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Editorial de Cambio21: Un mejor futuro se construye sobre la base de la memoria y la verdad

La sentencia del juez Madrid señalando que el ex Presidente de la República Eduardo Frei Montalva fue asesinado en enero de 1982 ha traído de vuelta al presente los horrores y atrocidades del pasado. Un pasado que aún sigue vivo porque hay aún muchos detenidos desaparecidos cuyo paradero no se conoce y de otros cuyas muertes no ha podido ser investigadas por que un círculo de silencio y complicidad aún sigue vigente en los ex militares y ex policías que participaron de esos deleznables hechos.
 
Un pasado que revela que fuimos gobernados por una dictadura militar con apoyo civil que no trepidó en encarcelar, atemorizar e incluso asesinar a ex autoridades de la República como fue Eduardo Frei Montalva pero también hubo asesinatos de ex Vice Presidentes, ex Cancilleres, ex Ministros, dirigentes políticos y sociales y por esa vía –mediante el miedo y el temor a organizarse- gobernaron en los 70’ y que a pesar de los asesinatos en el verano del 82’ de Eduardo Frei y Tucapel Jímenez hubo una dirigencia política y social que desde 1983 empezó a unir y articular a esos emergentes actores políticos y sociales para denunciar las violaciones a los Derechos Humanos, a reorganizarse mediante sindicatos, centros de alumnos en las Universidades, recuperar los intervenidos Colegios Profesionales que permitió tener una movilización social y política unitaria que se unió ganar el plebiscito de octubre del 88’.
 
Esa rearticulación democrática amplia era motivada para terminar con el horror imperante y mostrar que otro Chile era posible con democracia y con libertades.
Han transcurrido 37 años desde el asesinato de un ex Presidente de la República y como país debemos sacar las lecciones para que ese horror no se vuelva a instalar en nuestra sociedad.
 
En ese sentido es muy preocupante que los liderazgos políticos de la derecha actuales no hayan salido a condenar el asesinato cometido en dictadura con la excepción del senador Ossandón y los representantes de Evopolí.
El silencio preocupante de los presidentes de la UDI y RN revelan una vez más la adhesión al pinochetismo cultural que incluso ellos mismos reconocieron ser parte de “la diversidad” de Chile Vamos. Es una muy mala señal para el futuro que haya un sector político que reconozca al pinochetismo “como parte de su diversidad política” como lo sostuvo el ministro Chadwick el 19 de diciembre pasado.
 
La defensa de los Derechos Humanos no es sólo ahora en Venezuela y en Cuba, como parece hacerlo de manera oportunista ahora la derecha UDI/RN, sino también deben reconocer su silencio durante la dictadura pinochetista donde fueron Ministros, Alcaldes designados y coparon toda la estructura del estado y fueron “cómplices pasivos” de un régimen político que clausuró la democracia, las libertades y además, asesinó a sus opositores.
 
La coherencia entre el pasado y el presente, entre los valores democráticos que se defienden acá, o en Venezuela o en Cuba o en China, o en los países invadidos por URSS y EEUU en el pasado  es clave para construir un futuro democrático, donde se reconoce la pluralidad y las libertades propias de las sociedades democráticas.
 
El asesinato de un ex Presidente de la República debiera conmover a todas y todos los que creen y quieren un Chile realmente democrático.
 El magnicidio no era parte de nuestra historia.
Hoy sí y saquemos las lecciones comunes para que nunca más en Chile vuelva a ocurrir el horror de la dictadura pinochetista ni de ninguna dictadura.
 
Para ello es clave la memoria, la verdad y la justicia. Debemos apoyar a quienes aún no conocen donde están los cuerpos de sus familiares ni quienes fueron los responsables de su muerte y el recuerdo que realizó  Carmen Frei de quienes murieron sin conocer la verdad ojalá conmueva a quienes aún pueden aportar a encontrar esa verdad.
 
Estos valores son fundacionales –son más relevantes que incrementar el PIB per cápita- son los valores básicos que son el cimiento del edificio democrático, tolerante y acogedor que puede permitir un mejor futuro para todas y todos y será el mejor homenaje que podemos hacer a quienes dieron la vida para que la democracia fuera nuestro modo de convivencia.