Oh I'm just counting

El gran fracaso de la soberbia: A Piñera le cayó encima la maldición del cotillón

La mañana del 19 en la derecha se aprestaban a usar esa misma noche los pitos, serpentinas, gorros y máscaras para celebrar un triunfo en primera vuelta o, al menos, por obtener una diferencia tal con el segundo en competencia que hiciera irremontable un eventual balotaje.

Por Mario López M.

El candidato derechista no solo no ganó por paliza, como auguraba, sino que además perdió un millón de votos en relación con 2009 y ni siquiera alcanzó al 40%.  Lo que rompió los márgenes en esta vuelta es la incidencia del voto de Beatriz Sánchez, que no es un proyecto personal sino el de una “coalición”.

Guillier asume como la alternativa del progresismo en la segunda vuelta con una inmensa tarea, convocar desde la Democracia Cristiana hasta el Frente Amplio. Hoy, matemáticamente, la derecha no es mayoría en Chile, pero la unidad de los progresistas no se decreta, se construye y el tiempo es escaso.

Si hay algo que nadie puede poner en duda es que en estas elecciones el mapa político en nuestro país cambió radicalmente. Tampoco se puede discutir que la irrupción del Frente Amplio y José Antonio Kast en las presidenciales fue exitosa en términos electorales, aunque su incidencia es muy distinta, pues el frenteamplismo es más que la líder que encarnó la movimiento, ya que se trata de un “conglomerado” con parlamentarios y una incipiente estructura, y Kast es él y su Biblia, nada más, al menos por ahora.

Los grandes perdedores son Piñera, la DC, Marco Enríquez-Ominami y, desde luego, las sesgadas encuestas.

Piñera y la maldición del cotillón

El campeonato de Apertura 2011 en el fútbol se resolvía en dos partidos entre Universidad Católica y Universidad de Chile. En la ida habían vencido los cruzados por 2 a 0 y estimaron irremontable el resultado. Por ello, camino a la revancha pintaron el bus con consignas de triunfo, tiraron cotillón, entonaron cánticos y dieron frenéticos golpes en los vidrios del bus en reflejo de una UC que sentía tener el objetivo en el bolsillo. El mismo chofer del vehículo vestía una vistosa corbata, peluca y gigantes anteojos. Fiesta total. Pero la historia sufrió un vuelco y los azules terminaron derrotando de manera inapelable a los de la franja por un contundente 4 a 1. La UC puso el cotillón y la U festejó el título.

El símil no deja de ser casi calcado con lo ocurrido en esta primera vuelta. Las encuestas, de gran control o relación con el candidato derechista, daban por descontado el triunfo de Piñera, incluso en primera vuelta y a tanto llegó aquello que tenían contratado un lujoso camión listo para celebrar la victoria y que, tras los resultados, desapareció.

El mentado vehículo había llegado a las inmediaciones del Hotel Crowne Plaza donde el candidato de la derecha y sus seguidores esperaban atentos los resultados de las presidenciales, sigilosamente estacionado en una calle lateral -Carabineros de Chile-, e iba a ser el centro del jolgorio.

El mega camión, como un Transformers, se convierte en escenario y está acondicionado con vestidores, sala de estar, pantalla plana, tres baños, frigobar lleno de champaña, aire acondicionado y hasta wifi. Todo listo para celebrar… solo que no había qué celebrar.

Pasadas las 20 horas, en silencio el camión desapareció, cotillón incluido. No solo eso, antes del discurso de Piñera al país tras la votación en el comando del exmandatario se cerraron las puertas y sin prensa se ordenó a los adherentes a esa hora presentes “hacer de tripas corazón”, como reconoció uno de ellos a nuestro medio, mostrando alegría como si se tratara de un gran triunfo.

Entregadas las instrucciones se dio lugar a la puesta en escena y se permitió el ingreso de la prensa… Entre una sonrisa y una mueca, se nota la diferencia.

El efecto Frente Amplio

La propia candidata Beatriz Sánchez tras los resultados reclamó cómo desde el poder “de los de arriba” y las encuestas la habían ninguneado a ella y a su conglomerado, asegurando que de haberse dicho la verdad es posible que fuera el FA el que estuviera en segunda vuelta.

Desde la derecha muchos articulistas auguraban que apenas terminada la elección el FA se pulverizaría, tesis a la que se sumó hasta el candidato Eduardo Artés. Muy por el contrario, un sólido 20 y algo por ciento de los sufragios y 20 diputados y un senador demostraron que “los frenteamplistas llegaron para quedarse”, como dijo Sánchez.

La celebración se justificaba, pero por muy poco tiempo, pues tal como reconoció el reelecto diputado Giorgio Jackson, “el Frente Amplio tiene ahora una responsabilidad de cara al balotaje”, independiente que también asegura que los votos no son traspasables y que obtenerlos para Guillier requerirá de parte de este un tremendo “liderazgo” y la creación de confianzas.

Lo que también dejó en claro Sánchez es que “Sebastián Piñera es un retroceso para el país y el país va por otro rumbo. Eso está clarito”, dijo, a la vez que dejó abierta la puerta para sentarse a dialogar con Guillier de cara a un eventual apoyo en el balotaje.

No será tarea fácil para el FA, caracterizado por la horizontalidad en la toma de decisiones. Resolver la cuestión por unanimidad y con la rapidez que requieren las circunstancias, de cara a una segunda vuelta a menos de un mes, será tarea titánica. Buena parte de lo logrado se jugará en esta decisión, en que se deberá ponderar la identidad, el riesgo en los avances sociales y quedar desconectado de las bases en caso de no sumarse al progresismo, dado el factor del antipiñerismo en sus bases.

La irrupción de Kast

Un parlamentario de Chile Vamos comentaba con Cambio21 que Piñera había fracasado al no alcanzar el 40%, en buena parte por la irrupción de José Antonio Kast. Ese cerca de 8% que obtuvo el todavía diputado ex UDI se lo habría quitado al candidato de Chile Vamos.

Sin embargo la cuestión no es tan simple. De hecho, el mismo Piñera dijo en Tolerancia Cero antes de las elecciones que “se sentía más cerca de Goic que de Kast”, a quien acusó de ser un derechista de la vieja guardia con el cual no compartía su visión política.

Kast antes de los resultados había denunciado que la “soberbia y prepotencia son muy malas consejeras. La elección hay que ganarla y cada voto cuenta. Muchos votan por convicción, no conveniencia. Hemos hecho un esfuerzo enorme por mantener la unidad. A días de elección, el desprecio de Piñera por nuestra candidatura es lamentable”, dijo. No fue lo único, pues aseguró durante la campaña a Cambio21 que “a Piñera no le creo, perdí la confianza en él”.

Sin embargo tras su inesperado resultado que lo ubicó en el cuarto lugar entre los candidatos presidenciales, el diputado ex UDI se presentó en el comando de Piñera y sin mediar condiciones le ofreció su apoyo. Claro que no será fácil ese trasvasije de los votos, pues a sus electores les costará entender que ahora sí le cree a Piñera.

Además como se lo dijo el propio exmandatario, los votos de Kast son de “nicho” y tales nichos, como la llamada “familia militar”, claramente no le creen a Piñera a quien acusan de haberles mentido en la cara en 2009 a cambio de sus votos.

La dura caída de la DC

Un factor que tendrá de seguro muchas explicaciones es qué pasó con la candidatura DC en las presidenciales y parlamentarias y cuál fue el resultado del partido en la votación considerada más política, la de  Cores.

Carolina Goic no logró alcanzar los dos dígitos y terminó en quinto lugar entre ocho candidatos, lo que ella misma consideró que se alejaba bastante de lo que esperaba. El partido perdió importantes parlamentarios, los que eran considerados líderes indiscutidos dentro de esa colectividad, como Andrés Zaldívar, Ignacio Walker y Aldo Cornejo. Se podrá argumentar en contra que todos ellos cayeron producto del sistema electoral aplicado porque objetivamente sacaron más votos que parlamentarios que resultaron electos en sus circunscripciones, pero esas eran las reglas del juego y debieron preverlas al momento de optar en ir en listas separadas.

Donde el porcentaje no bajó fue justamente en lo más político de estas elecciones, la votación de los Cores, donde alcanzó algo más del once por ciento de los votos, muy similar a lo logrado en las últimas municipales en relación con los Concejales. Paradojalmente la DC fue el partido más votado de la centroizquierda, pero por el sistema no obtuvo los parlamentarios que esperaba. Partidos con menos votos, como el PPD, obtuvo 9 parlamentarios más que la DC. El sistema, llamado por algunos el binominal disfrazado, genera esas situaciones.

Además sigue siendo el partido más votado de la centroizquierda y mantuvo el número de senadores que tenía antes de las elecciones, solo que ahora ese número disminuye en incidencia, pues no es el mismo universo de congresistas. En diputados bajó de 19 a 13.

La DC, al día siguiente de la debacle, resolvió entregar el apoyo institucional a Alejandro Guillier, sin ponerle condiciones. También decidió, más allá de algunas desubicadas, mantener el orden y unidad, por lo menos hasta enero en que se reunirá su Junta Nacional para definir, entre otras cosas, su política de alianzas.  Goic, consecuente con su discurso de transparencia asumió el costo de las pérdidas y renunció a la presidencia del partido. Algo no se duda en la colectividad y en parte del país, es una líder con futuro.

ME-O ya no es ME-O

“Con un trabajo heroico, épico, podré pasar a segunda vuelta”, aseguró a Cambio21 Marco Enríquez-Ominami una semana antes de las elecciones. Su tono confrontacional con Piñera le valió muchas críticas pero más réditos y en un par de semanas había subido de cero en las encuestas a cerca de un cinco por ciento.

Casi sin voz participó de cuanto debate le invitaron, prendiendo ventilador que alcanzaba no solo al candidato derechista sino que a los demás postulantes del progresismo, con especial dedicación al senador Alejandro Guillier, al mismo tiempo que aseguraba que sería el primero en “asistir a la casa común” del progresismo a entregar su respaldo a quien resultara pasar al balotaje.

No fue físicamente, pero sí en redes sociales y en su discurso tras la votación que cumplió lo que había adelantado a Cambio21: “queríamos el segundo lugar pero ustedes los chilenos, sabiamente, tomaron una decisión, no hay más poderosa que la voz de ustedes. Votaré por Alejandro Guillier y llamo a votar por él y me pongo a disposición de él para lo que él estime”, poniendo énfasis en su llamado “a votar por Alejandro Guillier para frenar a Piñera”.

Fue su tercera incursión en las presidenciales, donde fue bajando desde algo más de un 20% en 2009 al 5,7 por ciento en esta aventura. Si bien como se afirma que los votos no son traspasables, no cabe duda que el electorado de ME-O es claramente más “militante” y, por lo mismo, será más proclive a votar en masa por Alejandro Guillier, donde una eventual fuga o fragmentación hacia Piñera no pasaría de ser la excepción que confirmara la regla, ínfima.

Misma reflexión para los sufragios del senador Alejandro Navarro, que aunque terminara con el 0,4% del electorado y con algo más de veinte mil votos, al final todo suma. El voto Artés es más efímero, pues es voto militante y antisistema, pero donde de seguro el antipiñerismo valdrá más que las arcadas por votar a Guillier, a quien consideran filo conservador.

Un resultado ¿incierto?

Si de algo estamos seguros, es que nada hay seguro de cara a la segunda vuelta. Los escenarios son tantos como tantos son los actores en esta escena, aunque nadie podrá cuestionar que el factor anímico le devolvió la sonrisa al progresismo y llenó de dudas a la derecha. El factor matemático en política no corre, pero sí suele marcar tendencias. El progresismo sumado supera en casi 11 puntos a la suma de los candidatos derechistas. Pero…

En el balotaje suelen votar más electores que en primera vuelta, como ha quedado demostrado en los últimos años, por lo que un factor sorpresa se instala. Además –so riesgo de ser majaderos-, los votos no son traspasables por arte de magia u orden de partido. Sin embargo, es más viable que un elector de Kast vote por Piñera que por Guillier, en el mismo sentido que un elector de Goic, Sánchez, ME-O, Navarro o Artés vote por Guillier antes que hacerlo por Piñera.

Catorce puntos de diferencia separan a Piñera con Guillier hoy. En 2009 Frei logró repuntar cerca de 20 puntos y eso que no existía el antipiñerismo que se palpa en este momento y que se reflejó en consignas non sanctas que le lanzaran cerca de seiscientos frenteamplistas al paso que celebraban junto a Sánchez los resultados obtenidos. El alcalde Jorge Sharp la tiene clara: “El Frente Amplio tiene que contribuir a impedir que la derecha gobierne”.

Alejandro Guillier, en un breve pero pensado discurso tras la votación, dijo que “necesitamos ir a la segunda vuelta con propuestas claras que nos agrupen”, en un claro mensaje dirigido al progresismo en que se abría a incorporar las ideas de Sánchez, Goic, etc., asegurando que “hoy ha quedado claro que en el progresismo (…) somos más. Por lo tanto, ganaremos en diciembre”, dijo, afirmando que él hoy toma la batuta del cambio.

“Necesitamos ir a la segunda vuelta con propuestas claras que nos agrupen a todos, para que todos se sientan parte de los que será mi gobierno: el gobierno de la gente”, remató, al paso que agradecía los llamados de respaldo de Ricardo Lagos, Carolina Goic y Beatriz Sánchez, a quienes mandó un mensaje claro:  “Las puertas están abiertas para todos. Espero recibirlos en casa para llegar a La Moneda”.

La descentralizada segunda vuelta

Radiografía a las regiones que pueden marcar la diferencia

Los análisis de las elecciones presidenciales suelen enfocarse en cifras gruesas, generales, sin entrar en mayor detalle del por qué ese resultado no es muestra de una uniformidad a nivel de todo el país.

Se solía decir que el norte era bastión de la centroizquierda así como regiones del sur y Valparaíso de la derecha, en que históricamente los apoyos a los representantes de esos sectores resultaban patente. Esta vez, si bien quedaron resabios de aquello, hubo factores puntuales, como el efecto Sharp en el puerto o el regionalismo puro en Arica Parinacota, por ejemplo, que rompieron las tendencias. También en Punta Arenas Goic hizo valer la localía.

Se trata de las zonas donde se hizo patente una fuerte presencia de la centroizquierda unida o donde incluso la suma Piñera-Kast bordeó el 50% de los votos. Allí los candidatos deberán poner toda su fuerza, pues cada voto importa.

Región de Arica y Parinacota

Desde hace muchos años la “ciudad de la eterna primavera” se ha transformado en una zona inestable para los candidatos de los partidos políticos tradicionales, tal como ha ocurrido en elecciones recientes. Aquí el representante de la derecha no tuvo su mejor desempeño electoral.

La candidatura de Sebastián Piñera tuvo cerca de cinco puntos porcentuales menos en esta región que a nivel nacional, lo que sigue la tendencia que ha tenido Arica y Parinacota en el pasado. Piñera alcanzó el 29,21% de los votos, muy por debajo de la media nacional y Guillier y Sánchez mantuvieron el margen de distancia entre ellos, pero aumentaron respecto a su media país.

Marco Enríquez-Ominami también obtuvo un mejor desempeño en Arica y Parinacota, algo muy similar a lo ocurrido en 2009. Sumados Guillier, Sánchez, ME-O y Goic rozan el 60% de los votos.

Región de Atacama

Si bien históricamente la región de Atacama ha dado mejores resultados a los candidatos de centro e izquierda, lo que esta vez también se demostró en la votación de Guillier, con casi 4% más que en su promedio nacional, no dejó de sorprender que esta fue una de las pocas en que Piñera superó la barrera del 40%.

La incidencia de la elección parlamentaria en la región sin duda fue un elemento que generó la variación, debido al buen desempeño de los aspirantes a congresistas de la derecha que “arrastraron” a Piñera. Por ello la proyección es que dicha votación sea más bien a la baja que al alza en la segunda vuelta para Piñera.

El factor Sánchez, con algo más del 18% de los votos y la fuerza de la senadora DC electa Yasna Provoste, pro Guillier, auguran a lo menos a mantener y superar los resultados obtenidos por el progresismo, algo superior al 55% del electorado.

Región de Valparaíso

Aquí quedó acreditado quizás de manera más palmaria que el Frente Amplio ha comenzado fuertemente a institucionalizarse. El factor Sharp dejó de ser un mero accidente electoral para transformarse en tendencia (incluso obteniendo el único senador del FA), pues esta es una de las regiones en que Beatriz Sánchez superó a Alejandro Guillier y además Piñera cayó al menos en dos puntos porcentuales.

Sánchez superó en varios puntos su desempeño a nivel nacional, llegando al 25,83%. El progresismo sumado remonta levemente el 58 por ciento de los sufragios.  

Región del Biobío

Paradojalmente, dada las características de una zona universitaria, vanguardista y que fuera incluso cuna del Movimiento de Izquierda Revolucionaria en los sesenta, Beatriz Sánchez, incluso oriunda en parte importante de su vida en la zona, tuvo un desempeño bastante menor a lo esperado, con 15,97% de los votos.

Las teorías apuntan a la debilidad de la lista parlamentaria del FA, a que esa región es nicho de Alejandro Navarro que disputa electorado al frente, etcétera, pero lo claro es que incidió en cuatro puntos menos que podrán ser incidentes en la segunda vuelta.

Ello, porque la candidatura de Sebastián Piñera sumada a la de José Antonio Kast casi llegan al 50% del electorado del Biobío, zona bastión de los Van Rysselberghe, que esta vez se hizo sentir. Guillier y ME-O mantuvieron la media nacional y Goic superó levemente su resultado nacional, en un sector donde el alcalde de Concepción es demócrata cristiano.

Región de la Araucanía

En esta zona quedó patente que el discurso duro de “correr balas” prendió, con un José Antonio Kast superando los doce puntos porcentuales y Piñera el 40%.  “Hay un voto de derecha ultra que a lo mejor se sintió identificado con el discurso de Kast respecto al a militarización de la Araucanía”, dijo el analista Mauricio Morales.

No es nuevo el apoyo preferente en esta región a los candidatos de derecha, donde la “dinastía de los Becker” ha marcado tendencia desde los tiempos de la dictadura. Se recordará que fue una de las pocas donde ganó el Sí a Pinochet.

Este será un lugar en que la candidatura Guillier deberá jugarse por recuperar apoyo y, sobre todo, reencantar a la Democracia Cristiana, con una importante incidencia en la zona; mal que mal es la única candidata de centro e izquierda que eleva su votación. Todos los demás del sector la bajaron, en particular Beatriz Sánchez, que tuvo su peor escenario, apenas superando el 12% de los sufragios.

Región de Magallanes

Se esperaba que esta región mostrara, al igual que el Biobío y Tarapacá, un resultado de nicho fuerte, tratándose de las zonas en que Carolina Goic es senadora y Gabriel Boric es diputado, cumpliéndose la tarea, pues la candidata DC dobló su votación a nivel del país.

Por su parte, el ex dirigente universitario pudo traspasar sus votos a Sánchez, que superó en dos puntos porcentuales su media país, mejorando al menos en parte la pésima transferencia de sufragios que había ocurrido el año anterior en las elecciones municipales, donde el Frente Amplio tuvo un mal desempeño.