Oh I'm just counting

El eterno Buddy Richard a Cambio21: "Nunca le canté a Pinochet"

Por Luis Casanova R.
 
 
Si a usted le dicen el nombre Ricardo Roberto Toro Lavín, podría pensar que se trata de cualquier hijo de vecino. Distinto es hablar de Buddy Richard, uno de los cantantes y compositores más importantes de la música popular chilena.
 
Buddy por Buddy Holly, emblema rockanrolero en los Estados Unidos, y Richard por su nombre de pila, en nuestro país es uno de los íconos de la Nueva Ola que sacudió gran parte del siglo XX y que todavía tiene espacios en la escena nacional.
 
En entrevista con Cambio21, el artista narró interesantes momentos de su extensa carrera, entre ellos el circuito nocturno de los ’80, sus fugaces coqueteos con la política y el éxito en Hispanoamérica. Llegó el momento de revisar su cancionero.
 
“Apagué la radio hace rato”
 
- Supe que anduvo tomándose algunos exámenes médicos. ¿Todo bien?
- Me opero en estos días. Antes de esta conversación estaba llamando a la clínica. En el fondo es una endoscopía, pero me van a cauterizar porque hubo un sangramiento que viene del año pasado y que me produjo una anemia bien pesada que me molestaba para trabajar. Era falta de fierro y de glóbulos rojos que me afectaba para cantar, porque cuesta respirar bien. Es una enfermedad bien de mierda porque no es como que te duela la pata, la guata o la cabeza. No se sabe qué es. El tema es que me mejoré bien de eso, pero me volvió en forma leve, dado que en ese momento no pillamos el sangramiento. Y ahora sí lo encontramos. A eso voy al doc. Son unas tonteras milimétricas en todo caso.
 
- ¿Pero esto no le ha impedido seguir cantando o sí?
- No. De hecho canté el viernes 23 en Buin y la semana anterior en el casino de Pucón. Para Semana Santa habitualmente no canto, aunque en 2017 sí trabajé y en 2016 me fui a Ecuador, a Río Bamba. El primer viernes de abril voy a un lugar cerca de Curicó, creo que en una vendimia.
 
- ¿Cómo está cantando?
- ¡Nooo, bien, bien, súper! Es que ando con mi banda y llevamos años tocando; guitarra, bajo, batería y una secuencia,  que no es una pista, sino que aparecen sonidos de otros instrumentos que se mezclan. Nos va muy bien en todas partes.
 
- ¿Se mueve el circuito nacional para los cantantes emblemáticos? ¿Hay interés?
- Todos trabajan. Se han muerto varios eso sí; el “Negro” Rafael Peralta, Danny Chilean, Peter Rock, la Lily Fuentes y Alan de “Alan y sus Bates” en Perú. Pero los que quedamos, estamos. A veces nos juntan en el Teatro Caupolicán o en Concepción. Me refiero a Los Zabaleta, que son músicos los hueones y tocan bien, y al Pollo Fuentes, que no es tan Nueva Ola, pero que igual es “antiguayo” y que hace un show re bonito. Germán Casas está muy bien, pero se murió hace poco el muchacho de Los Ramblers (Valentín Fernández), que reemplazó a Germán, que hizo una carrera muy linda aparte después de retirarse del grupo hace mil años. Luchito Muñoz estaba en este lote y lamentablemente Germaín de la Fuente ya no canta. Era el mejor. Yo no paro de trabajar. Antes hacía unos 20 shows en el verano, ahora bajé a 10 o 12.
 
- No es mala esa cifra.
- No es malo, porque además yo cobro “maomenos carón” p’al medio. Además que soy autor, así que habitualmente me llegan liquidaciones (de la SCD). Mira, el 18 de mayo voy a Estados Unidos, que serán 3 salidas o 5, pa’ los latinos. No vayas a creer que les canto a los gringos. Tampoco a los chilenos, no hay que confundir. Obvio que van chilenos, pocos, pero entendiendo que todos los discos que tú conoces pegaron afuera. De Caracas pa’ acá. Y en EE.UU. hay colombiano, bolivianos, ecuatorianos, etc. El empresario que me lleva es de Colombia. El año pasado hicimos algo para el “18”. Lamentablemente en Miami, y yo sabía esa hueá, nos tocó el huracán y no pudimos hacer nada. Pero habíamos hecho Nueva Jersey y Nueva York. Primera vez que trabajaba con este tipo y me pareció muy serio. Fuimos a Medellín.
 
- ¿Escucha música en la radio?
- No. El famoso reguetón no lo escucho simplemente. No me gusta para nada. Es monocorde, monotemático y monorrítmico. De la gente nueva que ha salido está más cargado a las mujeres. Más lo que huevean con el género y ahí tienen como a 20 cantantes (ríe). ¡Puta que han huevea’o con eso! De todas escucho a la que dejó la cagá, que es Mon Laferte. Ella es compositora, se fue a México, se sacó la cresta y la hizo. No llega diciendo que “soy amiga de aquí o de acá o que este me invitó a un cumpleaños”. No. Se sacrificó y ahí están los resultados. Me gusta la Francisca Valenzuela también. Entre los hombres está la cuestión política que está cargado pa’ la izquierda, que son talentosos igual, como siempre, pero yo nunca voy a mezclar la política con la música.
 
- Lo dice porque es un cantante romántico me imagino. ¿Hay inspiración hoy día para crear?
- No. Menos yo que tengo 74 años. Con quién voy a andar lachiando para hacerle canciones (ríe). ¡Estoy viejo pa’ esa hueá! Además que a mi esposa ya le hice una canción ya. El asunto es que yo apagué la radio hace rato. Soy del ’60 y el ’70 tanto de escuchar como de hacer y escribir música. “Mentira” es del ’82, la que en una encuesta de El Mercurio salió segunda en un ranking de todos los tiempos. Ganó Violeta Parra. Salir “segundeli” no es malo. En los 70’, coincidió con el golpe de Estado, yo pasaba más en Perú y en Ecuador. A Colombia fui más tarde. Creo que le tenía miedo a las bombas y a los carteles. Evitaba ir. Después fui bastante.
 
La millonada de Fra-Fra
 
- ¿Juega a favor o en contra no identificarse con alguna idea política?
- Ni favorable ni en contra. Cada persona tiene derecho a pensar como quiera. Se está privilegiando la libertad de pensamiento hace rato ya. Por algo se recuperó la democracia, pero todos se hacen acreedores de que la recuperaron. No sé quién la recuperó. Yo creo que la recuperó el país, el pueblo, que somos todos. Yo tengo mis ideas políticas, soy ciudadano y voto por quién se me frunce y me caiga bien y que vea que haga las cosas bien. No pertenezco a ningún partido. Mi papá era radical de fila y por ahí tuve algún acercamiento, pero muy leve. No me gustó nunca la verdad. Muy rara vez he participado en campañas políticas. De repente pagan bien.
 
- Cuando los partidos tenían plata. Ahora con las nuevas leyes deben ajustar bastante sus gastos.
- Sí, pero hay fondos particulares… mira, en todas elecciones le tengo que decir que no a muchos personajes. Sí me recuerdo que cuando estaba el “Fra-Fra” (el empresario y excandidato presidencial Francisco Javier Errázuriz), que era de centro-centro (ríe), me pagó una millonada por cantar tres hueás en el cierre de su campaña (’89). Nadie supo.
 
- Pasó piola.
- Es más, salió algo en algunos noticiarios de que cantamos en un escenario que se armó en la calle 18. Me rogaron tanto que recién el último día acepté. Es que el billete era descomunal.
 
- Buen pituto.
- Sí poh. Canté tres canciones y nadie dijo nada. Aparte de que la pelea estaba por otro lado. Así que evito estar en campañas, aunque en 2017 fui al cierre de un candidato a senador en Curicó. Y salió en los medios, pero no recuerdo su apellido. Era un tipo muy simpático. Me llevaron de parte de un empresario y manager que se murió, el “Negro” Rodrigo Gómez. Siempre hacíamos shows para los mayoristas de los supermercados en el Caupolicán. Sin el negro, el dueño esta cuestión, que es de la zona, le pidió a la viuda que me ubicara para ir el último día y de una pasada. No fue una fortuna, pero me pagaron bien. Nunca lo hice por política, sino que pa’ agarrarte unas chauchas.
 
La bohemia en toque de queda
 
- ¿Nunca le cantó a Pinochet?
- No. Ni lo conocí tampoco.
 
- Se salvó entonces.
- ¡Nooo! Es que yo nunca me metí en nada. No puedo opinar la verdad. Antes todos decían “mi general” y ahora todos hablan del “dictador”. No los entiendo. Lo único que sé es que voté por Salvador Allende (’70) y que estando en mi parcela en Peñaflor me dio mucha pena el hecho que se haya suicidado y muerto. Pero nunca fui a La Moneda ni tampoco canté en ningún cuartel después. Quizás me salvé de que me hubieran invitado y haber dicho que no. Es que yo pasaba en los otros países de Sudamérica. Fui a Suecia, donde estaba la papa caliente. Trabajé en esa época en la que estaba todo muy malo por el asunto del toque de queda. No había vida nocturna y existía muy poca vida artística. Es que muchos de nosotros no sabíamos lo que cresta pasaba. Era difícil. Teníamos claro que hubo un golpe y que los milicos comenzaron a gobernar el país, pero había que ser muy cercano para conocer lo de las torturas y todas esas cuestiones. De hecho, en Melbourne (Australia) unas personas me hablaban de “Los zarpazos del puma”, y yo no tenía idea de la “Caravana de la muerte”. Y me lo pasaron.
 
- Pero igual había bohemia en Santiago. Estaba el bar “Confetti” (donde era habitué Álvaro Corbalán, director de la CNI), el restorán “Rodizzio”, la discoteque “Gente” y otros. ¿Concurrió a algunos de ellos?
- Una vez fui al Confetti, que era del marido de la Patricia Maldonado (Jorge Pino). Fui con un amigo de Linares a tomarnos un copete, no a cantar, y no me cobró la cuenta este caballero. Por eso no fui nunca más. Era un gallo muy gentil y muy atento, pero no cobraban los tragos, lo que también me pasaba en otro lugar conocido en la época, el “Romeo”, donde el “Checho” (Hirane) y el Miguelo eran amigos míos. Fui como tres veces y tenían prohibido cobrarme la cuenta, pero a mí no me gustaba esa hueá. Además que no soy de ese tipo de carretes. Al “Tutix” del “Negro” Piñera fui como tres veces también, pero ahí este loco me hizo cantar (ríe). Por eso que tampoco fui más. Una vez me contrató eso sí, y me pagó… ¡milagro!
 
- ¿Pagaba bien por lo menos?
- Es que en ese momento había ido al Festival de Viña, me había ido súper bien y estaba pegando con unos discos. Así que cada vez que iba pa’ allá dejaba la cagá, pero gratis, porque iba a tomarme unos tragos. Por lo menos, esos sí que no me los cobraba. “Ya poh Ricardito, ven el miércoles”, me decía. No era una fortuna, pero pagaba. Más no conozco. Fui a comer a El Parrón durante 20 años o a la Pizza Nostra. Nunca fui al Barrio Bellavista o a la calle Suecia cuando estuvo de moda. Más bien carreteábamos cuando jugábamos a la pelota y nos juntábamos en mi casa en Santiago. Era un lote bueno, con jugadores de verdad y nosotros. Después me fui a Villarrica por 10 años. Y sería. Ahora vivo en Graneros.