Oh I'm just counting

El futuro existe. Por Jaime Hales, Escritor

En medio de un comentario marcado por el desencanto, el sociólogo Eugenio Tironi dice “Nadie nos invita a construir un mundo mejor. Se nos exhorta a evitar su colapso”. Es probable que en su mundo, tan reducido como lo es la elite, las cosas sean así. Lo que sucede es que hay quienes que solo se escuchan entre sí mismos y no miran más allá de las páginas mercuriales o los discursos en las cada vez más cerradas universidades del país.

El mundo está en un proceso de cambios de una profundidad y extensión nunca vistas antes. Desde la guerra del 39, de cuyo inicio se han cumplido 80 años, el proceso se fue acelerando y comenzó a abrirse una conciencia profunda de que los seres humanos tenemos un protagonismo como tales, poniendo de relieve el humanismo y la proyecciòn y promociòn de los derechos de las personas.

Marcado el debate en los últimos 72 años, mientras unos querían avanzar hacia un nuevo modelo social, otros, de distintos signos, proponían mantener no sólo la llamada guerra fría, sino sus esquemas de capitalismo liberal o capitalismo de estado (estatismo), siempre bajo un marco de restricciones efectivas al desarrollo humano, más allá de los discursos. Estados Unidos llegó a ser promotor y sostén de dictaduras atroces en América Latina y otros lugares, embarcandose en aventuras como Viet Nam, la peor, y Panamá, República Dominicana, Cuba, Grenade, entre otras. Su objetivo era impedir el avance de otros modelos. El estatismo soviético cayó por su propio peso, sus propios errores, ayudado siempre por las políticas de sus enemigos, dejando tras de sí una estela de miserias y dolores, para dar paso a grupos capitalistas del peor estilo, my dominados por la mafia y la corrupción y un presidente que se eterniza en el poder.

Mientras comenzaban algunas fuerzas a plantear una neva mirada sobre el futuro posible, las potencias y sus aliados en cada uno de los pequeños países que les sirven de comparsa, fueron perfeccionando el capitalismo en el marco neoliberal que conocemos, aumentando la concentraciòn de la riqueza, incrementando las injusticias, todo ello en un marco teórico que intenta demostrar que no existe otro sistema.

Y si alguien cree en eso, probablemente agudizado por el fracaso del sistema soviético que inspirò sus pasos en algùn momento, puede sostener que ya no hay un futuro en que podamos construir un mundo nuevo, sino que nos deberemos contentar con salvar este y no hacer modificaciones.

No estoy de acuerdo. Somos muchos, no solo los jóvenes, cada vez más humanos, aunque todavia seamos pocos, quienes creemos que es urgente, necesario y posible hacer un cambio que vaya trnsformando el esquema actual y se dé paso a un sistema basado en la solidaridad, la creatividad, la paz, el respeto y valorización de todos los humanos, la justicia, la inteligencia y la comunidad p sobre el individualismo y el colectivismo. Un mundo de personas y no de seres desconectados, de humanos libres y actuantes y no de sometido alpoder de minorías autorreferentes.

Sigo soñando un mundo en paz, que abandona las armas y la injusticia, que no reprime sino que promueve. Sigo aspirando a un espacio en que la libertad, la fraternidad y la justicia sean liedras angulares para construir nuevas formas de vivir.

Somos muchos los que miramos el futuro con ganas, con optimismo, con la confianza propia de quienes creen en lo que dicen y en lo que hacen, sabiendo en todo caso que el futuro nunca será el mismo al que aspiraron aquellos que soñaban con ese errado capitalismo estatista y dictatorial y tampoco será el de las minorías excluyentes que hoy gobiernan el mundo.

Tenemos futuro: la tarea es empezar a construirlo.