraloría General de la República, estableciendo una nueva regulación que termine con la autonomía militar y policial en estos planos y pasando a modelos de subordinación al poder civil e institucional.
La oposición en este escenario 2019 debiera privilegiar la coordinación y la acción política unitaria por sobre la competencia y el perfilamiento propio para mostrar que tiene alternativas y propuestas programáticas para un Chile más democrático, con mejores bienes públicos –como educación y pensiones-, con menos corrupción, con más integración social y que es capaz de impulsar una agenda que evita proyectos de ley “regresivos” como el tributario y el de pensiones pro AFP’s que envió Piñera. Eso implica mucha coordinación política y programática y un compromiso claro por los Derechos Humanos y la democracia ante la presión que instalan los medios por la agenda venezolana.
Es hora que la oposición muestre señales de ser capaz de dar buen gobierno al Chile del futuro.