La administración Bachelet ha debido lidiar estos tres años y medio de gobierno con la desaceleración de la actividad económica externa, con un bajo precio del cobre -comparado con los años 2011-2013- y por ende con una menor inversión minera.
Editorial de Cambio21: Se viene el repunte económico
El equipo económico llamó permanentemente a asumir el desafío de mejorar la productividad y en especial, fomentar la diversificación de la matriz productiva que nos hiciera menos vulnerable a los vaivenes del cobre y a mantener la responsabilidad fiscal.
La semana pasada se empezaron a conocer nuevos datos de la actividad económica que hablan de un repunte de la actividad económica. El Banco Central proyectó en su IPOM para el próximo año un crecimiento superior a los últimos años en el rango de 2,5% - 3,5% sustentado en un escenario externo más favorable y a que los mejores precios del cobre han puesto fin al período de ajuste a la baja de la inversión minera.
Esa proyección de la economía para 2018 se empezó a ver también en los datos coyunturales como el IMACEC del mes de julio que creció 2,8%, que tuvo un alto IMACEC minero de 5,2% pero que también mantuvo un importante crecimiento de la actividad no minera que creció 2,6%. Esta mayor actividad productiva además, repercutió en las exportaciones que en agosto pasado crecieron en 23% ratificando la tendencia de incremento de los volúmenes de exportaciones que se observa desde agosto del 2016.
En materia de inversión el año 2017 al mes de agosto revela que la inversión autorizada en el sistema de evaluación ambiental llega a US$ 16.860 millones, de la cual el 75% corresponde a inversión no minera que anticipa una mayor diversificación de nuestra producción.
Estos datos que surgen de la realidad económica nos empiezan a mostrar un importante repunte de la actividad, donde no sólo está el motor minero sino también la actividad no minera que permite tener una mirada optimista y que justifican las proyecciones económicas del Banco Central de que 2018 será mucho mejor que estos años de crecimiento cercano al 2%.
Como país debemos consolidar estas tendencias pro-crecimiento en nuestra economía lo que implica perseverar en fortalecer aquellas alianzas públicas-privadas destinadas a potencias nuevas industrias como el turismo, la exportación de alimentos saludables, la energía solar, la industrialización del litio y su conexión con la producción de autos eléctricos; debemos mantener la responsabilidad fiscal en especial en el debate del presupuesto 2018; desde la institucionalidad medio ambiental deben darse señales de “destrabamiento” de nuevos proyectos de inversión y debemos dar señales potentes de incremento de la inversión en Innovación, Ciencias y Tecnología para darle sostenibilidad a este nuevo ciclo de crecimiento y hacerlo menos dependiente de la actividad cuprífera.
Eso requiere que en este año presidencial hubiera un debate más sofisticado sobre el futuro económico del país, donde se sigue en el nivel básico de la receta neoliberal de bajar los impuestos o de querer “apropiarse” de este repunte económico que sería producto del cambio de expectativas como sugieren los voceros de la derecha empresarial y el listado de nuevos beneficios sociales que pueden otorgarse sin especificar medidas pro crecimiento y de financiamiento fiscal.
La consolidación del repunte económico requiere continuar por el camino de las reformas microeconómicas que se han estado impulsando como el fomento de la Innovación y el Emprendimiento que permite tener una nueva base –más moderna y más tecnológica- de emprendedores que se sitúen en la economía del siglo XXI, donde se requiere valor agregado a la producción, mayor calidad de los servicios y procesos y no “volver atrás” con las contra-reformas como propicia la derecha.
Además, se necesitan ambientes culturales, legales y de relación con el Estado que faciliten este nuevo tipo desarrollo –con más creatividad e inclusión social-y no el clima actual de descalificaciones, de campañas del terror -como la lanzada por defender a las AFP’s frente a la reforma previsional-, de mentiras y falsedades del empresariado y la derecha en contra del gobierno por sus iniciativas reformistas.
Este repunte económico revela que el país no fue destruido por las reformas sociales y que la consolidación del nuevo ciclo de crecimiento es un desafío de la centro-izquierda si quiere ganar en segunda vuelta en diciembre.
La semana pasada se empezaron a conocer nuevos datos de la actividad económica que hablan de un repunte de la actividad económica. El Banco Central proyectó en su IPOM para el próximo año un crecimiento superior a los últimos años en el rango de 2,5% - 3,5% sustentado en un escenario externo más favorable y a que los mejores precios del cobre han puesto fin al período de ajuste a la baja de la inversión minera.
Esa proyección de la economía para 2018 se empezó a ver también en los datos coyunturales como el IMACEC del mes de julio que creció 2,8%, que tuvo un alto IMACEC minero de 5,2% pero que también mantuvo un importante crecimiento de la actividad no minera que creció 2,6%. Esta mayor actividad productiva además, repercutió en las exportaciones que en agosto pasado crecieron en 23% ratificando la tendencia de incremento de los volúmenes de exportaciones que se observa desde agosto del 2016.
En materia de inversión el año 2017 al mes de agosto revela que la inversión autorizada en el sistema de evaluación ambiental llega a US$ 16.860 millones, de la cual el 75% corresponde a inversión no minera que anticipa una mayor diversificación de nuestra producción.
Estos datos que surgen de la realidad económica nos empiezan a mostrar un importante repunte de la actividad, donde no sólo está el motor minero sino también la actividad no minera que permite tener una mirada optimista y que justifican las proyecciones económicas del Banco Central de que 2018 será mucho mejor que estos años de crecimiento cercano al 2%.
Como país debemos consolidar estas tendencias pro-crecimiento en nuestra economía lo que implica perseverar en fortalecer aquellas alianzas públicas-privadas destinadas a potencias nuevas industrias como el turismo, la exportación de alimentos saludables, la energía solar, la industrialización del litio y su conexión con la producción de autos eléctricos; debemos mantener la responsabilidad fiscal en especial en el debate del presupuesto 2018; desde la institucionalidad medio ambiental deben darse señales de “destrabamiento” de nuevos proyectos de inversión y debemos dar señales potentes de incremento de la inversión en Innovación, Ciencias y Tecnología para darle sostenibilidad a este nuevo ciclo de crecimiento y hacerlo menos dependiente de la actividad cuprífera.
Eso requiere que en este año presidencial hubiera un debate más sofisticado sobre el futuro económico del país, donde se sigue en el nivel básico de la receta neoliberal de bajar los impuestos o de querer “apropiarse” de este repunte económico que sería producto del cambio de expectativas como sugieren los voceros de la derecha empresarial y el listado de nuevos beneficios sociales que pueden otorgarse sin especificar medidas pro crecimiento y de financiamiento fiscal.
La consolidación del repunte económico requiere continuar por el camino de las reformas microeconómicas que se han estado impulsando como el fomento de la Innovación y el Emprendimiento que permite tener una nueva base –más moderna y más tecnológica- de emprendedores que se sitúen en la economía del siglo XXI, donde se requiere valor agregado a la producción, mayor calidad de los servicios y procesos y no “volver atrás” con las contra-reformas como propicia la derecha.
Además, se necesitan ambientes culturales, legales y de relación con el Estado que faciliten este nuevo tipo desarrollo –con más creatividad e inclusión social-y no el clima actual de descalificaciones, de campañas del terror -como la lanzada por defender a las AFP’s frente a la reforma previsional-, de mentiras y falsedades del empresariado y la derecha en contra del gobierno por sus iniciativas reformistas.
Este repunte económico revela que el país no fue destruido por las reformas sociales y que la consolidación del nuevo ciclo de crecimiento es un desafío de la centro-izquierda si quiere ganar en segunda vuelta en diciembre.