Se despejaron las dudas sobre la marcha del gobierno del Presidente electo Sebastián Piñera al nominar a su gabinete de Ministros. Será un equipo de ministros que darán la batalla cultural contra las reformas, está lleno de personajes que consideran que las reformas sociales de Michelle Bachelet fueron “un segundo terremoto” para el país y por ende, buscarán revertirlas e impulsarán una agenda regresiva hacia el Chile de los 90’ donde el mercado y el neoliberalismo era la tónica predominante.
Una vez nombrados han esbozado su agenda. En lo económico vendrá la rebaja de impuestos disfrazada de “simplificación del sistema tributario” con reintegración del sistema tributario y con rebajas graduales de la tasa impositiva a las empresas que fueron el corazón de la reforma del 2014, lo que significará una menor recaudación fiscal de a lo menos 1% del PIB y pérdida de la progresividad del sistema tributario que concentraba el mayor esfuerzo impositivo en el 1% más rico del país.
Ese camino de rebajas impositivas no enfrenta los problemas de competitividad y productividad que tiene nuestra economía aún excesivamente dependiente de las exportaciones de los productos primarios. Claramente en la agenda económica de la derecha dura no están los temas de innovación, diversificación productiva e inversión en valor agregado a las exportaciones, ni menos que los proyectos de inversión sean sustentables medioambientalmente como lo ha venido demandando la ciudadanía.
La menor recaudación fiscal también amenaza la posibilidad de defender las conquistas sociales logradas y ciertamente cercena toda posibilidad de seguir avanzando por ejemplo, en la gratuidad en la educación superior.
Asimismo en su agenda social enfrentará el tema de las pensiones, aumentando la cotización previsional y reforzando la administración de las AFP´s en un sistema que ya sabemos genera bajísimas pensiones en especial para las mujeres. Pero lamentablemente la Nueva Mayoría fracasó en apoyar el proyecto de reforma solidaria propuesto por Bachelet que creaba un Fondo Solidario y un ente público y profesionalizado para administrar la mayor cotización previsional como era el consejo de ahorro colectivo, en la sala de la cámara de diputados no tuvo el respaldo requerido por los diputados de la Nueva Mayoría y quedó abierto el camino para que el gobierno de Piñera insistiera en su vía de fortalecer el rol de las AFP’s en el sistema previsional en el nuevo Senado.
En lo educacional nombró como ministro de educación a un representante de la restauración neoliberal que insiste que la educación es “un bien de consumo”, que las reformas en educación son barbaridades, lo que significará un enorme desafío a los actores educativos en los próximos meses.
Otra característica del gabinete de Piñera es su homogeneidad social, son todos de la cota mil, de colegios privados y forman de la élite social y económica. De ese universo social homogéneo crea “su grupo duro” de hombres de confianza para gobernar, que ya se conocen y son leales al Presidente de la República y que serán su Comité Político.
Es el círculo incondicional o “el leninismo/piñerismo” como lo bautizaron cuya homogeneidad y lealtad puede ser la apuesta para evitar las descoordinaciones y yerros que habitualmente ocurren en la gestión cotidiana de los conflictos. Ese optimismo derechista en su gabinete duro y conservador incluso hace hablar de que además está el delfín del 2022 como sería el nuevo Ministro de Desarrollo Social lo que debe haber provocado el nerviosismo de algunos senadores como Ossandón, Kast y Allamand que quieren dar la pelea por lo que ellos creen segura sucesión.
El gabinete expresa sin duda ese votante de derecha que cuestiona tanto alboroto social en desmedro de los negocios (que sería lo importante para el país) pero ya veremos como se moverá en la esfera de la gestión política con un parlamento que será minoría y en su relación con actores sociales cuyas dirigencias pertenecen a sectores que consideraban que la agenda de Bachelet era insuficiente y tibia.
Esa comenzará a verse desde 11 de marzo pero hay un hecho claro el gabinete nombrado es representativo de esa derecha que quiere revertir los avances sociales y volver a concentrarse en los negocios y en el crecimiento cuya distribución sabemos será desigual.