Le guste o no al actual Presidente de la República, le agrade o no a sus seguidores y votantes, Boric al igual que Piñera ha comenzado con la misma posición y discurso que quien le entregó la piocha de O’Higgins el 11 de marzo, ello tanto respecto de la postura oficial frente a las iniciativas parlamentarias de retiro del 10% de las AFP, como respecto del retraso de un plan económico potente que más que desincentivar los retiros los reoriente, dando una respuesta de corto y mediano plazo a los vaivenes de una economía, según nuestros antecedentes y opinión, en manifiesta estanflación, y que de no mediar ingenio y cambio de paradigma devendrá en una lamentable recesión que se puede prolongar más de lo esperado.
Efectivamente, ya en enero de este año el respetado economista y ex Ministro de Hacienda a principios de los años 90, Alejandro Foxley Rioseco, fue de los primeros en advertir el peligro de estanflación en nuestro país, curiosamente en una ceremonia en homenaje al Presidente del Banco Central, y futuro Ministro de Hacienda, Mario Marcel Cullell, ocasión en que Foxley junto con alabar la credibilidad de Marcel y la del Banco Central le señaló pública y expresamente a aquél - citamos textual - ... “corresponderá adelantarse para compensar el alto riesgo de estanflación ....” Y Foxley no ha sido el único, pues para Klaus Schmidt-Hebbel la guerra Rusia-Ucrania acrecentó fuertemente el escenario de, a nuestro juicio, actual estanflación, al punto de anticipar una gran posibilidad de recesión este año 2022.
Para los lectores no tan familiarizados con el término estanflación, diremos que él denota la combinación de dos situaciones poco queridas, a saber: escaso crecimiento y descenso del mismo con un alza sostenida de la inflación o, en otras palabras, recesión más inflación, situación que afirmamos está, a pesar de existir voces disidentes de dicha realidad, ocurriendo en Chile y profundizándose rápidamente. Por lo mismo, el precio del petróleo y otros commodities tan importantes como el cobre o el trigo seguirán al alza y ello contribuirá a aumentar las presiones inflacionarias en Chile y en el resto del mundo.
De existir una mala apreciación de las causas del shock inflacionario que estamos viviendo, el que debe su existencia, esencialmente, a una restricción de oferta y no a un tema de demanda por consumo de bienes y servicios de distinto tipo, tendremos malas o deficientes soluciones y ello en hora buena, todo indica, el Banco Central lo habría considerado al subir menos de lo esperado la Tasa de Política Monetaria y anticipar hacia adelante menores alzas de tasa y estabilización de la misma.
Por otra parte, cuando el shock inflacionario tiene su causa en la oferta, entonces instrumentos como el IFE o los retiros de 10% lo aceleran considerablemente, ello toda vez que ese tipo de decisiones terminan sacando gente del mercado laboral o ralentizando su ingreso, produciendo una baja de producción que contribuye aún más al shock de oferta y, como corolario, al aumento de los precios de bienes y servicios.
En suma, mucho dinero y poca o baja producción sube más aún los precios, y si el Gobierno y el Congreso no son capaces de percibir ello con total claridad, caerá en la trampa de apostar exclusivamente por el mecanismo de alza de las tasas de interés, mecanismo que producirá un aún mayor encarecimiento del crédito y acceso al capital de trabajo para la pequeña y mediana empresa, pues la grande simplemente o asumirá dichos mayores costos u operará con capital propio - difícil - o, simplemente, se abstendrá de nuevas inversiones. En suma, aumento aún mayor del shock de oferta y mayor contracción económica de la actividad productiva, incentivando, fuertemente, el tránsito de la actual estanflación al advenimiento de una lamentable recesión. Como hemos dicho, creemos que el aumento no tan fuerte como se esperaba por el Central de la Tasa de Política Monetaria da cuenta de la internalización de este fenómeno, al menos, por la autoridad monetaria.
Y por eso sostenemos la urgencia de un cambio de paradigma, donde los problemas se transformen en una oportunidad y donde el Gobierno y, muy especialmente, el Ministro de Hacienda, asuman que existen otras alternativas y que el considerarlas no le cuesta plata al fisco.
Concretamente, sostenemos que es una alternativa que cambia el paradigma el considerar usar el mecanismo de los retiros de fondos desde las AFP para enfrentar la recesión que viene, pero con un enfoque de reactivación no vía aumento del consumo interno, sino vía reactivación, por ejemplo, del sector construcción, el que es por lejos el más intensivo en requerimiento de mano de obra y materiales e insumos de todo tipo y, por tanto, de mayor impacto reactivador de mediano y largo plazo. La propia Presidente del Banco Central, Rosanna Costa, ha dicho en entrevista al diario El Mercurio, citamos textual: “la primera señal de lo que está sucediendo en la inversión lo marca el sector construcción.... por ejemplo, se encarecen las tasas de interés, las condiciones para la compra de viviendas se endurecen y bajan las ventas de viviendas ...”
Para ello el gobierno debería allanarse a legislar lo que aún sin su anuencia se legislará igual, pero reenfocando las diversas iniciativas de retiro de fondos presentadas en el Congreso, de manera de transformarlas en contributivas al esfuerzo de reactivación que planteamos como indispensable.
Bien haría el Congreso, por tanto, y más aún el Gobierno, si permitieran apalancar los recursos de los retiros de las AFP para la adquisición de viviendas como, asimismo, para pagar deudas hipotecarias e, incluso, deudas de arrendamiento que en muchos casos rebotan en mora hipotecaria, incluida la posibilidad de amortización de deuda hipotecaria pura y simplemente, decisión que iría en línea con la preocupación de baja en la inversión que ha planteado la Presidente del BC.
La decisión anterior, además de permitir terminar con el mayor conflicto de los últimos años entre el Congreso y el Ejecutivo, ayudaría a la reactivación necesaria para enfrentar la recesión que se avecina y posibilitaría un “calce de activos”, como bien lo ha sostenido el Senador Pedro Araya en su reciente e interesante columna en el diario digital Cambio21, la que lejos de ser combustible para la inflación da holgura a los hogares de miles de chilenos al salir de su mora hipotecaria o amortizar esa deuda e, incluso, posibilita el sueño de la casa propia al disponibilizar recursos para el pie de la tan esperada vivienda.
Para que esta solución sea robusta coincidimos, también, con el Senador Araya en su propuesta de transparentar el mecanismo de los retiros para que ellos sean efectivamente de un 10%, terminando con los retiros por el 100% de los ahorros de quienes menos tienen y que terminan simplemente pulverizando las cuentas de capitalización individual más pequeñas, ello toda vez que junto con eliminar el total del ahorro del afiliado, se suprime el potencial de rentabilidad de los mismos ahorros.
Junto a lo dicho, es de toda lógica, si pretendemos reenfocar el mecanismo de los retiros, transformándolos en una herramienta concreta de reactivación, que como bien sostiene el Senador Araya, se eliminen los techos de los retiros, de manera que ellos sean siempre de hasta el 10% de los saldos acumulados cuando tengan por finalidad la de enfrentar mora hipotecaria, amortización pura y simple de deuda o servir de pie para un crédito hipotecario generalmente esquivo ante la falta de ahorro previo.
Lo anterior validaría, además, el retiro del 10% - real en adelante - con impuestos y que el Congreso aprobó ya en una oportunidad, dando así flujo adicional a la caja fiscal, lo que permitiría potenciar la ayuda concreta a la clase media, profundizando, también, y como contrapartida impositiva, en el beneficio tributario vigente, en el global complementario, de rebaja de la base imponible de los intereses de los dividendos hipotecarios que se generen con cargo a la inversión inmobiliaria de los futuros retiros como el que estamos proponiendo, ello permitiendo llevar el dicho beneficio tributario hasta el 100% del total de los intereses por créditos hipotecarios hasta en dos inmuebles por rut - parámetro que por razones técnicas de lata explicación no abordaremos aquí -, idea que esperamos sirva de complemento a la excelente propuesta del Senador Pedro Araya Guerrero.
Como ha sido nuestro espíritu en estos temas, quedamos siempre, por el bien de la economía del país, incluida la economía doméstica o familiar, a plena disposición para poder confrontar ideas y contribuir con otras que estamos ciertos permitirán hacer carne el cambio de paradigma que Chile necesita con urgencia, de manera de transformar el próximo retiro del 10% de las AFP en una real oportunidad de reactivación y de beneficio país.
El próximo retiro del 10% y una oportunidad de reactivación. Por Ricardo Rincón, exparlamentario y Gino Lorenzini, fundador de Felices y Forrados


