Por María Cristina Prudant
Juan Carlos Latorre es actualmente presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (Odca). Fue diputado durante tres períodos con un intervalo cuando en 1998 el Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle lo nombró Subsecretario de Obras Públicas, cargo en el que fue ratificado por el Presidente Ricardo Lagos en marzo de 2000.
Estudió en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, donde ingresó en 1966, obteniendo el título de Ingeniero Civil. Posteriormente se graduó de Magister en Planificación y Desarrollo Regional en la Universidad de Karlsruhe, Alemania.
Desde 1997 ha sido Académico de la Universidad de Chile, gerente de proyectos y consultor de la Cepal y el Pnud.
Latorre conversó con Cambio21 acerca de la situación en Venezuela y la política interna.
¿Cómo analiza usted la situación de Venezuela?Creo que en Venezuela estamos frente a la etapa final de Maduro sin lugar a dudas. Creo que su situación será cada día más insostenible y ojalá que la intervención de los países que solicitan que haya una salida pacífica sea efectiva. Maduro a estas alturas debiera aceptar la necesidad de llamar a elecciones libres y con ello intentar un proceso pacífico de retorno a la democracia.
¿Usted qué opina de la decisión de Piñera de reconocer a Guaidó como presidente? Creo que todos los países que conforman el grupo de Lima han manifestado reiteradamente que el gobierno de Maduro es ilegítimo y en consecuencia atender a las razones constitucionales por las cuales procede el reconocimiento a Guaidó. Era un camino previsible para el gobierno de Chile.
¿Han surgido críticas como la del senador Insulza que dijo que Piñera se apresuró en reconocer a Guaidó porque hay que buscar una salida pacífica?
Las peticiones de diálogo, aquellos que discrepan de la actitud de Guaidó o de los países que lo han reconocido deben pedírsela a Maduro. O sea, es Maduro el que tiene que, de una vez por todas, entender que la salida debe ser pacífica. A mí me parece ridículo que alguien pretenda que eso hay que pedírselo a los que están viviendo la represión, la persecución sistemática, la prisión política y todo tipo de violación a sus derechos humanos de forma sistemática. Creo que es bastante obvio que es el gobierno el que tiene que aceptar.
Resulta ridículo suponer que el llamado al diálogo corresponda hacérselo a una oposición que está siendo sistemáticamente perseguida. Sus principales dirigentes, muchas veces, sometidos a violación sistemática de sus derechos. El llamado debe hacerse al gobierno, a este gobierno ilegítimo que encabeza Maduro, es él el que tiene que entender la necesidad de un diálogo real, verdadero y que posibilite una salida pacífica.
Si uno analiza la historia de los últimos años podrá advertir que, la oposición siempre ha planteado la necesidad de un diálogo para restituir un desarrollo democrático para Venezuela. Su oposición ha sido siempre pacífica, es el gobierno ha usado y abusado de la oposición.
¿A su juicio cuáles son los principales errores de Maduro que tienen a Venezuela en tan mala situación? Lo primero es clarísimo: Maduro no es Chávez. Él tuvo un liderazgo real que se proyectó en Venezuela e incluso hacia el resto de América Latina. Maduro no es un líder que haya tenido la oportunidad de legitimar su liderazgo, simplemente fue casi impuesto por Chávez antes de fallecer, pero sin tener una experiencia política que demostrara su apego a condiciones democráticas y eso es lo que se ha visto desde el inicio de su gestión.
Un desprecio absoluto por las instituciones que conforman un Estado de derecho. Ha tratado, permanentemente de controlar instituciones como las del poder judicial, ha intervenido y despreciado las mayorías legítimas que han sido resultado de elecciones de la Asamblea Nacional. Ha perseguido a los legítimos miembros de los Tribunales de Justicia, muchos de los cuales están hoy exiliados en Chile. Maduro desde un inicio mostró, no sabemos si producto de su propia decisión o de quienes lo acompañaban, la intención de destruir cualquier vestigio de régimen democrático para Venezuela.
¿Usted cree que Maduro entregará el gobierno pacíficamente?Sería mi deseo que él convoque a elecciones en una fórmula que pueda ser convenida con los principales dirigentes de la oposición. La muestra más clara de que él difícilmente estará por este camino es la persecución que en etas horas ha iniciado contra Guaidó y la verdad es que eso muestra también la progresiva debilidad que tiene su régimen que ya no tiene ningún camino que no sea simplemente la represión.
Derechos del agua¿Usted fue subsecretario de Obras Públicas cuál es su posición frente a la discusión que se está dando por los derechos del agua?Es un tema muy sensible, pero evidentemente hay que entender que el agua es un bien nacional de uso público y que cuando se entrega una concesión, obviamente se entrega en carácter de indefinida, pero no necesariamente como un derecho perpetuo y eso hay que defenderlo en la discusión que tenga lugar en el Congreso. Creo además, que esa va a ser una posición muy mayoritaria no solamente representativa de la actual oposición sino que creo que de una gran mayoría de quienes participan en el gobierno.
El senador García de RN defendió que es bueno que los agricultores tengan la seguridad de que son los dueños de los derechos de agua. ¿Qué le parece?
Sí, pero escuché directamente la respuesta del ministro Fontaine y él señaló que los derechos no eran perpetuos.
Respecto a la Democracia Cristiana, es acusada de no ser oposición al gobierno. ¿Cuál es su opinión?
Es indiscutible que el partido democratacristiano, es un partido de oposición. Las posturas que adopta la Democracia Cristiana en forma legítima y atendiendo a sus propias convicciones y que no le gusten a otros partidos de la oposición, a mí me parece que no le resta su carácter de partido de oposición. Creo que la conducción actual de la Democracia Cristiana ha sido certera en adoptar posiciones que paulatinamente permitan recuperar la verdadera identidad del partido y sin ningún complejo ser capaz de oponerse al actual gobierno en todo aquello que estime es necesario hacer, claramente un opositor y eventualmente, en aquellos temas en los cuales puede haber una coincidencia aceptarla.
Me parece que es obvio que ese es el deber de un partido político como el nuestro y creo que la actual directiva está cumpliendo un rol efectivo en esa línea.
¿Usted cree que es necesario que la oposición se una en contra de la derecha para que no vuelvan a ser gobierno? Creo que unirse con aquellos sectores con los cuales se pueda coincidir en un objetivo político, sea este de carácter legislativo o electoral, es algo que tiene mucho sentido en la acción política. Pero, una unidad que tenga solamente como objetivo oponerse, en este caso a una coalición de gobierno sin que tenga definiciones claras, programas y posturas claras en distintos temas, me parece a mí que no tiene ningún sentido político desde la Democracia Cristiana. El costo que ha pagado la DC por verse confundida con posiciones que, claramente no comparte la mayoría de quienes adhieren a la Democracia Cristiana, es algo que tenemos que evitar.
En ese sentido, la actual directiva ha actuado bien. Yo no le tengo miedo a una gran alianza de la oposición siempre y cuando se coincida en aspectos fundamentales. Por ejemplo, me parece vergonzoso que sectores del Frente Amplio y, particularmente del Partido Comunista sigan defendiendo las violaciones sistemáticas a los derechos humanos que se producen en Venezuela, Nicaragua y Cuba. No corresponde. Soy presidente de la Odca, actualmente hay un vicepresidente de la Odca en Venezuela, bajo la protección de la Embajada de Chile desde hace dos años sin poder salir libremente ni a Venezuela ni al resto del mundo.
Hay otro vicepresidente de la Odca que está preso en Cuba sin ningún tipo de juicio, simplemente porque en la época del fallecimiento de Fidel Castro él tuvo algunas acciones públicas que motivaron un acto de represión que dura hasta hoy. Entonces, a mí me parece que no puede ser indiferente para nosotros los democratacristianos ver que sectores del Frente Amplio y del Partido Comunista sigan aceptando violaciones a los derechos humanos en esos países. Y solamente reaccionan cuando eventualmente les afecta a ellos directamente.
La DC y su futuro
¿Cómo ve usted al Frente Amplio como coalición política?
El Frente Amplio constituye una alianza novedosa que sin duda tiene condiciones para representar a sectores importantes de la ciudadanía chilena y la mejor prueba de ello es la votación que han obtenido en las últimas elecciones. Sin embargo, creo que les falta vivir aún un proceso de madurez que mientras no exista les va a jugar en contra tal como se ha visto en los últimos meses.
¿Cómo ve usted el desempeño del gobierno de Piñera hasta aquí?
El gobierno, en general, se marca solo en muchos aspectos – como dicen los futbolistas – no necesita que haya opositores planteando las diferencias para que el gobierno tenga problemas. El gobierno se los crea solos y tengo muchos ejemplos para destacar eso. Desde luego, el cambio sistemático de autoridades que no han dado resultado en los gobiernos locales. Los permanentes errores que se cometen en la forma de presentar algunas de las políticas públicas más relevantes. La dificultad que tiene el gobierno para, efectivamente dialogar con sectores con los cuales pudiera intentar conformar una mayoría en el Parlamento, porque creo que el principal error del gobierno no advertir que no tiene mayoría en el Parlamento y que para gobernar se requiere buscar acuerdos mayoritarios.
¿Cómo ve usted el futuro de la Democracia Cristiana?
Es un camino con dificultades, las que paulatinamente, creo, debieran tender a superarse. Un grupo muy pequeño de personas, recientemente dejaron a la Democracia Cristiana y no han sido capaces de gestar ninguna opción que tenga la más mínima proyección futura. El partido democratacristiano sigue siendo un partido que interpreta a un porcentaje importante de chilenos y que con una voluntad de crear mayorías está llamada a jugar un rol en nuestro país en el futuro. Todo esto se verá fortalecido en la medida en que prontamente tengamos un Congreso que defina claramente nuestra identidad para el trabajo político de los próximos años.