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Especial: Un criminal "y valiente soldado" menos en la calle. Cómo el recién extraditado coronel Klug junto a un general asesinaron a 23 trabajadores de Endesa, la mayoría sin militancia política

Foto: El coronel del Ejército Walter Klug

Por Alfredo Peña R.

Era octubre de 1973 y en Los Angeles, al sur de Concepción, un grupo de asesinos con uniforme del Ejército chileno, apoyados por grupos fascistas del grupo para-militar Patria y Libertad, hacían de las suyas con inocentes e indefensos chilenos y chilenas.
Arrestaban en las noches a cualquier persona que hubiese estado a favor de las ideas del gobierno de Allende, incluso muchos de ellos sin militancia política o incluso militantes DC que se oponían a la naciente dictadura civíco-militar de Pinochet. Los de Patria y Libertad usando vehículos fiscales, del Ejército y de Carabineros llegaban junto a los militares a las casas de cientos de chilenos, los allanaban, torturaban a los hombres y mujeres y si no se resistían a sus torturas, los asesinaban en las caballerizas del regimiento de Los Angeles.

"Eran unos salvajes asesinos. No trepidaban violar a mujeres, enterrar corvos a los hombres, quemarlos con cigarros, disfrutaban con las torturas. Y los que más disfrutaban eran el entonces teniente Walter Klug, que después fue ascendido a coronel y uno que llegó a ser general, Patricio Martínez Moena, que parece que más salvajes y más torturadores, a más rango llegan en el Ejército" nos señala una persona que fue detenida en esos años en Los Angeles y que logró salvar con vida y que luego se fue al exilio.


La "valentía" y extradición de un asesino en serie que llegó a ser coronel del Ejército

Este fin de semana llegó a Chile un asesino en serie que dió rienda suelta a sus más bajos instintos criminales a fines de 1973 y los años siguientes.

El "valiente soldado" Walter Ludwig Klug Rivera se dio a la fuga apenas supo que era buscado por la justicia. "Arrancó como rata" diría un titular de un diario de la empresa El Mercurio que es estudiado en universidades extranjeras. Primero salió en forma ilegal rumbo a Colonia, Alemania, por tener doble nacionalidad. Pero se dió cuenta que era vigilado y se fue a Italia.

Y como un nazi cualquiera, se instaló en una pequeña ciudad de Italia, tal como lo hicieron en Argentina, Brasil y Paraguay, los nazis que huyeron de su país luego de cometer los crímenes más abyectos que se conocen en la humanidad. Se instalaban en pequeñas localidades para pasar inavertidos y ahí eran "buenos vecinos".

El criminal Walter Ludwig Klug Rivera se instaló en Parma. Pero el largo brazo de la justicia, logró su captura en la ciudad famosa por su queso. 

El capturado ex coronel de ejército se encontraba prófugo de la justicia desde octubre de 2014, luego de recibir una condena de 10 años de prisión.

El prófugo pudo salir impunemente del país gracias a la liviandad de los tribunales de justicia que le otorgan libertades a criminales procesados por graves delitos, sin tomar ninguna medida de resguardo o precautoria que impida las fugas. Son demasiados los casos de ex agentes de la dictadura que escapan del país o se esconden en sus redes protectoras para eludir las condenas de una justicia débil y complaciente.

Walter Klug fue un agente uniformado de la dictadura militar que hizo su carrera en el ejército y luego del golpe se ensañó reprimiendo, persiguiendo, torturando y asesinando a partidarios del derrocado gobierno de Allende y de otros partidos en la provincia del Bío Bío.

La formación de este delincuente de uniforme


Este delincuente ingresó a la Escuela Militar en 1966 y egresa en 1970 como subteniente de artillería. En 1971 es destinado al Regimiento de Infantería de Montaña Reforzado N° 3 de Los Ángeles, en donde permanece hasta 1975. En el medio, fue encasillado en la Sección II del ejército (SIM) y en tal condición a comienzos de 1973 fue enviado a la Escuela de las Américas a "perfeccionarse" en los métodos de combate al "enemigo interno", que graciosamente impartía el Pentágono de EEUU, en Panamá y Estados Unidos, para adoctrinar y adiestrar a las fuerzas armadas a fin de establecer dictaduras y regímenes como el de Pinochet.

Este oficial es una muestra bestial de las enseñanzas del Pentágono y de un ejército al servicio de unos pocos, fundamentalmente de la derecha. Tras el golpe militar, ya con el grado de teniente, Walter Klug organizó la cacería de personas y creó el campo de prisioneros políticos en las caballerizas del Regimiento de Los Ángeles.

Hasta este recinto eran trasladados todos los prisioneros políticos de la provincia. Primero fueron llevados allí aquellos que estaban detenidos en el Liceo de Hombres de la ciudad, pero enseguida fueron concentrados en este campo aquellos que eran detenidos en las continúas cacerías que organizaba este Klug, los uniformados del SIM y una banda de civiles de Patria y Libertad, que encarnaron la sed de revancha de la derecha chilena.

También las decenas de detenciones que realizaban las diversas unidades de ejército y de carabineros por los campos de la zona, incrementaban el número de prisioneros del campo de Klug. En oleadas sucesivas de jornadas de caza, realizadas entre el 11 de septiembre y el 17 de noviembre de 1973, fueron apresados trabajadores de la Central Endesa El Toro y El Abanico, ubicadas ambas en la comuna de Antuco, al interior de la cordillera en Los Ángeles. La mayoría de los trabajadores detenidos no tenían militancia política.

Los prisioneros confinados en el campo eran salvajemente torturados por Klug y su grupo criminal del Ejército de la sección II en el Regimiento. Allí fueron ejecutados y desde allí se les hizo desaparecer; la mayor parte de los 123 detenidos desaparecidos que registra esta provincia fueron hechos desaparecer desde este recinto. Decenas de casos denunciados ante tribunales han sido investigados o sancionados por la justicia de la región pero en la mayor parte de ellos, Klug ha librado impune; algunos sí han concluido judicialmente con alguna sanción.

Uno de estos casos fue el episodio de las centrales hidroeléctricas de Endesa que fue sustanciado por el ministro Jorge Zepeda Arancibia, de la Corte de Apelaciones de Santiago, que en octubre de 2013 dictó sentencia y condenó a Klug y otros. En el fallo de primera instancia sobre esta causa el ministro señala:

El fallo que condenó a Klug y a otro, un general igual de criminal que el extraditado

«a) Que en el sector cordillerano, al oriente de la ciudad de Los Ángeles, se encuentran ubicadas las centrales hidroeléctricas de El Toro y El Abanico, pertenecientes de la Empresa Nacional de Electricidad, ENDESA.

b) Que los trabajadores de dichas centrales hidroeléctricas, al 11 de septiembre de 1973, en su mayoría residían con sus familias en pequeños poblados rurales de dicha área, formando los pueblos de «Los Canelos», «Rayenco», «Polcura», «Antuco», además de campamentos de trabajo de las Centrales Hidroeléctricas de «El Toro», «El Abanico», y más al oriente, atrás de la laguna del Laja, el de «Cuatro Juntas», sector que era denominado «Mallines del Sol», perteneciente al cajón de Alto Polcura», patronímico del río «Polcura», que corre por el lugar, donde también los trabajadores pasaban algunos períodos cumpliendo sus labores habituales.

Que con posterioridad a la fecha antes indicada, al producirse violentamente el cambio de gobierno debido al Golpe de Estado del 11 de septiembre de l973, los trabajadores antes mencionados, como también el resto de la población civil de dichos pueblos, partidarios del gobierno anterior que es depuesto en ese día, en aplicación y conocimiento de una política del nuevo régimen y en un ataque flagrante de la dignidad humana y de la noción de humanidad misma, fueron perseguidas y detenidas por los agentes del Estado, bajo pretexto de que las víctimas pretendían atacar recintos de detención para liberar a personas privadas de libertad por la autoridad militar y/o atentar en contra de las centrales hidroeléctricas en las que muchos de ellos trabajaban, siendo el destino final de ellas, su encierro o privación de libertad en el Regimiento situado en la ciudad de Los Ángeles o en lugares dependientes de esta unidad, y en definitiva muertas y, en otros casos, hechas desaparecer hasta el día de hoy».

En octubre de 2014 la Corte Suprema ratificó sentencia y condenó por el denominado Episodio Endesa de Los Ángeles al ex general de ejército Patricio Martínez Moena a 20 años de presidio, a Walter Ludwig Klug a 10 años y 1 día de presidio, sin beneficios, y al ex oficial Ismael Espinoza Silva a 5 años con el beneficio de libertad vigilada.

Los ex oficiales fueron sentenciados por el secuestro calificado y homicidio de 23 trabajadores; los asesinados por estos criminales fueron Mario Belmar Soto, César Flores Baeza, Víctor Jerez Meza, Mario Olivares Pérez, Juan Yáñez Franco, y los hermanos Juan Ulloa Pino y Víctor Ulloa Pino; y los detenidos desaparecidos fueron Manuel Aguilera Aguilera, Manuel Arias Zúñiga, José Badillo García, Abel Carrasco Vargas, José Coronado Astudillo, Plutarco Coussy Benavides, Abraham López Pinto, Bernardo Meza Rubilar, Domingo Norambuena Inostroza, Benjamín Orrego Lillo, Wilfredo Quiroz Pereira, Alamiro Santana Figueroa, Manuel Sepúlveda Cerda, Luis Sepúlveda Núñez, Exequiel Verdejo Verdejo y Luis Vergara Corso.

"Ví los muertos en un pasillo"


Un terrible relato de un detenido que quedó con vida hace ver la participación de militares del Ejército y carabineros.

Naldo Sanhueza Saavedra ha señalado en su testimonio que hasta el mes de marzo o abril de 1973 se desempeñó en las obras de captación de agua de Alto Polcura.

Agrega que conoció a la mayor parte de los trabajadores de Endesa, y dado que su padre era trabajador de la misma, ello le permitió contactarse con los funcionarios de distintos lugares, desde muy temprana edad.

En mayo de 1973, Endesa lo trasladó a la Termoeléctrica del puesto de Huasco. Al día siguiente del Golpe de Estado viajó a reunirse con sus familiares en la localidad de Antuco, siendo detenido en su domicilio el 22 de septiembre de 1973, por Carabineros del Retén de Antuco, al mando del sargento Manuel Osses, entre los que se encontraban además, dos amigos suyos, Víctor Jaque y otro uniformado de apellido León.

Fue luego trasladado al citado retén en donde fue agredido con golpes de pie y puño por un carabinero de apellido Fuentes. Allí permaneció en un calabozo solo, toda la noche.

Sintió muchos gritos, pudo observar la presencia de militares en un sector del recinto donde se ubicaban las pesebreras, lugar en el cual se torturaba. Escuchó en un momento determinado, a los militares dar órdenes a un grupo de detenidos a fin de que cantaran "Venceremos", luego de ello, se escucharon ráfagas de metralletas.

Al día siguiente, 23 de septiembre de 1973, el testigo fue sacado del calabozo y conducido por un pasillo, donde señala "se encontraban tirados los cuerpos de Mario Olivares Pérez, prácticamente agónico y de Mario Belmar Soto, (detenido desaparecido) quien al parecer estaba muerto, ya que no se movía, la lengua afuera y sus vestimentas destruidas con barro y sangre; ambos se veían terriblemente torturados", en ese momento le preguntaron al testigo si los conocía, a lo cual respondió negativamente.

Agrega en su relato "Mario Belmar era Director de Endesa y Mario Olivares, a quien todos conocían como "El rucio" era trabajador de Endesa, muy alegre". No los volvió a ver nunca más. Posteriormente a los hechos de su detención, Naldo Sanhueza salió al exilio en donde debió permanecer por espacio de 13 años

Por otra parte, Klug Rivera también ha estado implicado e investigado por el asesinato y la desaparición de otros detenidos desde el regimiento de Los Ángeles, entre ellos Jaime Araya Palominos, detenido en su vivienda por una patrulla compuesta por militares e integrantes de Patria y Libertad; y Luis Cornejo Fernández, ambos alumnos de la sede Universidad de Concepción en esa ciudad que fueron apresados el 18 de septiembre de 1973.

El "valiente soldado" que huye al conocer el fallo


Enterado Klug Rivera de la resolución judicial que lo condenaba a firme a 10 años sin beneficios, escapó del país rumbo a Alemania en donde hace uso de su doble nacionalidad para instalarse a vivir impune en la ciudad de Colonia.

No se tiene antecedentes de si el Ejército chileno le hace llegar su sueldo de uniformado jubilado ($ 1.282.000) vía directa o a través de algún mecanismo indirecto. Dicho recurso también fue usado por otro criminal nazi de la ex Colonia Dignidad, Hartmut Whilhelm Hoop, que escapó de la justicia chilena y se instaló en su originaria Alemania donde goza de total impunidad.

La impunidad de Klug, al menos fue puesta en evidencia con esta detención practicada por Interpol en Italia. 

Este fin de semana, Walter Ludwig Klug Rivera, llegó a Chile y deberá ser presentado por la policía ante los tribunales de Concepción y en la cárcel, se encontrará con el general retirado Patricio Martínez Moena, con quién conversará sobre los sufrimientos que hicieron padecer a esas 23 familias de los trabajadores de Endesa que fueron asesinados a mansalva e inertes y a las más de 125 familias que aún no encuentran a sus seres queridos en la zona de Los Angeles, donde estos criminales fueron los autores de tantos sufrimientos...